La igualdad como eje articulador del desarrollo
Brasilia: 11 al 16 de julio de 2010
Por: Alba Carosio – Centro de Estudios de la Mujer (CEM-UCV)Brasilia: 11 al 16 de julio de 2010
EL Foro de Organizaciones Feministas (FOF) se desarrolló durante los dos días anteriores inicio de la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que es un órgano subsidiario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), convocada con carácter permanente y regular para identificar las necesidades regionales y subregionales de las mujeres.
El FOF fue organizado por la Articulación Feminista Marcosur con la concurrencia de organizaciones feministas de toda América Latina [1]. Lo primero que se destaca es la diversidad de mujeres que se estuvieron presentes: las tradicionales feministas de segunda ola (años70) pero también las jóvenes con mucho vigor y convicción, con nuevos aires y ganas de tener protagonismo, y especialmente fuertes las feministas afrodescendientes con sus luchas comunes y específicas, las feministas indígenas fundamentalmente de Guatemala y Brasil, las feministas liberales y las de izquierda progresista, radical y tradicional, feministas socialistas y comunistas, feministas activistas, políticas e integrantes de organizaciones no gubernamentales. El ambiente de pensamiento fue antipatriarcal y antihegemónico, y de acción política feminista como lucha por la justicia y la igualdad real, con visibilización de las identidades oprimidas (étnico-raciales, de edad, sexuales, de origen, etc.)Se escucharon intervenciones interesantes y provocadoras, centradas en análisis y propuestas sobre el tema de la XI Conferencia “¿Qué estado para qué igualdad?¨, luego se desenvolvió una plenaria con debates y aportes con el objetivo principal de construir colectivamente un documento a partir de un papel de trabajo, Declaración del FOF, que fue leída en la Conferencia Oficial, frente a las delegaciones de los países. Se presentó una mirada feminista sobre el Estado, los procesos de desarrollo en curso y la igualdad indispensable, la que está pendiente en América Latina.
El debate mostró de manera muy contundente la diversidad de mujeres que están haciendo oír sus voces y planteando sus puntos de vista. Las mujeres que cruzadas por la etnia, por la clase, por la orientación sexual, por la edad, sufrimos específicas opresiones y discriminaciones. En especial, se destacaron con fuerza las visiones de las feministas jóvenes y de las feministas afrodescendientes, y estimulante fue la diversidad multicolor y multicultural que poblaba el auditorio.
TODAS SOMOS HAITI, fue además el lema del FOF, el panel y el documental sobre la situación de las mujeres y del pueblo haitiano fue cargado de emoción, de rabia y de propuestas solidarias. El feminismo latinoamericano se reconoce multicolor, ligado a la emancipación popular, acompañante de los movimientos sociales por la justicia y la igualdad de todas y todos en un continente con profundas desigualdades. “Si la igualdad comienza a ser un horizonte posible en América Latina y el Caribe, es porque cuenta con la presencia de sujetos colectivos con capacidad de resistencia y autonomía para definir sus prioridades y proyectos emancipatorios. Las voces de todas las mujeres, indígenas, negras, blancas, rurales, urbanas, trabajadoras domésticas, discapacitadas, jóvenes, viejas, migrantes, lesbianas, transexuales han sido imprescindibles para repensar y demandar la igualdad, la justicia social y la democracia.” Se trata de un feminismo propio, nuestro, donde se expresan de manera clara problemáticas particulares latinoamericanas ligadas a la pobreza y la desigualdad, a la dependencia de nuestros países, la precariedad y la necesidad de sobrevivir, pero sobre todo a la propuesta y aportes de las mujeres para lograr modelos alternativos de vida, y un proyecto civilizatorio alternativo.
El martes 13 de julio, comenzó la XI Conferencia con representantes gubernamentales[2] de los países miembros, con el discurso magistral de Michelle Bachellet y bajo la memoria de Mercedes Sosa, la “Canción con todos” fue cantada por la sala plena con las manos unidas, un momento admirable de emoción y la sincera esperanza. Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, honró la mejor tradición cepalina planteando que “la igualdad es titularidad de derechos, que el Estado juega un rol insustituible en el logro de umbrales mínimos de bienestar y que la igualdad no resta impulso ni recursos al dinamismo económico”, destacando como camino para la igualdad de las mujeres la redistribución del trabajo total, vale decir, del trabajo no remunerado y del trabajo remunerado. Entre los logros en igualdad para las mujeres de la región, destacó la creación de los mecanismos de género y la centralidad de la igualdad de género en las Constituciones de Bolivia, Ecuador y la República Bolivariana de Venezuela.
La posición de CEPAL se presentó en el Documento “¿Qué Estado para qué Igualdad?”, donde se destaca que desde la Conferencia de Beijing, la región ha vivido crisis pero también su más notable período de bonanza económica, que terminó con la reciente crisis global. En la primera década del 2000, América Latina ha tenido importantes logros en disminución de la pobreza, hubo crecimiento económico y mejor distribución. En el aspecto de participación política: 10 países latinoamericanos han tenido presidentas mujeres, 22% de los puestos legislativos son ocupados por mujeres (se destacan Costa Rica: 37%, Argentina: 40% y Cuba: 43%). Un importante problema en la región es la maternidad adolescente: ha aumentado o se ha mantenido igual en casi todos los países. La mortalidad materna sigue siendo alta, con grandes disparidades entre países, es especialmente grave en Haití. El ingreso de las mujeres al mercado laboral ha tenido un crecimiento notable entre 1990 y 2008 en las zonas urbanas: la tasa de participación económica de las mujeres ha pasado del 42% al 52%. La inserción laboral de las mujeres es precaria, con ocupaciones flexibles e informales, como los empleos de tiempo parcial o los empleos a domicilio, están expuestas a subcontratación. Y persiste la adjudicación exclusiva a las mujeres de las tareas de cuidado del hogar y las familias, hay una gran debilidad de servicios de cuidados, el trabajo no remunerado sigue ausente de los análisis económicos, sobre esto hay un “silencio estratégico”. Para lograr la armonización entre la vida familiar y laboral: es necesario redistribuir el trabajo de cuidados entre el Estado, el mercado y las familias. Finalmente, indica que para el logro de la igualdad es indispensable una nueva ecuación entre Estado, mercado y familia para la igualdad, y un Estado que promueva políticas públicas que resuelvan la carga del trabajo no remunerado y de cuidado que recae sobre las mujeres. Una esfera de especial preocupación es la relativa a la discriminación de las mujeres pobres, indígenas y afrodescendientes, cuya situación de desventaja resume las múltiples desigualdades que caracterizan a la región.
Por su parte la Declaración del Foro de Organizaciones Feministas planteó que “En el marco de un nuevo modelo de desarrollo los Estados deben fomentar transformaciones socioculturales y productivas que aseguren una relación sustentable con la naturaleza, la preservación de los bienes comunes de la humanidad y la pluralidad de las culturas” y exigió justicia social e igualdad étnico-racial y de género, la protección de los derechos humanos, la erradicación de la violencia contra las mujeres, la provisión de servicios que libere a las mujeres de la responsabilidad exclusiva del trabajo de cuidado y promueva la corresponsabilidad, la seguridad y previsión social universal y pública a todas las mujeres, la equiparación del trabajo doméstico en la legislación laboral, educación pública de calidad para la igualdad, laica, no discriminatoria, no sexista, no lesbofóbica, no racista, intercultural y bilíngue, despenalización y legalización del aborto con acceso a servicios públicos de calidad, mecanismos efectivos de promoción de la participación, acceso a los espacios de poder y decisión de todas las mujeres y en particular las negras, indígenas y jóvenes.
Se desarrollaron varios paneles de alto nivel:
* Panel de alto nivel: ¿Qué Estado para qué igualdad?
* Panel 1: Empleo, responsabilidades familiares y obstáculos socioculturales a la igualdad de género en la economía
* Panel 2: Políticas de desarrollo y tiempo de las mujeres
* Panel 3: El empoderamiento económico de las mujeres: acceso a las tecnologías y a los activos productivos y financieros
* Panel 4: ¿Después de la crisis, qué?
* Panel 5: El empoderamiento económico de las mujeres: los grupos más vulnerables
* Sesión especial Haití-Chile: (Re) construir la igualdad
Se destacaron entre otras, las participaciones de Virgina Vargas, Helena Hirata, Antonella Picchio y Carmen Beramendi, todas concordaron en que la participación laboral de las mujeres está grandemente dificultada por las labores de cuidado y que el Estado debe asumir la responsabilidad por la inclusión social garantizando el acceso a servicios sociales de calidad. “Pero esto tiene también una dimensión ética que debe promover la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en la vida pública y privada y avanzar en la idea de ir a un Sistema Nacional de Cuidados donde el tiempo de las mujeres no sea (como en el período neoliberal ) una de las principales variables de ajuste” (C.B.)
Se presentó el ISOQUITO surge como iniciativa de la Articulación Feminista Marcosur y busca establecer las bases del seguimiento de los acuerdos alcanzados en el Consenso de Quito, en agosto de 2007. Enfatiza en algunas dimensiones fundamentales para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres de la región, resumidas en los conceptos de autonomía física; autonomía en la toma de decisiones y autonomía económica. El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, de la CEPAL es la principal fuente de información en la que se apoya ISOQuito. Los países obtuvieron los siguientes resultados
1º. Argentina, 417
2º. Costa Rica, 358
3º. Chile, 291
4º. Uruguay, 244
5º. Panamá, 236
6º. Venezuela (República Bolivariana), 223
7º. México, 214
8º. Perú, 180
9º. República Dominicana, 178
10º. Ecuador, 170
11º. El Salvador, 147
12º. Colombia, 146
13º. Honduras , 144
14º. Paraguay ,140
15º. Brasil, 133
16º. Guatemala, 073
Finalmente, los gobiernos participantes en la XI Conferencia aprobaron el Consenso de Brasilia, con aportes aportes de la Declaración del FOF, en el cual se reitera la contribución del movimiento de mujeres y feminista de la región en la profundización de la democracia, la construcción de la igualdad real y del desarrollo de la institucionalidad y políticas públicas de género, se reafirma la paridad como condición determinante de la democracia, se considera que el trabajo doméstico no remunerado constituye una carga desproporcionada para las mujeres y en la práctica es un subsidio invisible al sistema económico, que perpetúa su subordinación y explotación, se resalta la significativa contribución de las mujeres, en toda su diversidad, a la economía —en las dimensiones productiva y reproductiva— y al desarrollo de múltiples estrategias para enfrentar la pobreza y preservar los conocimientos, y considerando que los avances en materia de igualdad en la región son heterogéneos y que aún persisten desafíos para el logro de la igualdad de género que demandan inversiones permanentes y políticas de Estado, adoptan los siguientes acuerdos
1º. Para una mayor autonomía económica e igualdad laboral: valorización del trabajo doméstico, políticas universales de cuidado, ampliar licencias parentales, establecimiento de cuentas satélite sobre el trabajo doméstico, políticas activas para la participación laboral, leyes que eliminen la discriminación laboral, equiparación de derechos de las trabajadoras domésticas, políticas de formación laboral, garantizar el acceso de las mujeres a activos productivos, asistencia técnica al cooperativismo y asociacionismo, acreditación de estudios y educación no formal.
2º. Fortalecer la ciudadanía de las mujeres: respeto y protección a sus derechos humanos, libertad religiosa, transversalización del enfoque de género, raza y etnia, aumento de la inversión pública en seguridad social, producción de información estadística desagregada, medidas para mejorar la situación de las migrantes y sus familias, favorecer el arraigo de las mujeres campesinas, reformulación de los sistemas previsionales, sistemas de gestión de riesgos naturales y antrópicos con enfoque de género, étnico y racial, prácticas educativas que transmitan corresponsabilidad, educación a lo largo de toda la vida.
3º. Ampliar la participación de las mujeres en la toma de decisiones: participación igualitaria de las mujeres en la vida pública, medidas de paridad, empoderamiento de las mujeres indígenas, fortalecer la sindicalización femenina, promover la representación paritaria en los parlamentos regionales, crear mecanismos de apoyo a la participación pública y política de las mujeres jóvenes, sin discriminación de raza, etnia y orientación sexual.
4º. Enfrentar todas las formas de violencia contra las mujeres: medidas preventivas, de protección y atención, acceso a la justicia, aplicar medidas para combatir la violencia contra las mujeres que ejercen la prostitución; promover políticas y programas para prevenir la violencia contra las mujeres dirigidos a los agresores y sus familias para evitar la reincidencia, políticas para el cambio de patrones socioculturales.
5º. Facilitar el acceso de las mujeres a las nuevas tecnologías y promover medios de comunicación igualitarios, democráticos y no discriminatorios: mecanismos de monitoreo del contenido transmitido en los medios de comunicación social.
6º. Promover la salud integral y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: incluye revisar las leyes que prevén medidas punitivas contra las mujeres que se hayan sometido a abortos.
7º. Realizar actividades de capacitación, intercambio y difusión que permitan la formulación de políticas públicas basadas en los datos del Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe
8º. Promover la cooperación internacional y regional para la equidad de género
[1] De Venezuela asistieron el CENTRO DE ESTUDIOS DE LA MUJER (CEM-UCV) – Alba Carosio; RED DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES (REVIMU) – Margarita Uzcátegui; MUJER ANALITICA – Aixa Armas.
[2] La Delegación Gubernamental Venezolana estuvo constituida por Nora Castañeda, Viceministra de Estrategias Socio-económicas del Ministerio del Poder Popular de la Mujer y la Igualdad de Género y Presidenta de BANMUJER; Virginia Aguirre, Observatorio Bolivariano de Género y Merlin Pirela del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas y del Entrompe de Falopio.
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