La ocurrencia de numerosos hechos de violencia sexual, con perversidad incluida, fundamentalmente, por el crecimiento de violaciones a menores, sobresale en el panorama que afronta por estos días la sociedad dominicana.
Entre tanto, la cifra global de feminicidios parece haber decrecido, pese a que diversas fuentes dijeron a SEMlac no compartir ese juicio.
Lo cierto es que, pese a la falta de datos confiables y el posible ocultamiento de estos hechos por parte de personas e instituciones, incluidas las propias maltratadas, la conciencia pública ha sido impactada este año por acciones morbosas, como violaciones múltiples, agresiones físicas y heridas previas al acto de penetración.
Y también por una suerte de justificación que, con frecuencia, ofrecen los agresores al ser juzgados: "ella estuvo de acuerdo". Una idea que luego, en nombre de la ley, se convierte en atenuante de que hubo consentimiento, para solo sancionar levemente.
Sin embargo, la magistrada Gloriana Montás, directora nacional de Atención a las Víctimas de la Procuraduría General de la República, sostiene que no hay tal consentimiento, porque la adolescente no tiene una idea clara del acto en que, supuestamente, consiente.
En entrevista con SEMlac, esta joven, pragmática e incisiva, dijo que la reducción este año de los feminicidios en 32 por ciento con respecto a 2008 no la impacta mucho.
"Yo prefiero mirar que este es un problema muy grave que tiene nuestra sociedad. Si hay más mecanismos de combate a la violencia y más formas para proteger a las mujeres, es lógico entonces que la cifra global de asesinadas disminuya".
A Montás tampoco la convencen las formas de clasificar los feminicidios, según las cuales unos son íntimos cuando ocurren dentro de la pareja, y otros no íntimos, que son "los demás".
De acuerdo con esa clasificación, las estadísticas compiladas por la Procuraduría General de la República indican que este año, hasta septiembre, habían ocurrido 145 asesinatos de mujeres, de los cuales 70 fueron infligidos por hombres conocidos de la víctima y 75 por otros hombres o mujeres con quienes las víctimas no tenían ninguna relación pasional. En esta categoría caen robos, riñas, asaltos y violaciones sexuales.
Visto así, habrían tenido lugar 50 asesinatos menos de mujeres respecto a 2008 en la categoría general y 29 menos de los calificados como íntimos.
En este panorama de la violencia de género, una voz autorizada y crítica es la del doctor Héctor Montero, quien después de ocupar numerosos cargos en regiones y provincias dominicanas, labora ahora como gerente de programas comunitarios para adultos en PROFAMILIA, una institución de mucho prestigio entre las ONG.
En diálogo con SEMlac, Montero opinó que las comparaciones con 2008 no son demasiado útiles, porque ese año las asesinadas sumaron la cifra más alta del quinquenio: 204. Para el trimestre final de 2009, el profesor pronostica un posible incremento notable de la cifra, que podría sumar otras 60 mujeres ultimadas.
El médico considera que, en estas estadísticas no se toman en cuenta las mujeres que no mueren de inmediato, sino después, a consecuencia de los daños recibidos en el intento de asesinato, algo que probablemente ocurre también en otros países de la región.
"¿Quién está recogiendo esto?", acota. Se sabe, por demás, que las partidas de defunción evaden o enmascaran el feminicidio, al consignar como primarias las complicaciones resultantes.
Para María Ramos, la abogada que encabeza la Dirección de Políticas de Igualdad de Género en la Secretaría de Estado de la Mujer, si la sociedad percibe que hay más morbo en los crímenes y abusos es porque hay más denuncias. Ramos aseguró a SEMlac que ahora es frecuente ver a madres acompañar a sus hijas a hacer denuncias de situaciones que antes se quedaban en casa, en particular los incestos.
"Pienso que lo que nos está pasando ocurrió siempre, pero al no haber ni los mecanismos ni los registros que tenemos, muy poca gente se enteraba. Ahora se hace público y la cifra de denunciantes es, afortunadamente, mucho mayor porque es imprescindible que la sociedad tenga conciencia de que no puede seguir tolerando la violencia contra las mujeres", dijo.
Vergüenzas inocultables para una sociedad
Las sensaciones de horror y vergüenza que muchos dominicanos y dominicanas experimentan ahora sobre el tema abarcan tres áreas: las violaciones y el escapismo de padres que engendran; la perversidad y el abuso superlativo que padecen niños, niñas y adolescentes, incluso con deficiencias mentales o físicas; y lo que parece ser una escasa toma de conciencia por parte de los órganos de justicia, que se manifiestan con benevolencia al sancionar a feminicidas y otros agresores.
Aunque el tema fue muy amplificado luego por los medios, quien dio la voz de alarma a finales de octubre fue Yakaira Figari, del Semanario Clave, ante el caso de una adolescente con síndrome de Down que fue embarazada y parió una bebita a quien ni reconoce, ni puede amamantar, y que nació sin lo más elemental para vivir. Fue la abuela, Ana Ramona Mezquita, quien tuvo que rogar a personas para reunir algunas ropitas usadas.
La extrema miseria de la familia fue descrita. Dijo la señora que se dio cuenta cuando el embarazo de la hija iba por tres meses y los médicos y médicas, en dos hospitales, temerosos por las sanciones previstas en un artículo de la Constitución recientemente reformada y en el Código Penal, no quisieron proceder al aborto.
Los perfiles dramáticos del caso provocaron varias reacciones de lectores, quienes escribieron sugiriendo que los congresistas que aprobaron esa Constitución y el cardenal católico Nicolás de Jesús López Rodríguez, que la inspiró y presionó, se hagan cargo de esta tragedia y la solventen con sus recursos.
Pero esa carta magna fue reformada y aprobada por un Congreso donde 36 legisladores y legisladoras votaron en contra de condenar a la muerte o al drama a las mujeres, pero también hay uno, Julio Romero, que debió reconocer públicamente, la pasada semana, que violó a una menor con quien procreó un hijo que se negó a mantener. Otras dos muchachas también acusaron de lo mismo al diputado Romero.
Embarazo adolescente y violaciones
Datos de UNICEF revelan que, en República Dominicana, poco más de 25.000 niños, niñas y adolescentes se encuentran bajo la explotación sexual comercial.
Otra parcela de este problema reside en que el porcentaje de adolescentes que son madres o están embarazadas por primera vez, es de 20 por ciento y que esa incidencia es mayor en las adolescentes de escasos recursos económicos, residentes en las regiones más pobres del país, zonas rurales y poblaciones menos educadas, según subrayó en estos días la secretaria de la Mujer, Alejandrina Germán.
La tasa de fecundidad adolescente aumentó de 86 por cada 1.000 adolescentes a 116 en 2002, de acuerdo con las últimas estadísticas disponibles, a partir de de Censo de Población y Vivienda y de la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA) de ese año.
Una hipótesis de importancia académica es la que sostiene la doctora Desirée del Rosario: en conversación con SEMlac, la profesora en Estudios de Género de la Universidad INTEC aseveró que, para ella, "analizar el tema de la violencia trasciende los feminicidios y abarca todas estas manifestaciones que hemos estado viendo en el ultimo año: se visibilizan los abusos contra niñas y se puede hacer inferencia de que por ahí se puede buscar la causa de la elevada cifra de embarazos en adolescentes".
Aunque Del Rosario se expresa con cuidado, puesto que no ha realizado todavía un estudio científico, es indiscutible la lógica de su especulación. Se sabe de sobra que una inmensa mayoría de las chicas que se embarazan sin buscarlo han sido violadas, criterio con el cual coincide la directora del Programa de Violencia Basada en Género de PROFAMILIA, Myrna Fores.
Los patrones culturales que imponen al macho la agresividad y a ellas "dar una prueba de amor", conduce a relaciones fortuitas nada placenteras, pero con la preñez como consecuencia.
La profesora Del Rosario fue muy aguda en su entrevista con SEMlac, al reclamar que la proclamada tolerancia cero, consigna enarbolada por la Procuraduría General de la República, necesita "ser analizada en su real dimensión: ¿es una política?, ¿hasta dónde llegan los esfuerzos porque la justicia sea efectiva?", se pregunta.
"Por eso yo no me concentraría en si hay más o menos muertes reportadas, porque la vida vivida en violencia es como la muerte, sólo que no se puede certificar. Todavía nos falta hacer efectivo el cero tolerancia en salud…", opina.
El peor de los desconsuelos
La desolación y la tristeza que provoca la impunidad está entre las sensaciones peores para quienes tienen en su familia una mujer asesinada en República Dominicana, donde es común el castigo mínimo a la mayoría de los perpetradores.
En estos días, tanto la mencionada experta Myrna Flores como la batalladora abogada feminista Susi Pola están empeñadas en que se corrija la escuálida sanción de dos años al asesino de una muchacha que estaba embarazada.
Con pancartas y reclamos acudieron a una marcha el pasado miércoles 18, demandando la aplicación de la justicia para Roberto Antonio Jiménez, asesino de Bárbara Carolina Amparo, y Edward de la Cruz, feminicida de Julisa Martínez, quien se encuentra en libertad.
En esa manifestación, el Procurador General Rhadamés Jiménez Peña aseguró que los expedientes serían revisados. Se lo dijo a cientos de personas, entre las cuales estaba la mamá de Bárbara.
SEMlac la entrevistó. Compungida, la señora dijo que muchas veces le pidió a su hija que no tolerara los maltratos. "Ella tenía miedo de que él pensara que ella era una 'cualquiera'", relató. Dos meses antes del crimen, Marisa Perdomo conminó muy fuerte a su hija para que denunciara al hombre que terminaría matándola a ella y al hijo, por nacer, de ambos.
La condena a cadena perpetua en casos "excepcionales", como lo serían el narcotráfico y los delitos sexuales, fue demandada el mes pasado por el presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, uno de los legisladores que votó NO a la inclusión del artículo de la Constitución que reza que hay que proteger la vida desde la concepción.
"Favorezco la pena a perpetuidad en casos de excepción, porque hay individuos que son tan peligrosos para la humanidad, para la sociedad, que en el único lugar donde están bien, aun sea costoso para el Estado, es en una cárcel bajo estrictas medidas de seguridad", dijo Valentín al digital 7días.com.do.
* Este reportaje es parte de la Alianza de SEMlac, Isis Internacional y Radio Feminista Internacional para el tratamiento de la violencia de género en los medios.
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