lunes, mayo 04, 2009

¿Dónde quedan las mujeres?. Las “madres” y el Sistema Capitalista.

Fuente: Género y Economía
Desde los inicios de la ciencia, ésta ha intentado “naturalizar” los comportamientos de las personas buscando en raíces genéticas y evolucionistas nuestro ser, buscando incluso comparaciones con los animales.

En la misma línea siguieron cuando intentaron “naturalizar” la ligazón de las mujeres al espacio doméstico, basándose en nuestro papel natural de madres, aportando también una condición natural a dedicarnos a la crianza y el cuidado de los hijos,y éste, se desarrolla dentro del hogar. A lo natural, no podemos oponernos, es decir, nuestro destino es ése y no debemos ir contra las leyes de la naturaleza. A menos, que convenga.

Diversos estudios antropológicos demuestran que cuanto menos separados están los ámbitos público y privado, menos desigualdades existen entre hombres y mujeres. De hecho, hay sociedades en las que los espacios público y privado ni siquiera están concebidos como lo hacemos nosotros desde nuestro pensamiento occidental, o ni tan siquiera existen como tal. En todo caso, desde una línea de pensamiento marxista, se defiende que en las sociedades preclasistas se dan menos desigualdades entre géneros que en las sociedades con clases.


La sociedad de clases, define la familia como una unidad social natural, pero esta unidad viene definida por diversos autores antropológicos como la existencia universal de una unidad madre-hijo, donde se supone que la paternidad es un constructo social pero la maternidad es natural, biológica, porque somos las mujeres las que damos a luz, y ese es un hecho que no se puede negar.

Ahora bien, el concepto de maternidad no se nutre sólo del hecho de dar a luz, sino que da también por natural el cuidado y la crianza de los hijos, y esto no está tan claro. La sociedad británica de la época victoriana sirve como ejemplo para refutar esa afirmación. En esta sociedad, las mujeres de clase alta no podían trabajar y estaban relegadas al ámbito doméstico, lo que no suponía ni que se dedicaran al cuidado de los hijos ni muchísmo menos a las tareas del hogar. Surgen la figura de las “nannies”, auténticas cuidadoras de los hijos de esas mujeres y dedicadas a la crianza. Es más, esa ligazón natural ni siquiera correspondía a la realidad, ya que, como he dicho antes, quedarse en el hogar era un privilegio de las mujeres de clase alta, pero la mayoría de las mujeres trabajaban fuera del ámbito doméstico.

Ni siquiera el hecho de dar a luz convierte la maternidad como algo natural, y por ende, nuestro relego al espacio privado. Existen culturas en las que se dan determinadas creencias respecto al parto y posparto, y éstas afectan tanto a hombres como a mujeres. Incluso algunos los hombres simulan la menstruación y se creen con la capacidad de concebir hijos. Son por tanto la maternidad y la división de espacios constructos construidos socialmente, por lo tanto no inmutables ni naturales. O lo que es lo mismo, no es nuestro destino estar ligadas al espacio doméstico sino que es una construcción occidental, defendida a fin de mantener las desigualdades entre hombres y mujeres.

Pero aún hay más. Estamos en una sociedad donde la igualdad de oportunidades es latente, se hace ver que todos los individuos tenemos y poseemos las mismas posibilidades de desarrollarnos, haciendo de la valía personal el eje central de ese desarrollo. Este sistema, donde uno llega donde puede llegar según lo que uno valga, también está diseñado para mantener las desigualdades entre hombres y mujeres. Pues mientras las mujeres sigamos estando ligadas “naturalmente” a nuestro papel de madres, cuidadoras y el hogar, no estamos en las mismas condiciones de competir con los hombres en el terreno laboral, lo que va a reforzar la idea de que si no llegamos es porque no valemos, porque las oportunidades están ahí. Y por tanto, el sistema va a seguir apoyando con datos la idea de que la mujer es inferior al hombre, y que esta inferioridad es dada por la propia naturaleza.

A todo esto apunto un último comentario que de algún modo tengo que desahogar. La crisis económica mundial ha propiciado diversas manifestaciones en todo el mundo en contra del sistema capitalista, manteniendo la defensa de que si el sistema da lugar a crisis como ésta, es que no es un buen sistema y deberíamos sustituirlo por otro. Pero en los motivos expuestos y contenidos del discurso manifestante ni un sola mención en relación a lo que el sistema capitalista hace sobre las desigualdades entre géneros. Y entonces ¿dónde quedan las mujeres?, ¿donde están nuestras manifestaciones, las propias, contra un sistema capitalista que, con todo lo que hemos aprendido desde nuestros estudios de género, sabemos que ayuda a mantener las desigualdades entre hombres y mujeres? .

user_images_file_name_51931Y entendí, que no todas las mujeres acceden al conocimiento de la forma que lo hemos hecho nosotras, y que, por supuesto, desde las estructuras que se sustentan gracias al sistema no van a mostrar esa realidad, porque simplemente no interesa. De aquí la importancia del conocimiento como motor inicial del cambio, y la adquisición del mismo lleva consigo la responsabilidad de difundirlo al resto de la sociedad, pues un grano de arena no hace una playa.

1 comentario:

♫ En El Palacio De La Risa Y El Dolor ♪ ☆ dijo...

EY! muy bueno, les tomo prestado la imagen que está muy bien expresado el hatazgo de la mina.. saludoss mujeres!!