Reconstrucción identitaria y el “nuevo rol” de la mujer en la organización político social Mapuche-Lafkenche (1)
Rodrigo Sepúlveda
-Resumen
La relación cuerpo-mujer-indígena como objeto, naturaleza, definible y administrable tanto para el constructo científico, como para el Estado-Nación, supone una desigualdad de naturaleza ontológica, que viene a reivindicar en un orden político, la diferencia sexual en sus características “naturales” e “históricas”. Dicha lógica se concatena a partir de la nomenclatura; identidad, código cultural y representación, que determina todo orden de discriminaciones, definiendo a un otro identificable-identitario, como el escenario “natural” de aquella segunda naturaleza, liberada en la espacialidad y narrada por la interpretación histórica, doblegada y por ende constituida desde un doble antagonismo; sexual y cultural. La presente investigación viene a cuestionar los supuestos que organizan las relaciones de género-etnia, tanto desde el enfoque estructural, como desde la investigación militante, des-nudando desde una epistemología feminista, las contradicciones inherentes a la construcción y pertenencia identitaria, según los roles asumidos por mujeres en uno y otro caso, y su relevancia en los procesos de reivindicación político-social.
-Resumen
La relación cuerpo-mujer-indígena como objeto, naturaleza, definible y administrable tanto para el constructo científico, como para el Estado-Nación, supone una desigualdad de naturaleza ontológica, que viene a reivindicar en un orden político, la diferencia sexual en sus características “naturales” e “históricas”. Dicha lógica se concatena a partir de la nomenclatura; identidad, código cultural y representación, que determina todo orden de discriminaciones, definiendo a un otro identificable-identitario, como el escenario “natural” de aquella segunda naturaleza, liberada en la espacialidad y narrada por la interpretación histórica, doblegada y por ende constituida desde un doble antagonismo; sexual y cultural. La presente investigación viene a cuestionar los supuestos que organizan las relaciones de género-etnia, tanto desde el enfoque estructural, como desde la investigación militante, des-nudando desde una epistemología feminista, las contradicciones inherentes a la construcción y pertenencia identitaria, según los roles asumidos por mujeres en uno y otro caso, y su relevancia en los procesos de reivindicación político-social.
-La sexualidad en la interpretación de la cultura mapuche
"EL Gran Poder: Füta Chaw, envió a una estrella- hija suya- con figura de varón para poblar el desierto de la Tierra. El hombre cae de cabeza al árido suelo volcánico y queda inconsciente.
Ante esta contingencia que le impedía cumplir su misión, el Gran Poder, decide enviar otra estrella- ahora con forma de mujer- para que lo despierte.
Pero este ser estelar viene mejor dotado que el anterior, como cae de pie, muy bien asentada en lo concreto y en lo real, pero lejos de su compañero celeste y ahora terrestre, las plantas de sus pies disponen de una particularidad: tienen el poder de hacer brotar una mullida alfombra vegetal, y de hacer nacer de ella diversas plantas, flores y árboles de variadas especies.”
“Magia y Secretos de la Mujer Mapuche, Sexualidad y Sabiduría Ancestral”
Ziley Mora (2007)
El análisis de la filosofía mapuche de Ziley Mora, radica en la capacidad de descomponer los elementos “propios culturales” recogidos del habla mapuche, como engranaje socio – lingüístico de su pensamiento, bajo una mirada dialéctica de cada partícula conceptual, de las características, tanto asexuadas como femeninas, basado en un presupuesto dual, cultural e interpretativo, en el cual las partes antagónicas organizadas en narrativas opuestas, el hombre y la mujer, el sexo y la guerra, explican su funcionalidad mutua.
En este sentido, Mora, duplica el intercambio negado del antagonismo sexual, llevándolo a una suma de acontecimientos sexualizados, otredad del vacío intertextual bajo la mirada androcéntrica del hombre arcaico, que aparece saturada de sentido en el coito de la experiencia interpretativa. Es aquí en donde se enmarca mi lectura de la interpretación de la sexualidad en la cultura mapuche, ya que es en esa asexualidad romántica de lo femenino como origen negado, donde se organiza la definición de lo masculino, una vez que esconde las claves según opera la interpretación de la sexualidad “otra”.
La funcionalidad explicativa de dicho “contenido cultural” aparece doblegada en el sensualismo de las formas de la dominación, inherentes a la interpretación del otro sexual, como agregado obsceno que reconoce a ese otro del otro sensual femenino, como continuidad ausente del intercambio en la mirada masculina, que Ziley define como reflejo o teñido de la mujer, equivalente a la victoria en el derecho del hombre, que incorpora la virtud, negando la forma particular de lo femenino, a partir de la visibilización de una magia trascendental secreta, escencializando la forma femenina en el simbolismo universal, que define a lo masculino como significante, tanto desde la historia como del poder.
Bourdieu plantea en este sentido que “la visión androcéntrica se impone como neutra y no siente necesidad de enunciarse en unos discursos capaces de legitimarla”, lo femenino en la interpretación androcéntrica, es el hombre narrado como lo femenino, la verdad del hombre como la negación de la negación de lo femenino, que expone la enunciación de la mujer bajo la posibilidad histérica o bajo la forma explicativa antropológico mágica.
Que la sexualidad de la mujer sólo aparezca una vez que ha sido negada, explica que ante su ausencia tengamos una interpretación femenina del mundo, lo que a su vez permite y concede en dicha virtud el poder a los hombres. El vacío o concavidad fecunda que organiza los destinos del hombre interpelan la construcción de la segunda naturaleza de la mujer, como núcleo libidinal del hombre, proyectado en el registro de la sexualidad femenina puesta en la historia como interpretación, lo que en el ambiente académico se denomina “construcción de género”, aparece aquí como forma sacralizada de cultura, intitulada como “el amor y la sexualidad en la cultura mapuche”.
La discriminación simbólica que define a una cultura, como escenario naturalizado de aquella segunda naturaleza, como un -lo otro- supuestamente liberado en la espacialidad, y narrado por la interpretación histórica de ésta, circunscribe al antagonismo cultural en un doble antagonismo, sexual y cultural.
La sexualidad mapuche y la posesión del guerrero, explica en el análisis antropológico la materialidad de la mujer, y la paradójica hazaña del hombre. La mujer preñada por ejemplo, aparece oculta ante la tribu generando sobre la base de dicha invisibilidad los lazos mágicos que construyen la vida del hombre.
El platonismo de Ziley define a la sexualidad de la mujer a partir de la sujeción de esta al hombre, la mujer sólo aparece en la medida en que es invisible, como hazaña completa, en el correlato de orden económico de la guerra y la ganancia, que justifica la posesión sexual como pura interpretación, como acontecimiento estético, la nauseas y el dolor al parir abren las puertas de su propia clausura, como función explicativa de la hipnosis de la dominación patriarcal, esto es, en tanto naturalización del silencio, en el tabú y la manifestación histérica de la posibilidad femenina como operación negada.
Es interesante que el lugar negado de las prácticas sexuales de la cultura mapuche, hayan su origen en el lugar carente de interpretación, el lugar silenciado como explicación actúa como el síntoma, lo negado aquí define a la hazaña, la “nada del otro” actúa como la interpretación misma en tanto origen, en la recreación de la forma cultural que organiza la dualidad en la economía de la guerra a través de la economía sexual de los cuerpos, transfiguración mágica que define a la victoria del hombre.
En un pasaje (2) Ziley Mora, describe como Calfucura lleva a sus treintitres esposas a una montaña mientras el va a la guerra, dicho acto le permitiría al guerrero conquistar la victoria, la ausencia de sus mujeres supone por un lado un mundo material absoluto, consecuente con el “inmanentismo religioso” del mapuche kimün, pero volcado al infinito bajo la fórmula fenomenal absoluta, negando el registro o huella de la experiencia bajo el supuesto de parir la victoria. Invisibilidad del símbolo, reificado de la condición material de la mujer, según la propia virtud dual visible/invisible del guerrero.
Es así como la ganancia del guerrero es la racionalidad sublimada de la dominación masculina, que define la sexualidad de la mujer a partir de su invisivilización explicativa del mundo, metamorfosis de todos los lugares en el no lugar de la experiencia, que es lo que en definitiva le da el poder sobre el mundo material e inmaterial.
Notas:
(1) Resumen del trabajo y análsis crítico del texto "Amor y Sexualidad en la Cultura Mapuche" de Ziley Mora, parte de mi exposición para el I Congreso Interdisciplinario sobre Género y Violencia.
(2) Mora, Ziley "Amor y Sexualidad en la Cultura Mapuche" en www.dibam.cl
No hay comentarios:
Publicar un comentario