Si el miedo y la destrucción son las principales fuerzas emocionales del fascismo, eros pertenece principalmente a la democracia.
Theodor Adorno: La personalidad autoritaria, 1950
La ideología fascista, se caracteriza por organizar opiniones, actitudes y valores, en torno al prejuicio, contra los diferentes, aunque no en contra todos ellos o ellas, sino contra quienes no tienen poder o son débiles. Prejuicios son las actitudes negativas hacia quienes pertenecen a un grupo, simplemente por su pertenencia. En Venezuela, se viene haciendo un trabajo mediático y de formación para desarrollar sobre todo en las capas medias de la población altas dosis de prejuicios contra las personas de las capas más pobres, que constituyen la base social principal del chavismo. No solamente se las presenta como flojas y culpables de su pobreza, sino principalmente como peligrosas; como tales califican a sus “colectivos”, nombre con se identifican organizaciones de sectores populares, que destacan con este término la visión comunitaria que los anima. Y a su vez se presenta a la Revolución Bolivariana, que ha puesto los recursos petroleros al servicio del pueblo, logrando bajar los niveles de desigualdad, como la enemiga a vencer.
A partir de esta visión, se viene inoculando en la población ideas y sentimientos victimistas y revanchistas, a partir de los cuales resulta sencillo conducir y justificar la furia y la agresión. Se apela a una emotividad, que legitima la renuncia a las consideraciones morales de defensa de la vida. El cultivo del miedo, y el odio consiguiente, es herramienta privilegiada de EEUU, y su aspiración de control ilimitado de la nación venezolana y Latinoamérica toda. En los últimos tiempos, Venezuela se ha plagado de “propaganda negra”, rumores que se desperdigan para que actúen por sí solos, y mentiras que se inyectan en los medios, para que vayan actuando y creando las condiciones subjetivas que alimentan la violencia. Mientras por otro lado, el financiamiento imperial e interno fluye hacia los grupos más radicales de la oposición a la revolución, impulsando de manera muy concreta las acciones de violencia en la calle.
Claras estamos las mujeres organizadas venezolanas sobre el desenvolvimiento actual de un golpe suave, lento o continuado, se trata en resumen, de derrocar al gobierno y restaurar los modelos socioeconómicos y políticos del pasado, con sus élites negadoras del pueblo y entregadoras de la soberanía. Por esto, marchamos el sábado 22 de febrero contra la violencia fascista. Desde nuestra Red de Colectivos La Araña Feminista sostenemos que “Hoy más que nunca reivindicamos la organización popular, el trabajo en colectivo, las organizaciones feministas, la construcción del nuevo Estado Comunal desde las bases, como la mayor fortaleza que tiene la revolución bolivariana. Contra el capitalismo patriarcal y el fascismo, nuestro poder no está en las armas o en las bandas de motorizados que sabemos paga la oposición y que usurpan nuestras banderas y símbolos de lucha, sino en nuestra capacidad de soñar, crear y defender nuestro sueño de una patria/matria feminista libre y soberana que no tenga fronteras en el continente Nuestroamericano”.
Y las feministas latinoamericanas, nos acompañan y fortalecen con su solidaridad. Las integrantes de la Marcha Mundial de Mujeres denuncian que las acciones generadas por opositores internos e internacionales evidencian, cada vez más, una estrategia que anuda viejas y nuevas formas de violencia buscando implantar un ambiente de guerra contra el pueblo. En ella, se combinan la violencia económica, que se despliega con especulación y acaparamiento; la violencia política y social, en forma de desestabilización desconocedora de la voluntad expresada en elecciones; la violencia mediática, que genera desinformación con falsas imágenes sobre la sociedad venezolana; la violencia armada, a través de grupos radicales y paramilitarismo urbano y violencia imperialista que intenta una vez más poner fin a la Revolución Bolivariana y los procesos de integración alternativa en Latinoamérica.
Por su parte, las investigadoras del Grupo de Trabajo CLACSO “Feminismos, transformaciones y propuestas alternativas en América Latina y el Caribe” piden ¡Alto a la violencia golpista en Venezuela! y exigen que las instancias regionales e internacionales cumplan su mandato de garantizar la autodeterminación del pueblo bolivariano, el respeto a sus autoridades electas, y defender los derechos humanos de cada habitante en Venezuela.
Más de 40 organizaciones feministas e individualidades de toda Nuestra América comprometidas con las luchas que las mujeres, las disidencias sexuales, y nuestros pueblos vienen realizando contra todas las opresiones, contra el racismo, el colonialismo, el patriarcado, y las dictaduras del capital, nos expresaron su solidaridad frente a un nuevo ataque fascista contra la revolución bolivariana. Nos hicieron saber que Venezuela no está sola, y nos acompañan en la lucha contra quienes quieren quebrar la fuerza del poder popular, y por la continuidad de la construcción del socialismo feminista.
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