Narciso Isa Conde
Kaos en la Red Este sistema explotador y corrompido se ha hecho experto en honrar superficial e hipócritamente a Minerva Mirabal y sus hermanas. Así acontece con héroes y heroínas de la patria, sometidos a manipulaciones por quienes actúan en sentido contrario a sus ideales y enseñanzas.
Hermosas (¡y subversivas!) mariposas víctimas de una violencia política con fuerte saña machista, ejercida por aquel Estado despótico, capitalista-patriarcal, potenciador de opresiones y discriminaciones.
Cruel respuesta a la rebeldía asumida desde la condición de mujeres capaces de desafiar la tiranía política y el menosprecio de lo femenino emanado de un régimen que concentró todas las inmundicias de la acumulación originaria capitalista y de la masculinización del poder.
Aquel cuádruple asesinato, si bien incluye la violencia de género, fue sobretodo una horrenda represalia al intrépido desafío político a la violencia integral del sistema.
Es obvio el empeño sistémico en reducir la profundidad de esa ejemplar subversión revolucionaria.
Minerva fue de izquierda, pero no lo dicen.
Minerva simpatizó con el marxismo, fue de la Juventud Democrática (creada por el Partido Socialista Popular), abrazó el programa nacional-libertador de los héroes de junio de 1959 (reforma agraria, Constituyente, erradicación de analfabetismo, seguridad social, expropiación de los bienes mal habidos, revisión de la titulación de tierra, soberanía nacional y popular…), pero no lo dicen.
Minerva, en ideas revolucionarias, talento, formación intelectual, valor, audacia…estuvo “alante-alante” –y/o a la par- de sus compañeros de movimiento.
Tan “alante”, que mi madre, que fue su amiga y receptora de sus íntimas convicciones y admirable intrepidez, siempre se refiere a su radicalidad y recuerda una de sus lapidarias expresiones subversivas: “Chelito, si Trujillo me mata, desde la tumba sacaré mis brazos y me lo llevaré.”
Lo que no pudo imaginarse Minerva es que después de “llevarse” al sátrapa, el sistema, dotado de una alta dosis camaleónica, perduraría y continuaría desplegando violencia clasista, económica, social, machista, policial, militar, racista…a granel.
Siempre rompiendo récords de simulación, al punto que ahora -desde su decadente modelo capitalista neoliberal- potencia la perversa relación “carnal” del capital con el patriarcado y sus medios, mientras sus representantes hacen simulacros contra los femenicidios sin abordar ni atacar las causas supremas de su desbordamiento.
Ojala los brazos hermosos y acerados de Minerva vuelvan del “mas allá” para ayudarnos a “llevarnos” de paro a los nuevos opresores.
Kaos en la Red Este sistema explotador y corrompido se ha hecho experto en honrar superficial e hipócritamente a Minerva Mirabal y sus hermanas. Así acontece con héroes y heroínas de la patria, sometidos a manipulaciones por quienes actúan en sentido contrario a sus ideales y enseñanzas.
Hermosas (¡y subversivas!) mariposas víctimas de una violencia política con fuerte saña machista, ejercida por aquel Estado despótico, capitalista-patriarcal, potenciador de opresiones y discriminaciones.
Cruel respuesta a la rebeldía asumida desde la condición de mujeres capaces de desafiar la tiranía política y el menosprecio de lo femenino emanado de un régimen que concentró todas las inmundicias de la acumulación originaria capitalista y de la masculinización del poder.
Aquel cuádruple asesinato, si bien incluye la violencia de género, fue sobretodo una horrenda represalia al intrépido desafío político a la violencia integral del sistema.
Es obvio el empeño sistémico en reducir la profundidad de esa ejemplar subversión revolucionaria.
Minerva fue de izquierda, pero no lo dicen.
Minerva simpatizó con el marxismo, fue de la Juventud Democrática (creada por el Partido Socialista Popular), abrazó el programa nacional-libertador de los héroes de junio de 1959 (reforma agraria, Constituyente, erradicación de analfabetismo, seguridad social, expropiación de los bienes mal habidos, revisión de la titulación de tierra, soberanía nacional y popular…), pero no lo dicen.
Minerva, en ideas revolucionarias, talento, formación intelectual, valor, audacia…estuvo “alante-alante” –y/o a la par- de sus compañeros de movimiento.
Tan “alante”, que mi madre, que fue su amiga y receptora de sus íntimas convicciones y admirable intrepidez, siempre se refiere a su radicalidad y recuerda una de sus lapidarias expresiones subversivas: “Chelito, si Trujillo me mata, desde la tumba sacaré mis brazos y me lo llevaré.”
Lo que no pudo imaginarse Minerva es que después de “llevarse” al sátrapa, el sistema, dotado de una alta dosis camaleónica, perduraría y continuaría desplegando violencia clasista, económica, social, machista, policial, militar, racista…a granel.
Siempre rompiendo récords de simulación, al punto que ahora -desde su decadente modelo capitalista neoliberal- potencia la perversa relación “carnal” del capital con el patriarcado y sus medios, mientras sus representantes hacen simulacros contra los femenicidios sin abordar ni atacar las causas supremas de su desbordamiento.
Ojala los brazos hermosos y acerados de Minerva vuelvan del “mas allá” para ayudarnos a “llevarnos” de paro a los nuevos opresores.
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