El movimiento lésbico (ML) se conformó dentro del movimiento feminista (MF) y dentro del movimiento amplio de mujeres (MAM) y no al interior del movimiento homosexual. Desde entonces, se trata de un movimiento autónomo e independiente.
Por: Yan María Yaoyólotl Castro / Fuente: Araña FeministaA Sara Islas
por su compromiso y entrega
a la liberación de las mujeres.
por su compromiso y entrega
a la liberación de las mujeres.
El movimiento de lesbianas de México inició en 1977 del siglo pasado, un año antes que comenzara el movimiento homosexual en nuestro país en 1978. Además, el movimiento lésbico (ML) se conformó dentro del movimiento feminista (MF) y dentro del movimiento amplio de mujeres (MAM) y no al interior del movimiento homosexual (MH).
Cabe señalar también, que el ML se constituyó dentro del movimiento de la izquierda mexicana y nunca se vinculó con ninguna institución de la derecha, porque su objetivo desde un inicio fue la lucha por la abolición del sistema patriarcal capitalista y la construcción de una sociedad no opresiva y, por tanto, la no adaptación ni integración a dicho sistema.
En un principio, para poder coordinar acciones conjuntas entre el ML y el MH, los líderes homosexuales se opusieron determinantemente -salvo honrosa excepción- a la existencia de una organización exclusivamente lésbica; es decir, a la autonomía política de las mujeres; considerándola sectaria y excluyente [como si las mujeres no contáramos con más de siete mil años de sectarismo masculino y exclusión de la historia humana].
Contradictoriamente, el mismo movimiento homosexual se fue apropiando paulatinamente de la noción “lesbianismo” que tanto había combatido, con el propósito de subsumir a la comunidad de lesbianas-no-organizadas bajo su dominio. Por ello adoptó algunos años más tarde, la denominación: movimiento “lésbico” homosexual (MLH).
No obstante, lo más importante de este hecho no es que el MLH estuviera bajo el control político de los hombres, sino bajo una cosmovisión masculina patriarcal. Por lo cual, aquellas mujeres que participaban en éste o incluso llegaban a cierto liderazgo dentro de él, se autodenominaban “homosexuales-femeninas o mujeres homosexuales” oponiéndose categóricamente a la cosmovisión política del movimiento lésbico.
Lo mismo sucedió años mas adelante con las “mujeres-gays o gays-femeninas” quienes sistemáticamente se han deslindado o combatido al lesbianismo (las Jóvenes Gays o las Gayelle) y menospreciado al feminismo (las generistas gay). Incluso, también sucede actualmente con las propias queer a pesar de su “discurso incluyente”. Volviéndose a repetir el que para apropiarse de la comunidad de lesbianas-no-organizadas, los dirigentes gays se reapropiaron del concepto “lesbianismo” para crear el llamado: movimiento lésbico gay (MLG); evitando de esta manera, la autonomía política de las mujeres… por considerarla sectaria y excluyente.
Este fue el proceso que produjo tanta confusión entre: el movimiento lésbico (ML) y el movimiento homosexual (MH) después llamado “lésbico-homosexual” (MLH), como si ambos fueran un solo y mismo movimiento, reforzando la confusión que ya existía entre “lesbianismo” y “homosexualidad” como si fueran sinónimos. Y después, la confusión entre movimiento gay (MG) y movimiento lésbico (ML) como si fueran iguales. Confusiones que aun prevalecen entre las homosexuales-femeninas, las gays y las propias feministas-heterosexuales.
El ML no se edificó a partir de una concepción homosexual de la realidad sino de una concepción feminista de ésta, porque su punto de referencia no fue “el hombre” sino “la mujer”. Por ello, partió de las nociones: “El feminismo es la teoría y el lesbianismo la práctica”; “el lesbianismo es la expresión más radical de la lucha de las mujeres”; “el lesbianismo es la punta de lanza contra el patriarcado” y de “la autonomía política” como principio organizativo de todos los sectores sociales oprimidos. Por eso, cuando el MLH se apropio del término “lesbianismo”, el ML pasó a autodenominarse: movimiento de lesbianas feministas autónomo (MLF ó MLFA) para marcar una diferencia respecto aquel.
Pero, cuando los empresarios y empresarias capitalistas gays se apoderaron del término “lesbianismo” con el fin de comercializarlo, el movimiento lésbico (MLF) tuvo que utilizar un nuevo concepto: “lésbianismo-feminista” o “movimiento lésbico-feminista” (ML-F) uniendo los dos términos para contrarrestar la degradación que estaba imponiendo el mercado-gay. En lo personal, creé la denominación: lesbofeminismo para enfatizar que el lesbianismo y el feminismo son una y la misma cosa y que por tanto no pueden separarse, como actualmente pretenden las ideologías patriarcales del generismo (reducción de la realidad de las mujeres a la perspectiva de género) y del MDS (mercado de la diversidad sexual).
Este doble juego: negación-y-después-cooptación del lesbianismo, fue posible al geyficarse el propio movimiento homosexual (MH) y por ende, al abandono del feminismo como una de sus tres guías políticas fundamentales -además de la propuesta de cambiar la sociedad a través principalmente del socialismo o del anarquismo, y de su identificación con todos los demás sectores sociales oprimidos-.
Movimiento que perdió la brújula al desviarse hacia un nuevo diseño de estrategia patriarcal: el neo-patriarcado, mismo que se caracteriza por integrar a los propios gays como una parte fundamental del sistema de dominación mundial (entre otros sectores marginados como las mujeres y hombres generistas, el indigenismo, los partidos verdes, etcetera); integración (o desintegración) del MH a través de la comercialización y mercantilización de la sexualidad; cuya culminación es la instauración de la llamada “cultura de la diversidad sexual”.
Este rechazo-apropiación del lesbianismo, fue parte de las nuevas políticas sexuales del nuevo modelo económico de la globalización-neoliberal (capitalismo-salvaje) para la reconstrucción del patriarcado en las nuevas condiciones de la sociedad globalizada posmoderna.
Sin embargo, a pesar de esta ofensiva, es muy importante destacar que el movimiento de lesbianas feministas (MLF) ha mantenido a lo largo de toda su historia su independencia absoluta respecto al movimiento homosexual , después gay y posteriormente gltb. Independencia que ha mantenido a través de la defensa de la autonomía política, es decir: de la autodefinición, la autorganización, la autogestión y la autodirección. Así como también, de la defensa del feminismo como su fundamento político insoslayable y por tanto, su compromiso con la liberación de la mitad de la humanidad: las mujeres, cuya inmensa mayoría aun continúa esclavizada. Por ello mismo, los dos movimientos MLF y MLH se encaminaron a dos objetivos y direcciones políticas totalmente divergentes.
Por supuesto, hay que aclarar que no existe un sólo feminismo sino diversos feminismos, como son: el feminismo de derecha y el de izquierda; el capitalista y el socialista; el burgués y el proletario; el reaccionario y el revolucionario; estatista y anarquista, el blanco y el de color; el imperialista y el anticolonialista y también, el heterosexual y el lésbico; el de las intelectuales y el de las manuales; etc. Por lo cual, el MLF desde un principio se ubicó como parte de los segundos: los feminismos de izquierda, socialista, proletario, revolucionario, anarquista, de color, anticolonialista, antirracista y lésbico (no heterofeminismo), etcétera.
El movimiento lésbico feminista en México ha contado con un trabajo ininterrumpido durante sus 31 años de existencia, a través de muchas organizaciones que han mantenido una actitud crítica frente el carácter misógino y lesbofóbico del movimiento sexopolítico patriarcal, y también frente al movimiento heterofeminista (feminista heterosexual). Además, las lesbianas feministas socialistas y comunistas así como las anarquistas hemos mantenido un combate al carácter capitalista de los mercados gay , gltb y de la diversidad sexual e incluso, de la propia propuesta queer. Movimiento que realmente ha trabajado por la comunidad de lesbianas y no para comercializar con sus necesidades como lo han hecho las gays; ello, porque se ha mantenido dentro del feminismo como la guía política fundamental de la lucha de las mujeres contra la dominación patriarcal.
La aparente inexistencia o ausencia de un movimiento lésbico en la escena pública y política a nivel nacional e internacional se debe a que es un movimiento de mujeres, y la mujer y todo su potencial revolucionario aun continúa bajo tierra; aquellas que han llegado a “empoderarse” dentro de este sistema social en realidad lo que han logrado es: patriarcalizarse [salvo aquellas que por conservar su honestidad y congruencia han sido expulsadas del Sistema o aniquiladas]. La dramática realidad de la inmensa mayoría de mujeres en el mundo continúa siendo profundamente violenta y devastadora.
Además también, dicha “inexistencia” se debe a que en una primera etapa la homosexualización del lesbianismo pretendió cooptar al movimiento lésbico; en una segunda, la gayficación pretendió desarticularlo; en una tercera, la gelebitización, engullirlo; en una cuarta la transexualización, nulificarlo; en una quinta la querización, abolirlo y, sobre todo, en una sexta etapa, la diversidad sexual ha pretendido exterminarlo.
Algo similar ocurrió con el propio movimiento homosexual (MH) cuando se “gayficó”, pasando de ser un movimiento político y revolucionario (cuando incluía la perspectiva feminista, además de la socialista o anarquista) a ser un movimiento civilista procapitalista, ya no “homosexual” sino de “gente” en general, gay: alegre, festiva, vistosa, ligera de cascos, etc. que diluyo por completo la identidad y la lucha histórica homosexual . Dejando de ser paulatinamente un movimiento: MH para pasar a convertirse en un mercado: MG, el mercado sexual globalizado de los hombres -y mujeres patriarcalizadas-.
Bajo dicha cosmovisión “gay” capitalista e imperialista, el lesbianismo también pasó de: la rebelión de las mujeres contra el patriarcado y la construcción de una sociedad no opresiva, a una simple “práctica sexual-genital entre mujeres”, muy divertida = muy gay (como si no existieran siete mil años de esclavitud femenina), y la búsqueda obsesivo-compulsiva de multiorgasmos con todo tipo de penes artificiales (cuando que la sexualidad de las mujeres no es fundamentalmente vaginal y puede prescindir totalmente del falo).
Cuando el mercado-gay (MG) dio un paso mas adelante hacia el mercado-GLTB, la homosexualidad y el lesbianismo quedaron obsoletos ante las grandes innovaciones bisexuales, transgénero y transexuales, las cuales, a falta de una perspectiva política feminista y revolucionaria, abrieron el camino rápidamente a las filias, lo pluri, las polis, lo trans, lo swingers, el lolismo, el zoo, el bondaje, lo flexi, el snuff, BDM, el s/m, los hsh, el 24/7, el XXX, etcétera, conformando la llamada: “diversidad sexual”. Exceptuando por supuesto, aquellos bisexuales, transgénero y transexuales que mantenían y mantienen una praxis (teoría/práctica) anticapitalista y antipatriarcal y se encuentran comprometidos (as) con las luchas sociales.
“Diversidad” donde ya no hay identidades fijas sino eternamente movibles porque no hay universales sino la relatividad absoluta; donde nadie sabe que será al minuto siguiente “estoy y no soy”; donde no hay pasado ni futuro porque no hay historia sino el orgasmo eternamente presente; donde no hay géneros ni sexos sino la trans-versalidad: ni mujeres ni hombres sino “personas”, “P”, “X” ó “”. Ello, aunque la violencia doméstica identifica con mucha precisión quienes son sus víctimas: las mujeres; la mega explotación del trabajo doméstico explota a: las mujeres y el implacable mercado del femicidio internacional (MFI) genocidio sistemático de mujeres, identifica perfectamente bien a sus víctimas: las mujeres.
El MLF, a diferencia del MG (mercado-gay), tenía y tiene muy claro que su objetivo fundamental era y es eliminar a la sociedad patriarcal (incluido el capitalismo) para liberar a todas las mujeres de su esclavitud sexual; es decir, eliminar las sagradas instituciones patriarcales (prisiones de las mujeres) como lo son: la heterosexualidad obligatoria, el falocéntrismo, la monogámica y el matrimonial que constituyen el pilar de La Familia, el fundamento del poder hegemónico masculino; así como eliminar la división genérica entre lo femenino/masculino, la vida publica/privada, el trabajo domestico/ trabajo asalariado, entre otras. Y, por ende, construir los fundamentos de una sociedad futura no opresiva.
A ello, hay que agregar, que el objetivo de las lesbianas feministas socialistas (LFS) y las comunistas (LFC) no era ni es únicamente: las mujeres, sino también la parte femenina de los hombres negada por el patriarcado. Ya que éstas entienden que el feminismo no es una lucha en contra de los hombres sino en contra del patriarcado -del cual forman hoy parte, las mujeres patriarcalizadas-. Para lo cual se requiere la transformación total del sistema económico, político y social y no la inclucion de las lesbinas dentro de éste, pero no solo en beneficio de las mujeres sino también de hombres e intersexos, incluyendo también a bisexuales, transexuales y a los mismos heterosexuales.
Precisamente debido a esta “peligrosidad” que representaba y representa el lesbianismo feminista y particularmente el anarquista el socialista o comunista para el sistema patriarcal-capitalista, es que este último impulsó la desarticulación del MLF y su desviación hacia el mercado-gay (MG) o lésbico-gay (MLG) y más adelante, hacia el mercado de la diversidad sexual (MDS). Despojando al lesbianismo del carácter político y especialmente revolucionario que contenía reduciéndolo a un “asunto sexual” y simple “gestor de derechos civiles” para “mujeres-que-tienen-sexo-con-mujeres”, ello, dentro de la sociedad patriarcal-capitalista sin cuestionarla ni pretender cambiarla.
Para logra esto, el Sistema tenía que, por un lado, eliminar la autonomía política de las lesbianas subsumiéndolas dentro del movimiento gay y GLTB y, por otro, separarlas de las mujeres –como sector social oprimido, la mitad de la humanidad- identificándolas por consiguiente con los hombres: los homosexuales y gays, es decir, la mitad de la humanidad históricamente opresora. Y finalmente, eliminándolas bajo la ideología de la diversidad sexual.
Ideología en la que gracias a la “abolición de las identidades y los géneros” ya nadie sabe quien es, ni que quiere, ni a donde va; ni con quien está: hombre, mujer, transexual , pastor alemán o rotweiler. Y, por lo tanto, impidiendo que las mujeres se pudieran identificar entre sí, fragmentando su alianza política y dejando de nuevo a cada una en el más absoluto aislamiento frente al depredador, violento y misógino mundo neopatriarcal neoliberal.
Paralelamente, el sistema patriarcal-capitalista (llamado actualmente globalización-neoliberal) fue desarrollando dentro del propio MLF una derecha lesbiana (DL) dominada por el mercado-gay (MG) y por el generismo y un amplio sector lésbico de “centro” (indefinido políticamente) controlado por dicha DL porque es la que cuenta con los recursos económicos. Derecha conformada por mujeres gays autodefinidas: “lesbogays” y “lesbigays”; tanto empresarias comerciales (dueñas de bares, discos, sexshops, revistas, travels, etc.); empresarias gubernamentales (senadoras, diputadas, funcionarias y oenegeneras (ONGs u OCs)); como empresarias culturales (intelectuales, artistas y académicas).
Pero por otro lado, se desarrolló la izquierda lésbica (IL) que es la que verdaderamente representa al movimiento lésbico (MLF) y sostiene la lucha de éste sector social contra la opresión tanto patriarcal como neo-patriarcal. Izquierda que conforma a la resistencia política lesbiana (RL), misma que ha permanecido marginal porque se mantiene en la sobrevivencia, dado que se niega a someterse a la lógica capitalista “compra-movimientos” y de lucrar con la comunidad lésbica como lo hacen las empresarias gays. La RL además, tiene que confrontar la negación e invisibilización impuesta por la propia derecha lésbica que es la que ha permitido la gayficación y gelebitización de la comunidad lesbiana .
Dentro de esta izquierda lésbica (IL) existen diversas posiciones políticas: por un lado, las separatistas, radicales, anarquistas, libertarias, autónomas, antirracistas, antiimperialistas, etcétera; y por otro lado, las socialistas, trotskistas, comunistas, revolucionarias, entre otras. Y en medio de estas dos, la izquierda lésbica moderada o reformista así como también la izquierda oportunista (siempre lista a negociar con el Sistema y obtener ventajas personales, la peor de todas). Todas estas sosteniendo el principio de la autonomía política. A su vez, en sus dos extremos se encuentran las separatistas que se niegan a cualquier tipo de alianza con hombres (heterosexuales u homosexuales) por ser patriarcales y, por otra parte, las antirracistas y/o antiimperialistas y las socialistas y comunistas y algunas anarquistas, reivindicando alianzas políticas con hombres pero con aquellos que pertenecen a la clase trabajadora, a razas o grupos étnicos marginados, que son de izquierda y de los pueblos en lucha pero que además, tratan de desarrollar una praxis feminista.
Esto ha permitido que este segundo tipo de organizaciones lésbicas establezcan alianzas políticas con la propia izquierda homosexual (IH) pero conservando su propia autonomía, alianzas en el contexto de la lucha anticapitalista, antiimperialista y antisexista. A la vez, ha permitido que ambos movimientos se unan para cuestionar y confrontar al mercado gay-derechista como enemigo de clase e imposición imperialista en contra de las comunidades tanto de lesbianas como homosexual de trabajadoras (os) y del Tercer mundo.
Frente a toda esta gran confusión creada por el neo-patriarcado, los homosexuales tienen que redefinirse a si mismos conceptual, existencial y políticamente, autorecrearse, autoreinventarse, así como las lesbianas feministas estamos retomando y creando nuevos conceptos y cosmovisiones, como lo es: el anarcolesbianismo, lesbianas re-evolucionarias, ecolesbofeminismo, etc. o la gilania o la ginandria.
Finalmente, ¿que significado tiene el MLF para la sociedad en general y para la humanidad?. El movimiento de lesbianas feministas con perspectiva socialista o comunista (cuestionando al socialismo y al comunismo patriarcales) lejos de ser una propuesta “sexual”, “sectorial” y por “derechos civiles” grupal, marginal y limitada, constituye la propuesta más radical de la lucha contra el patriarcado, entendido éste como síntesis de todos los sistemas de opresión social y ecológica condensados en las nociones globales de: sexismo, racismo, clasismo, imperialismo y ecocidio y sus derivados. Por ello, el MLF constituye la propuesta políticamente más clara para liberar a la humanidad entera de dicho patriarcado, de toda forma de opresión social; por supuesto, al lado y junto a todos y cada uno de los demás sectores marginados, oprimidos y explotados. Ello, a la luz de Lo sagrado femenino.
Propuestas:
* Recuperación del espíritu que dio origen tanto al movimiento de lesbianas como al movimiento homosexual , impulsando una crítica profunda de errores, limitaciones, retrocesos y deficiencias para actualizar avances políticos y sociales.
* Recuperar el carácter político y transformador de cada movimiento sexopolitico en la construcción de una nueva sociedad.
* Impulsar un análisis crítico económico, político y social sobre el mercado gay (MG) y el mercado de la diversidad sexual (MDS) así como del generismo para combatirlos como arma de dominación del sistema.
* Reorganizar a los diferentes sectores sociales que constituyen el movimiento sexo político: lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgéneros e intersexos conservando cada uno su propia autonomía política.
* Establecer una diferencia entre sexualidades-opcionales y las sexualidades-opresivas: incesto, pedofilia, violación, hostigamiento, tráfico, turismo, obligación doméstica, femicidio, prostitución forzada, snuff, etc. que afectan sobre todo al sector de mujeres y al sector de niñas y niños y combatirlas.
* Vincular el movimiento sexopolítico a la lucha de todos los demás sectores sociales en la lucha por su liberación particularmente indígenas, campesinos, obreros, amas de casa, migrantes, jubilados, niñas (os), trabajadores de servicios, pensionados, etcétera. Bajo una visión internacionalista.
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