“El feminismo no es una lucha contra los hombres, ni contra las familias, como nos han atacado recientemente”.
Maricarmen Rello /MilenioEl Cladem llegó a 20 años de lucha en favor de la población femenina en América Latina. Ayer, su coordinadora en Jalisco, María Guadalupe Ramos Ponce, presentó el libro Los derechos de las mujeres en clave feminista, un compilado de las experiencias del organismo.
¿Por qué una red feminista?
Nos asumimos como feministas porque defendemos los derechos de la diversidad de mujeres en la región, aunque estamos vinculadas también con organizaciones donde trabajan varones.
El feminismo es descalificado en diversas esferas, muchas mujeres hoy le temen al término…
Precisamente, por eso lo asumimos plenamente. Tratamos de desvirtuar desde nuestro trabajo esas connotaciones negativas. El feminismo lucha por una reivindicación de los derechos de las mujeres. No es una lucha contra los hombres, ni contra las familias, como nos han atacado recientemente.
¿En qué ha cambiado la lucha feminista?
La reivindicación de los derechos de las mujeres ha sido distinta en cada época, pero seguimos luchando contra un sistema patriarcal, que oprime y resta derechos a las mujeres. Esta estructura sigue vigente pero se va difuminando. Ahora utiliza formas más sutiles de control.
¿Un ejemplo?
El derecho a ejercer cargos de elección popular. Aparentemente alcanzamos cierta equidad con las reformas electorales que aprobaron la cuota de género. Pero, además de que no se logró la paridad, se designan a mujeres espacios donde no hay posibilidades de ganar o en suplencias, sólo para cubrir la cuota. Por otra parte, las que sí acceden a los cargos, luego renuncian a favor de sus suplentes varones. Son las “juanitas”: una forma tan sutil de control que, al final, redunda en que no hay acceso a una verdadera democracia para las mujeres.
¿En dónde prevalece la mayor inequidad?
En todo. En el campo laboral, en el campo social, en el ámbito privado y en el desarrollo personal. Aparentemente se reconocieron derechos a las mujeres conforme se integraron a la vida pública, pero no hubo correspondencia con la incorporación del hombre a la vida privada y esto ha sido sustancial para que las diferencias persistan. Las mujeres pueden llegar a ciertos espacios de trabajo, muy pocas a donde se toman decisiones; pero además tienen a su cargo el hogar, el cuidado de las hijas e hijos y de los adultos mayores, de tal suerte que muchas llevan una doble o hasta triple jornada, pues seguimos asumiendo que las tareas del hogar son tareas de la mujer.
¿Por qué se ha incluido la violencia intrafamiliar en la lucha feminista?
Ha sido muy largo el proceso de reconocimiento de derechos de las mujeres. Es hasta 1993, en la Conferencia de Viena, en que se reconocen los derechos de las mujeres como derechos humanos. ¡Son tan poquitos años! A partir de entonces se reconoce que las mujeres tienen derecho a una vida libre de violencia y a que la violencia no pertenece al ámbito de lo familiar, sino que es un asunto de Estado y que el Estado debe dar elementos de prevención, protección y erradicación de la violencia contra las mujeres.
¿Es la prioridad del movimiento feminista?
Hemos dado un gran paso al impulsar leyes e instrumentos en toda América Latina en busca de una vida libre de violencia para las mujeres, pero yo creo que la demanda fundamental del movimiento feminista es el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, en ejercicio pleno de todos los derechos.
¿Qué ha aportado el Cladem a la lucha por los derechos de las mujeres?
Fundamentalmente, un trabajo sociojurídico. En 20 años, junto con otras organizaciones, hemos logrado la derogación de una gran cantidad de leyes en América Latina que eran discriminatorias de las mujeres, y hemos impulsado la incorporación de normas jurídicas que hacen a las mujeres sujetas de derecho y no objetos del derecho.
¿También hay retroceso en leyes?
Sí, en algunas normas relacionadas con la defensa de los derechos sexuales y reproductivos.
¿Cuál es el mensaje para ellas?
Un reconocimiento para todas aquellas que se han vinculado a la defensa de los derechos de las mujeres. Es importante que las mujeres nos organicemos y nos vinculemos para que el avance sea mayor.
En México, desde 1998
El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem) es una red feminista con presencia en quince países de la región. En México está trabajando desde 1998. Su objetivo es contribuir a la plena vigencia de los derechos de las mujeres.
El Cladem surgió a raíz de la III Conferencia Mundial de la Mujer de las Naciones Unidas, celebrada en Nairobi en 1985, en donde un grupo de activistas se percataron de la necesidad de articular estrategias regionales. Es hasta 1989 cuando el comité se conformó legalmente en Lima, Perú, y alcanzó estatus consultivo categoría II ante la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU).
Por su labor, el 31 de marzo de 2009 Cladem fue acreedor a la tercera edición del Premio Rey de España a los Derechos Humanos. En México, su trabajo logró la primera sentencia de Corte Interamericana de Derechos Humanos, que el 16 de noviembre de 2009 condenó a México por violar los derechos de tres jóvenes asesinadas en un campo algodonero en Ciudad Juárez en 2001. Un fallo histórico relacionado con los cientos de homicidios de mujeres ocurridos en esa localidad.
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