Señala Marcela Lagarde, autora sociopolítica del neologismo morfosemántico feminicidio, que este crimen «es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales conformadas por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres... todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres».
Ana Belén Puñal, por su parte señala la enorme mentira encubierta por el eufemismo "crimen pasional": «No hay crímenes pasionales. Nadie mata por amor. Lo que hay detrás es una situación de poder».
Feminicidio (neologismo formado con el adjetivo antiguo feminino, origen genético de las palabras feminidad y feminismo, cuyo origen latino común es fémina 'mujer: persona del sexo femenino' y el sufijo -cidio 'acción de matar') n.f. 'asesinato de una mujer'; alterna con la forma sincopada por haplología (1)
femicidio. Para introducir este neologismo, sinónimo del anterior, nuestra lengua se inspiró del vocablo inglés femicide, cuyos autores son Radford, Jill y Diana E. Russell, en 1992. Marcela Lagarde emplea también esta forma sincopada, como lo hacen muchos políticos en latinoamérica, pero, con gran sentido pragmático y morfosemántico, prefiere la forma completa feminicidio.
Ninguna de estas dos palabras ha sido incoporada todavía en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Espero que lo sean muy pronto, puesto que en el momento en que yo escribí la primera versión de este artículo, en 1997, el buscador Google encontraba en décimas de segundo las siguientes referencias: feminicidio: 191 000; feminicidios: 153 000; femicidio: 76 400; femicidios: 22 400. En el momento actual, 20.04.09, la versión francesa del mismo buscador encuentra: "environ 218.000 pages en espagnol pour feminicidio. (0,40 secondes); un total d'environ 282.000 pages en espagnol pour feminicidios. (0,30 secondes); un total d'environ 83.100 pages en espagnol pour femicidio. (0,34 secondes); un total d'environ 33.900 pages en espagnol pour femicidios. (0,20 secondes)". El masivo progreso pragmático de estos dos neologismos morfosemánticos indica tanto el avance de la toma de conciencia de este crimen contra la humanidad como la indudable progresión de su virulencia.
El Banco de datos del Español Actual, Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), me responde por Internet, tanto en 1997 como en este mismo momento: "No existen casos para esta consulta". Espero que mis colegas lexicógrafos de la RAE corrijan sin tardar este retraso informativo.
El feminicidio o femicidio es el grado máximo en la escala del 'maltrato de mujeres', maltrato conocido también bajo la denominación hiperónima de 'violencia de género'.
Entre dos denominaciones para una misma realidad (o concepto), llamamos hiperónima 'denominación superior' a la más amplia y menos precisa de las dos, e hipónima 'denominación inferior' a la menos amplia y más precisa. La razón de llamarlas respectivamente 'denominación superior' y 'denominación inferior' proviene del hecho que los lógicos, siguiendo el modelo arborescente de Porfirio, se servían de una representación vertical de los términos. La misma costumbre, reinstaurada por numerosas disciplinas actuales, explica el que se llamen cohipónimos a dos términos que se encuentran situados bajo el mismo hiperónimo.
Semánticamente feminicidio es un hipónimo del término genericidio, introducido en 1985 por Mary Anne Warren, en su libro Gendercide: The Implications of Sex Selection (en castellano: Genericidio: las implicaciones de la selección por sexos). Al ser el término feminicidio cohipónimo del término masculinicidio, bajo el hiperónimo inmediatamente superior genericidio, es normal que se emplee cuando se pretende subrayar el hecho de que la víctima de un homicidio, causado por un varón, es una mujer.
La mujeres adolescentes y adultas, particularmente entre los 15 y los 44 años, corren un mayor riesgo de ser mutiladas o asesinadas por hombres que de morir de enfermedad, de guerra, de accidentes de tráfico e incluso de todas estas causas combinadas.
El Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas (DCAF) indica que demográficamente "faltan" entre 113 y 200 millones de mujeres. Esta pérdida demográfica de mujeres es el resultado de diversos mecanismos feminicidas:
[femicidio] • Aborto provocado de los fetos femeninos, basado en una selección prenatal deliberada.
• Feminicidio infantil, (infanticidio femenino), tolerado o no penalizado, en los países en los que se prefieren los varones a las hembras.
• Privación de alimentación adecuada y de atención sanitaria, que se destinan prioritariamente a los miembros masculinos de la familia y de la sociedad.
• Los mal llamados "asesinatos de honor" y las muertes ocasionadas por la disconformidad de los maridos con el monto de las dotes matrimoniales aportadas por sus esposas.
• Trata de mujeres (compraventa, prostitución, pornografía, etc)
• Esclavización doméstica, uno de cuyos síntomas por antonomasia es la violencia marital, que muchas sociedades toleran, minusvaloran o intentan ocultar, camuflándola con la denominación de 'violencia doméstica'.
• La falta de una asistencia sanitaria adecuada antes, durante o después de un parto produce la muerte de 600.000 mujeres al año: Women in a dangerous world .
Entre un millón quinientas mil y tres millones de mujeres y niñas son víctimas cada año de la violencia masculina, ejercida contra ellas.
El término sincopado femicidio es usado intensivamente, a partir del año 2004, para referirse con una palabra abreviada e impactante a los excepcionalmente frecuentes asesinatos de mujeres, que tienen lugar en Ciudad Juárez (Chihuahua México) y Ciudad de Guatemala (Guatemala). El nuevo neologismo, calcado intencionalmente sobre homicidio, pretende crear la conciencia de que hay que considerar estas muertes como una forma de genocidio de mujeres. Tanto en un caso como en el otro, en el mexicano como en el guatemalteco, la justicia local no investiga los crímenes. La mayoría de las mujeres víctimas de este holocausto son violadas y algunas de ellas mutiladas, torturadas e incluso descuartizadas. Se sabe que en Ciudad de Guatemala un veinte por ciento de las más de quinientas mujeres asesinadas, entre 2004 y 2005, lo fueron de dos en dos, debido a que se quiso castigar con la muerte su "relación íntima" de parejas, según lo atestigua Claudia Acevedo de Lesbiradas. (Ver el testimonio en: Amnesty International).
El término sincopado femicidio ha sido traducido al francés por feministas canadienses, que se han asociado a los movimientos de protesta mejicanos y guatemaltecos. Estas feministas sospechan que hay femicide contra las mujeres indígenas canadienses, ya que desde 1980 quinientas mujeres aborígenes han sido declaradas como desaparecidas o han sido asesinadas. Este número es demográficamente alarmante por su desproporción, dado lo reducido de la población indígena canadiense. Algunos sociólogos explican que estas mujeres son consideradas como un blanco fácil para la violencia machista, porque su raza las sitúa en el nivel más bajo de la jerarquía socio-económica. Los casos de muchas de las mujeres desaparecidas han sido descartados de la investigación policial, por el simple hecho de haber sido consideradas como prostitutas. El escándalo causado por el asesinato de Helen Betty Osborne, en 1971, fue un factor determinante para llamar la atención internacional sobre la inseguridad de las mujeres en Canadá.
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