A pesar de que el "machismo" aún está presente y de que no se puede decir que se haya alcanzado la completa emancipación, la especialista en estudios de género, María Guerra, aseguró la víspera que la situación de vida de las mujeres cubanas y el respeto a su dignidad, no tiene comparación con el resto de los países de América Latina.
Así lo puntualizó al participar en la mesa "Las mujeres cubanas a 50 años de la Revolución", que se llevó a cabo en la Casa de las Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los comentarios de Tamara Barra, integrante del movimiento mexicano de solidaridad con Cuba; Vivian Martínez, agregada cultural de la Embajada de Cuba en México; y la moderadora Ana Esther Ceceña.
Así lo puntualizó al participar en la mesa "Las mujeres cubanas a 50 años de la Revolución", que se llevó a cabo en la Casa de las Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los comentarios de Tamara Barra, integrante del movimiento mexicano de solidaridad con Cuba; Vivian Martínez, agregada cultural de la Embajada de Cuba en México; y la moderadora Ana Esther Ceceña.
El foro, organizado por la Red de intelectuales y artistas en defensa de la Humanidad, estuvo dedicado a Vilma Espín, un personaje fundamental en el impulso de la lucha de las mujeres al crear la Federación de Mujeres Cubanas.
María Guerra, profesora de la UNAM y académica del Posgrado de Estudios Latinoamericanos, recordó que desde las primeras décadas que siguieron a 1959, año en que se realizó la Revolución Cubana, el trabajo creador de mujeres y hombres logró forjar una democracia socialista y una práctica internacionalista.
"El llamado periodo especial (1992-1995), tras el derrumbe del socialismo y el cese de la ayuda que les brindaba la Unión Soviética, llegó a poner en riesgo muchos de los logros alcanzados hasta entonces. Dentro de este proceso, el papel protagónico de las mujeres ha sido fundamental.
"Cuba ha logrado una situación que no tiene precedentes en América Latina porque los beneficios han sido alcanzados por todas ellas y no sólo por una clase o una elite, y se resumen en el respeto y autoridad que tienen hoy las mujeres frente a la sociedad", expresó la investigadora.
Guerra ofreció algunas cifras para ejemplificar el grado de los avances obtenidos por las mujeres en la Cuba Revolucionaria. Dijo que antes de 1959 las mujeres no participaban de la economía agrícola ni en las labores de artesanía, como sucede en otros países del continente. Además, una ideología patriarcal dominante impedía su incorporación en tareas que no fueran del ámbito doméstico.
Indicó que las mujeres conformaban el 13 por ciento de la población económicamente activa en 1953 y miles de ellas trabajaban en el comercio y los servicios; mientras que el 84 por ciento eran amas de casa.
Destacó el hecho de que los índices de mortalidad infantil, desempleo y analfabetismo en la Cuba de Fulgencio Batista eran de los más altos en América Latina.
"Esta situación creó las condiciones para el surgimiento de un movimiento revolucionario que se había venido gestando años atrás. A pesar de esa nula participación de las mujeres en la vida social, laboral y educativa, ellas tuvieron una importante participación política al lado de quienes integraron el llamado movimiento 26 de Julio, varias mujeres desempeñaron un papel heroico en la lucha contra la dictadura", expresó.
Sin embargo, precisó que la experiencia Cubana demuestra que la desaparición del capitalismo no implica la desaparición automática de la discriminación de género, pues el nuevo papel de las mujeres trastocó los antiguos roles y generó contradicciones al interior de las relaciones de familia y de pareja.
"Hay problemas que aún no se resuelven, es difícil erradicar y modificar actitudes mentales ideológicas y características culturales que se trasmiten de una generación a otra.
"No obstante, en la educación superior la presencia de las mujeres revela cambios sustanciales. En 1988, de 30 mil graduados, el 55 por ciento eran mujeres. Lo importante es que las mujeres se integran a áreas a las cuales nunca antes lo habían hecho, como carreras agropecuarias, de ingeniería, mecánica, etcétera", ejemplificó.
Por ello, aseguró, lo que la Revolución Cubana ha dado a las mujeres, a pesar de las fallas o errores, no tiene ninguna comparación con lo que se vive en nuestro país.
"Hay una cita de Fidel Castro que pronunció con motivo de la celebración del 8 de marzo de 1997, que dice: sin la mujer, la obra de la Revolución no hubiera sido posible", afirmó.
Y continuó "a lo largo de estos años difíciles no ha habido tarea económica, social o política, no ha habido logro científico, cultural o deportivo, no ha habido aporte a la defensa de nuestro pueblo y a la soberanía de nuestra patria en la que no halla contado con la presencia invaluablemente entusiasta y patriótica de la mujer cubana. Nadie como ella ha hecho los mayores sacrificios en el periodo especial que estamos aún viviendo y se ha empeñado tanto hasta convertir su hazaña en esfuerzo cotidiano".
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