sábado, agosto 13, 2016

Ana de Miguel: "Ningún partido considera la violencia de género un problema de Estado" (España)

Diana Fernández Romero

ctxt.es En España un presidente como Berlusconi resultaría imposible. Para la filósofa Ana de Miguel Álvarez (Santander, 1961), Rajoy “será lo que sea”, pero las feministas han sentado un poso en esta sociedad que no permitirían, en su opinión, “tener un presidente putero y que presuma de ello”. No obstante, a pesar del trabajo que entre “el movimiento feminista, la universidad y la política” se ha hecho en las últimas décadas para incrementar la dignidad y el empoderamiento de las mujeres, su diagnóstico del futuro inmediato del feminismo en España es negativo: “No va a ser ninguna prioridad” en el contexto político actual. Tampoco la violencia de género: “Creo que ningún partido lo va a marcar como un problema de Estado”. “Sí lo fue para el PSOE”, matiza De Miguel, cuando consagró su primera ley a combatir este problema.

El éxito de su último libro, Neoliberalismo sexual (Cátedra, 2015), que ya alcanza la quinta edición, puede ser, para su autora, un síntoma de que ese sedimento feminista “está dando sus frutos en las generaciones ahora más jóvenes, porque los chicos y las chicas están tomando la desigualdad como un tema de conversación e interés”. De ahí, asegura, el éxito del insulto feminazi, que “funciona para tapar todas esas ganas de discutir y de comprender”. No obstante, opina De Miguel, ese remanente no ha calado lo suficiente en los partidos emergentes, que “no tienen una conciencia crítica feminista”. “Tendrán que pasar años hasta que las mujeres feministas de esos partidos se atrevan a enfrentarse a sus compañeros como un poder organizado”.

Por eso cree la filósofa que tanto Podemos como Ciudadanos “están a favor de regular la prostitución y los vientres de alquiler”. “Y sin embargo, IU y el PSOE”, explica sobre su postura abolicionista, “poseen ahí mucha más similitud en sus posiciones porque tienen una tradición feminista que ha estado durante años machacando y aleccionando, enseñando a los compañeros lo que es el feminismo y lo que no lo es”.

Referente del feminismo de la igualdad en España junto a Celia Amorós y Amelia Valcárcel, el dictamen de Ana de Miguel sobre la prostitución femenina es claro y beligerante: la considera como “una forma de explotación y de cosificación de las mujeres, de ponerlas al servicio de los hombres en su conjunto, que tienen abierto el libre acceso al cuerpo de las mujeres”. La conversión del cuerpo femenino en mercancía es, para De Miguel, la máxima expresión del neoliberalismo sexual en el que la venta del cuerpo de las mujeres se entiende como una free choice. No obstante, explica la filósofa, en la prostitución “no hay libre elección ni libre consentimiento. Lo que hay es una estructura de desigualdad que obliga y coacciona”. Desde su perspectiva, la prostitución y la pornografía son modelos a partir de los que “los chicos aprenden lo que es una chica y lo que se puede hacer con ella. Un trozo de carne al que pueden y tienen derecho a acceder para su placer sexual”.

Los adolescentes asumen lo que De Miguel llama la “teoría de la doble verdad”, que una chica es su madre, su hermana, su igual, “y también la que ellos tienen derecho a joder”. Ellos, dice, “aprenden que son sujetos ontológicamente superiores” y a las chicas se las lanza “un mensaje profundamente desempoderador”. Todo ello en una sociedad “formalmente igualitaria” en la que, sin embargo, asegura la autora, una parte de la izquierda progre “que se ha tragado el espíritu del neoliberalismo” identifica libertad y transgresión con enseñar el cuerpo, vender el cuerpo, vivir de tu cuerpo. “Esto lo defiende una neoliberal repugnante como Hakim, que habla a las chicas: ‘vivid de vuestro capital erótico’, ‘dónde está el problema’, ‘estas feministas son unas puritanas’”. De Miguel entiende que bajo la apariencia de que elegir prostituirse es un gesto de libertad, “otras la pierden para no vender su cuerpo en el mercado”. Por eso, argumenta que “la prostitución es una escuela de desigualdad humana”, pues “una vez que decimos que penetren tus agujeros es un trabajo como otro cualquiera, entonces ya el capitalismo se ha hecho con todo, se ha hecho con los cuerpos, hemos quitado los límites, las barreras al poder que pusimos hace muchos años, que este cuerpo no se toca”.

La visión de Ana de Miguel sobre la maternidad subrograda supone también un referente para muchas feministas españolas. Su propuesta es “pensar antes de actuar”, es decir, debatir y argumentar antes de regular los vientres de alquiler, una medida ante la que se muestra en absoluto desacuerdo: “porque cuando abres las puertas a mercantilizar el cuerpo de las personas, abres las puertas a comprar a los que no tienen nada más que sus cuerpos”. Para hacer “más digestivo” este tema, ironiza De Miguel, “en ambientes como Podemos se mantiene que es homofóbico estar en contra, que los gais tienen derecho a formar una familia. Porque lo ponen en progre”.

El feminismo permite, para Ana de Miguel, realizar un análisis crítico de este mundo desigual de rosas y azules “que desgraciadamente machaca a las mujeres y a los hombres, que deforma la conciencia de lo que es un ser humano”. Es una teoría política y filosófica a la que, según De Miguel, se la quiere “vaciar de contenido”. Pues, explica, es un calificativo para el mercado, ya que cualquier decisión que tome una mujer, sea la que sea, puede llegar a considerarse feminista: “Hasta el hecho de ser puta o ponerte un pecho diez tallas mayor”. Se muestra crítica con el feminismo de la diferencia, que en su opinión “se ensimisma con el tema de la identidad” y que no ha cambiado la situación de las mujeres, o con el que, dice, falsamente propugna Beyoncé cuando, como reclamo comercial, coloca un cartel con la palabra feminismo tras su cimbreante cuerpo semidesnudo. En cambio, De Miguel propone un feminismo “capaz de mover la historia”, reivindicativo, traducible en leyes: “Si no hay un cambio en la ley podemos decir que una reivindicación de las mujeres no ha llegado a ningún sitio”.

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