sábado, enero 11, 2014

España: "Si la mujer reclama su derecho a decidir sobre su cuerpo, entonces es una criminal"

Andrés Camacho

Rebelión En la madrugada del pasado 1 de enero miembros del colectivo antipatriarcado ‘María del Rosario y sus ovarios’ realizaron una acción de protesta junto al domicilio del suegro del ministro de Justicia, el exministro franquista José Utrera Molina, en Nerja. Ante el eco mediático de la misma, y la actitud agresiva por parte de alguno de esos periódicos (como ABC de Sevilla), el colectivo decidió ofrecer una entrevista para explicar las razones pero manteniendo el anonimato de sus miembros.

Andrés Camacho: ¿Por qué esta acción? ¿Por qué en Nerja?

María del Rosario 1: Queremos dejar muy claro que nuestra acción no es algo aislado, sino que se incluye en un clima generalizado de protesta ante la cínicamente llamada “ Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”. ¿Por qué Nerja? El ministro de Justicia que ha presentado el anteproyecto ha resultado ser Ruiz-Gallardón. Podría haber sido otro (en el PP abundan los candidatos a tan magna obra), pero se ha dado la feliz circunstancia de que, como yerno del eximio franquista Utrera Molina, pasa sus vacaciones en Nerja.

Maria del Rosario 2: Se trata también de desafiar el argumento esgrimido por los diputados del PP cuando han sido objeto de “escraches” por la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas) , ése de que su intimidad es “sagrada ” y que cualquier intromisión en el sacrosanto ámbito de la familia es “nazismo puro”… Si hemos elegido el lugar y el momento de las vacaciones, de la vida privada, del ocio del ministro ha sido para poner en evidencia el modo en que él, en nombre de la Iglesia y el Estado, se te quiere meter en el mismísimo….

María del Rosario 3: …¡aparato reproductor!

MR 2: …y pretender decidir por una cuando puedes o tienes que parir o no.

María del Rosario 4: Yo quiero señalar que no sólo hicimos las pintadas en la casa de Gallardón. Toda Nerja está llena de rosarios y ovarios, incluyendo las paredes de una iglesia y la de un colegio católico próximo a la residencia vacacional del señor ministro. Pero sabíamos muy bien que hacerlo en la misma casa le daría más repercusión a la protesta, como así ha sido.

MR 3: A mí me ha dado miedo el enorme eco mediático que ha llegado a tener nuestra modesta acción de protesta. Ver la noticia en primera página de medios generalistas tipo ABC, El Mundo, El País, etc., y compartir titulares con auténticos delincuentes de 'cuello blanco' de la talla de Urdangarín, la Infanta Cristina, Blesa..., reconozco que me ha producido verdadero "repelús".

MR 4: A mí lo que más me ha gustado es que la repercusión mediática tenga tanto que ver, entre otras cosas, con el anonimato. Mientras menos visible eres, más te ven. Como las zapatistas: el hecho de taparse la cara hace que te vean.

MR 3: Pero el Poder ve lo que le interesa, y cataloga y archiva esa mirada. Aquí tenemos al Poder mirando a la mujer y catalogándola sólo como objeto de decoración, de satisfacción o de desprecio. Si la mujer se resiste a esa mirada, se archiva en "pendiente de eliminar", y no me refiero a eliminación física, sino al condenatorio, a la mirada de una sociedad que sigue fielmente las indicaciones del Poder.

MR 2: Pero la una sirve de coartada a la otra: la violencia simbólica prepara el terreno y dota de argumentos, no sólo culturales sino también legales, a la violencia explícita y directa contra las mujeres que no se comportan “como es debido”.

MR 4: Si la mujer reclama su derecho a decidir sobre su cuerpo, entonces es una criminal. Y en Política, el Poder es sospechosamente masculino, porque las mujeres que entran en la esfera del Poder con éxito reproducen las pautas, modos, maneras y hasta el lenguaje de los políticos varones. Por eso nosotras no nos definimos sólo como "feministas" sino como anti-patriarcales.

MR 1: No nos metamos en esta discusión, que parece de “La vida de Brian”. ¡Que vamos todavía por la primera pregunta! Si aparecemos con la cara descubierta, no nos verían, nos condenarían y nos archivarían. El Polifemo capitalista nos impondría la mirada de su único ojo, con sus 20 dioptrías.

Andrés Camacho: ¿Y qué pensáis de la acusación de “vandalismo” que se ha usado para calificar vuestra acción?

MR 2:
En todo caso sería “microvandalismo”. ¡Las pintadas no podían ser más chicas! De todas formas, lo esperábamos de los medios afines al régimen, alineados junto al gobierno, el PP y la iglesia católica.

MR 1: Por el contrario, todo el mundo sabe de sobra que los grafiti tienen una larga y gloriosa historia como medio de comunicación alternativo y forma de lucha, siendo una privilegiada forma de expresión para las voces excluidas, para aquellas a quienes se ha privado del derecho a expresarse. Se trata, simplemente, de artivismo.

MR 2: Insisto en que se ha hecho de manera muy discreta: los grafiti son pequeños y en absoluto afean los lugares que hemos elegido cuidadosamente. Ha resultado difícil, a veces, encontrar un espacio libre entre tanto anuncio de gimnasios o de clases de inglés. ¿Por qué una academia de inglés o las rebajas de un centro comercial tendrían más derecho a “expresarse”? ¿Hay que aceptar que la única libertad es la de mercado? No hemos abusado de los espacios disponibles, sólo lo justo para llamar la atención, no del ministro ni de las fuerzas represivas, sino de la ciudadanía ante la gravedad del ataque que supone la nueva ley.

Andrés Camacho: ¿Tan grave veis la situación?

MR 2:
Lo es. De la Iglesia Católica (nuestro azote eterno) nada nos puede sorprender. Lo grave es que en vez de adoctrinar desde el púlpito, lo haga desde el gobierno y el parlamento, con lo que el simple adoctrinamiento se convierte en actos legislativos.

MR 3: Yo iría más allá. No es sólo la Iglesia Católica y sus voceros, es el patriarcado. Lo que el patriarcado no tolera y, por tanto, castiga de manera más o menos brutal es la voluntad terminante de las mujeres de disponer plenamente de su cuerpo y, llegado el caso, abortar. Por encima de todo, lo que el patriarcado no admite ni admitirá es que algunas o muchas mujeres no quieran tener hijos.

MR 4: Y no deja de ser significativo que este ataque coincida con la llamada “crisis”. Parece que al Capital le han dejado de hacer falta tantas mujeres en el mercado laboral y de consumo y nos quiere volver a recluir en esa fábrica sin horarios ni salario del trabajo reproductivo.

MR 1: Son muy flexibles ellos, mientras que aquí te quieren poner a parir, en el Sur, a las pobres las obligan a esterilizarse.

MR 2: Los caminos del Señor serán inescrutables, pero ¡cómo coinciden con los del dinero!

MR 3: El capitalismo necesita mano de obra y ésta son las mujeres las que la producen. La subordinación de las mujeres le resulta esencial. Entre el trabajo asalariado, el trabajo sin sueldo del hogar, el esclavismo y un asesinato “de género” no hay sino diferencias de escala en el ejercicio de la violencia. Al capitalismo sólo le importa la vida humana porque puede ser explotada, por eso persigue controlarla, para garantizar a conveniencia, en cada momento, el mantenimiento del sistema.

MR 4: Más aún. Cualquier ley, incluso la supuestamente “progresista”, trata de regular lo que, para mí, no tendría que estar legislado. Se nos llena la cabeza con historias escalofriantes acerca del “trauma” que sufre quien aborta. El verdadero ¡y duradero! trauma es tener un hijo sin querer tenerlo. Claro que si se tiene un rosario en los ovarios ¡seguro que abortar es traumático!

Andrés Camacho: Sin embargo, hay datos científicos que…

MR 4: ¡Pues venga, hablemos de ciencia! Llamar “mi hijo” o “mi bebé” a un cúmulo de células en desbocado proceso de división por mitosis, sólo lo puede hacer alguien que ha perdido todo sentido de realidad y vive en un mundo imaginario, fantástico; un imaginario, por cierto, no sólo alimentado por la Iglesia Católica con sus almas y nascituri, sino quizá más eficazmente por Prenatal y la nueva práctica de la foto familiar vendida en Ecobaby (http://www.ecobaby.es/ ). A la familia reunida y extasiada ante la contemplación de la ecografía de un embrión (vulgo católico, nasciturus) sólo le falta el cura (risas)

MR 3: … aunque sea laico, que también los hay.

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