AmecoPress.- Las mujeres, que representan 52% de la población brasileña, están presentes en todos los aspectos de la vida, definiendo una necesidad de transversalidad y, a la vez, de especificidad de las demandas en términos de las políticas públicas.
Aún participando y estando presentes en todas las áreas de actividad humana, su participación social guarda diferencias, que por su parte generan demandas diferenciadas.
Las mujeres, antes de ser madres, son niñas, después jóvenes, adolescentes, adultas, ancianas. En 2050, las personas ancianas representarán el 49% de la población brasileña. Este hecho tendrá implicaciones en la economía del país y en la prestación de servicios públicos.
Todas las fases y demandas están incluidas en el PAISM – Programa de Atención Integral a la Salud de la Mujer, resultado de la movilización y de las demandas del movimiento de mujeres.
Pero, más allá de la salud, las mujeres tienen un cuerpo diferenciado, una jornada de trabajo doble, se insertan de determinada forma en el mercado de trabajo.
Las especificidades consecuentes comenzaron a ser discutidas, aunque tardíamente, en la gestión de la alcaldesa de S. Paulo Luiza Erundina.
Algunos países de América Latina pusieron en marcha el PIO (Plan de Igualdad de Oportunidades). En Francia, François Hollande, discute también esa iniciativa.
Dentro de la doble jornada de trabajo femenina, el trabajo doméstico, el cuidado de los hijos, y de la casa, determinan necesidades diferenciadas. Una de las diferencias notables es la que se refiere al transporte.
Los autobuses, metro, trenes, deben tener la altura de los escalones que permita un fácil acceso para las embarazadas y estar en consonancia con la eventual vestimenta de las mujeres.
Los diseñadores de los equipamientos urbanos aún no se dieron cuenta de que la altura de las barras en que tienen que cogerse, tiene que ser tal que les permita el alcance, a partir de su altura, para garantizar su seguridad. De hecho, la seguridad en los transportes urbanos también representa una necesidad, aún más acentuada en el caso de las mujeres.
El trayecto del transporte colectivo que, para los hombres, idealmente tendría que ser el más corto posible entre la vivienda y el local de trabajo, para las mujeres pasaría idealmente por la escuela, por el puesto de salud, por la feria o mercado, y llegaría al local de trabajo.
El reconocimiento de su papel e importancia social tiene que ser enfatizado, para valorar estas ciudadanas aún discriminadas y desvalorizadas, para sensibilizar, prevenir y reducir la violencia de género, para enfatizar su importancia en la construcción del mundo y de la historia del país. La escuela y literatura complementaria tienen que ser espacios privilegiados para esta discusión.
Nuestra imagen en los medios comunicacionales de masa tiene que estar presente de forma respetuosa, valorizadora y reflejar no sólo esta sensibilización, como nuestra diversidad y pluralidad de opiniones – lo que exige una atención específica en los medios, que tienen que hacer su parte en términos de la deconstrucción de los estereotipos y prejuicios.
La lectura correcta de esa comprensión tendrá, también, que ser entrenada en la escuela, para que los niños y niñas aprendan pronto la igualdad e inclusión social, y para que no sean presas ingenuas y fáciles de los llamamientos de consumo desenfrenado y valores inadecuados, promovidos por los medios.
Ha aumentado el número de mujeres cabezas de familia y esto significa un espacio importante de sus necesidades a ser contempladas en las políticas de desarrollo social – solidaridad, asistencia social, combate a la miseria y seguridad alimenticia.
De hecho, siendo ella la principal proveedora de la compra y preparación de la alimentación de los suyos, sería importante darle acceso a la informaciones sobre productos saludables y libres de agrotóxicos, así como hábitos que se contrapongan al estímulo por el consumo de productos altamente calóricos y poco nutritivos que han sido promovidos por la publicidad, y que ha provocado (paralelamente a la bulimia y anorexia de las niñas) el aumento del índice de obesidad, que nos hace prever la anticipación de la morbilidad a ella asociada.
Como regla general, las mujeres asumen el 90% de las tareas domésticas, entre las que se encuentran la limpieza de la casa, los hábitos y cuidados de higiene infantiles, el descarte de la basura y esto hace de ella una multiplicadora segura para formación, información y sensibilización referente a los cuidados y hábitos conscientes con relación a la preservación del medioambiente, al destino de los residuos sólidos, a hábitos de calidad de consumo mas conscientes de la familia como un todo, así como de vecindad.
El acceso a la cultura, deporte y ocio no sólo tienen que tener un espacio para sus necesidades y conveniencias, sino que tiene que prever la ocupación simultánea para los niños.
En términos de educación, las mujeres han participado acumulando, de media, 4 años más de estudio que los hombres, en cualquier nivel que se considere. Pero es necesario aún un esfuerzo en términos de la universalización de su inclusión digital, capacitándola y mejorando su preparación para el mercado de trabajo.
Aún dentro de la cuestión de la educación, el déficit de crecer en São Paulo constituye un problema serio, que tiene que ser rápidamente resuelto, para su inserción y tranquilidad en el mercado de trabajo. Para acelerar este proceso, tal vez convenga retomar la exigencia a las empresas con más de 30 operarios, además de la implementación del plan de gobierno, para sanar este déficit que se acumuló los últimos años.
La carga horaria de la educación infantil también debe adecuarse a las necesidades de las trabajadoras. No tiene sentido un horario que no se compatibilice con la jornada profesional. Y hay que ofrecerse a los niños mayor ocupación durante todo el día, complementando el periodo escolar, con actividades de refuerzo, de ocio, deporte y cultura, combinados con proyectos de Ciudades Educadoras, que sean de interés de toda la ciudadanía.
Las mujeres cada vez mayores y con mas responsabilidades en la mejora del nivel económico en nuestro país, en función de su inserción creciente en el mercado de trabajo, continúan sin embargo recibiendo cerca de 30% menos de la masa salarial que los hombres, y no se las permite ascender a los cargos de mayor responsabilidad y remuneración por el famoso e implacable “techo de cristal”, que las impide silenciosamente llegar. Los espacios de la administración pública podrían ser buenos laboratorios de visibilidad para transformar esa comprensión.
Y, si la ley garantiza igualdad de oportunidades y de tratamiento y salario en el trabajo, lo que puede ser hecho, en términos de políticas públicas, para fiscalizar o estimular esta igualdad en el municipio?
Las ancianas, las mujeres víctimas de violencia, las más vulnerables merecen y necesitan de una atención especial, que les garantice cotas específicas de inclusión, veía trabajo social, cotas específicas de vivienda (mi casa, mi vida), que contribuya para su dignidad, ciudadanía y derechos humanos, a ser extendidos a toda la población.
Las cuestiones relacionadas a la seguridad son particularmente vitales para las mujeres. Iluminación, medidas de prevención, una red de seguridad y acogimiento en casos de necesidad se hacen fundamentales, en la medida en que ellas son víctimas fáciles de violencia, tanto urbana como doméstica.
No podemos olvidar, aún, que las mujeres no son todas iguales, y que tienen necesidades adicionales en los segmentos específicos en que se encuadren, que contemplen la raza/color, la edad, la orientación sexual, todas merecedoras de políticas acogedoras.
Finalmente, la participación más activa que se vio acontecer en los espacios de presupuesto participativo y otras formas de democratización de las decisiones sobre la ciudad, deben prever una sensibilización específica de las mujeres, además de estructura para el eventual acogimiento y ocupación de los niños en periodos de movilización, para que ellas puedan también participar, contribuyendo con su visión diferenciada, sin mayores problemas o conflictos.
Finalmente, un Plan de Igualdad de Oportunidades, con una inserción transversal del género en todas las áreas de actuación y ciudadanía, con recorte en todas las secretarías y políticas públicas, se hace necesario para la actuación decisiva de un gobierno local abierto a la comprensión de que São Paulo es referencia transformadora en el sentido de inclusión efectiva de las mujeres en la vida social y política, extendiéndoles también el tratamiento de ciudadanas de primera clase.
Es un desafío para la alcaldía y para el cual estamos todas – mujeres sensibles, conscientes, militantes – dispuestas a colaborar y a contribuir, a partir de nuestros diversos campos de actuación, para transformar São Paulo en ciudad efectivamente igualitaria e inspiradora en las cuestiones de género.
(*) Psicóloga, investigadora y militante del movimiento feminista.
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