martes, julio 03, 2012

"Menstruarte": Venezuela horizontal

Spirajn Senpretend / Kaos en la Red
(Artículo traducido del original en Esperanto para la revista internacional Femina). 
En Venezuela el colectivo "Menstruarte" busca hacer de sus ideales una realidad cotidiana.
Hace algún tiempo, la psicóloga Brenda Charleston publicó un artículo en cierto sentido inspirador en la página “Kaos en la red”, acerca de un grupo inusual de jóvenes artistas de Venezuela, a quiénes ella vio como la esperanza del cambio cultural tan necesario en nuestros tiempos (http://old.kaosenlared.net/noticia/mil-metros-bajo-tierra-venezuela-espacio-para-mentalidad-emergente). Sus palabras eran un homenaje a todos los que participamos de aquel evento, en el que nos conocimos en una forma tan humana que casi nos quita el aliento.

Recordando aquello, vuelve a mí el sentimiento de satisfacción que sólo pudo darme un espacio excepcional creado por humanistas y el reconocimiento de que, en este espinoso mundo existe la necesidad de dar honor a quienes muestran luces para recibirlo… y merecerlo.

Es mi turno para rendir honor a quienes honor merecen, a quienes comienzan a brillar con su propia luz y probablemente iluminarán el camino para algunos en estas sufrientes sociedades.

Venezuela, Junio 2012. Llegué a ese centro cultural invitado por una chica del colectivo feminista “Menstruarte”. El “Ateneo Popular”, es un espacio cultural conocido entre los círculos alternativos, y en aquel momento servía para este evento: un trueque que el pequeño colectivo feminista organizó.



Mi naturaleza prudente me puso sobre aviso, como ocurre usualmente en este tipo de eventos, pues cada experiencia anterior entre las autodenominadas “feministas” de Venezuela, sólo me había regalado un mal sabor acerca de aquellos que debieran representar una cura al estúpido sistema moral clasificatorio llamado “machismo”. También esas experiencias me dejaron con un gran deseo de dar con algo que funcione como alternativa al estúpido orgullo sexual, en vez de sólo establecer un nuevo blanco para ese orgullo.

Es que en Venezuela, tal vez debido a la intensa presión que sufren las mujeres para mantener esa reduccionista imagen de “el país de las mujeres más hermosas” (según cierto estereotipo uniforme), la reacción de aquellas que no encajan física o mentalmente, adquiere usualmente un carácter también extremista y categórico, abandonando la posibilidad de reflexiones más sobrias y exactas, que pudieran llevarles a acciones más efectivas (por ser más veraces). En Venezuela el hembrismo asfixia al feminismo; y lamentablemente, reuniones que pudieran servir para exorcizar esos molestos pesos subjetivos que siempre oprimen los hombros y el corazón de las féminas, sólo se vuelven espacios para chistes sexistas con trasfondos moralistas discutibles, y para reproducir la dinámica tan varonil de competir en inteligencia por la cantidad de palabras que sean capaces de usar: Verborrea sexista, machismo en faldas.

Si el machismo falla, no es por señalar diferencias entre hombres y mujeres (que realmente existen), sino al extraer conclusiones morales de ello: Alguno será “mejor” (lo que sea que eso signifique) que el otro.

Siempre he pensado que esta lucha, cuando es sensata, está bastante relacionada con aquella del movimiento LGBT; en el sentido de que más que de construir, se tratan de deconstruir; limpiar las mentes de valores falsos y del todo caprichosos acerca de qué somos y qué deberíamos ser. Siendo así, la acción de la(el) feminista o el(la) pro-LGBT es de verdad trascendental: liberar emocionalmente a los humanos, despertándolos ante el inmenso sentido de la aceptación propia, como seres humanos, como individuos, como seres sexuales. Realizar la comprensión de que la naturaleza prima antes que cualquier concepción social… en todos los sentidos, eso es trascendental.

Flaco favor le hacen al movimiento LGBT los “locas” y las “marimachos”, habiendo abandonado todo cuestionamiento de los valores infundados sobre sexualidad, creyéndose “rebeldes” en su mera re-producción de estereotipos sexuales ya establecidos por un sistema que nunca se ha caracterizado por su sabiduría. Flaco favor le hacen al feminismo las entusiastas mujeres, cuya principal afición es censurar a los hombres por “hombres”, como si ello fuese una especie de “pecado” (al parecer todos tenemos un cristiano interno). ¡Es el colmo de la ceguera creer que se rompe con la cadena sexista, sólo porque una mujer comienza a actuar como el sistema dice que debería actuar un hombre, o un hombre como supuestamente debería hacerlo una mujer! Ante todo, esas definiciones caprichosas nunca tuvieron base; sin embargo forman uno de los pilares fundamentales que sostienen este sistema social… al fin y al cabo, ya sabemos que se sostiene sobre el vacío.

El hombre necesita observar dentro de sí mismo para encontrar la sensibilidad que poseía naturalmente en la infancia, y que perdió cuando le enseñaron que esa cosa de la sensibilidad es una característica exclusiva de las mujeres (¿dije característica? Quise decir, defecto). Y la mujer debería también recuperar aquella fuerza que la naturaleza le dió y el sistema le negó, al obligarle a ser sumisa y dependiente. Pero ello no debe significar que ella se convierta en una insensible capaz de dañar a cualquiera basada en su fuerza, o que él sea un llorón incapaz de sostener su ánimo.

¿Acaso este grupo feminista comprende la importancia de estas consideraciones?

Bueno, pude presenciar un grupo de chicas bastante jóvenes (factor importante a la hora de desintoxicarse de actitudes) que organizaron sin mucha pretensión, nada menos que una pequeña TAZ (Temporary Autonomous Zone - Zona Temporalmente Autónoma, usando la conceptualización de Hakim Bey): Un pequeño espacio liberado en el que hombres y mujeres eran bienvenidos para celebrar la auto-aceptación en una simple e inspiradora convivencia. Tal vez fue ése uno de los rasgos más reveladores: si el opresivo machismo es para hombres y mujeres, ¡el feminismo liberador también ha de serlo! Puesto que si el feminismo sólo se dirige a mujeres, ¿cómo cambiará a la sociedad íntegramente?

Un espacio de igualdad y liberación económica a través del trueque, luego un espacio para la expresión individual: una chica moviendo su hermoso cuerpo al ritmo de la música, sin que nadie tuviese que medirlo según los cánones de Osmel Sousa (Zar de la “belleza” venezolana); después todas entusiasmadas leyendo sus poemas conmovedores, y aquella chica que abrió su corazón para regalar a su nueva tribu las palabras y las lágrimas que en realidad debería atender su novio, pero ya bien sabemos que en esta sociedad no es esa la conducta normal de un “hombre”. Todo ello era posible porque fue creado el contexto que lo posibilitaba, así de simple.

Habiendo estudiado a fondo el trabajo del anarquista ontológico Bey, casi no podía contener la emoción ante la conciencia de que me encontraba ante un TAZ en desarrollo con un potencial maravilloso.

He aquí un ejemplo digno, no sólo para los(las) feministas del mundo, sino para todos los que intentan producir un cambio necesario en la sociedad. Porque si una enseñanza pudiera dar el colectivo “Menstruarte”, es que los ideales son para ser vividos.

Ultima modifi

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