Por Luis R Delgado J
Para muchos revolucionarios y revolucionarias es motivo de angustia cuál será el futuro de Guillermo Enrique Torres (Julián Conrado). Lamentablemente este cantautor revolucionario colombiano tiene más de cien días detenido en nuestro país y no se le ha permitido ejercer su derecho a la defensa, por esto tememos que al igual que Joaquín Becerra sea entregado al Estado colombiano.
A Julián no sólo se le están violando sus derechos, sino que Venezuela a su vez pudiese incumplir convenios internacionales de defensa de los Derechos Humanos, ya que tanto la Convención de Ginebra como la Convención contra la Tortura justifican la decisión de no entregarlo a Colombia. Conrado no solamente pudiese ser torturado y asesinado en una prisión colombiana, sino que en este momento se encuentra gravemente enfermo por lo cual la razón humanitaria debe imponerse.
Entendemos las complejidades políticas, las circunstancias internacionales, entendemos que toda desición política trae sus consecuencias, sin embargo, los procesos si pretenden ser revolucionarios deben obedecer a una serie de principios que son éticos y políticos, la solidariadad y el humanitarismo son unos de estos principios, no tomarlos en cuenta golpea el prestigio internacional que muy merecidamente ha construido el Proceso Bolivariano.
Por esta razón, nosotros acompañamos la propuesta de la Coordinadora Que no Calle el Cantor: frente a esta situación el Estado venezolano debería o bien considerar el Asilo para este revolucionario latinoamericano, o que sea remitido a un tercer país neutral donde se le garanticen sus derechos humanos en calidad de refugiado político.
De esta forma el Proceso Bolivariano preservará el apoyo consecuente de cientos de organizaciones y personalidades revolucionarias de todo el mundo, apoyo solidario sumamente necesario en estos momentos en el cual el imperialismo amenaza a los pueblos del mundo, para salir lo más pronto posible de la crisis cíclica y postergar los impactos de la crisis estructural.
Para muchos revolucionarios y revolucionarias es motivo de angustia cuál será el futuro de Guillermo Enrique Torres (Julián Conrado). Lamentablemente este cantautor revolucionario colombiano tiene más de cien días detenido en nuestro país y no se le ha permitido ejercer su derecho a la defensa, por esto tememos que al igual que Joaquín Becerra sea entregado al Estado colombiano.
A Julián no sólo se le están violando sus derechos, sino que Venezuela a su vez pudiese incumplir convenios internacionales de defensa de los Derechos Humanos, ya que tanto la Convención de Ginebra como la Convención contra la Tortura justifican la decisión de no entregarlo a Colombia. Conrado no solamente pudiese ser torturado y asesinado en una prisión colombiana, sino que en este momento se encuentra gravemente enfermo por lo cual la razón humanitaria debe imponerse.
Entendemos las complejidades políticas, las circunstancias internacionales, entendemos que toda desición política trae sus consecuencias, sin embargo, los procesos si pretenden ser revolucionarios deben obedecer a una serie de principios que son éticos y políticos, la solidariadad y el humanitarismo son unos de estos principios, no tomarlos en cuenta golpea el prestigio internacional que muy merecidamente ha construido el Proceso Bolivariano.
Por esta razón, nosotros acompañamos la propuesta de la Coordinadora Que no Calle el Cantor: frente a esta situación el Estado venezolano debería o bien considerar el Asilo para este revolucionario latinoamericano, o que sea remitido a un tercer país neutral donde se le garanticen sus derechos humanos en calidad de refugiado político.
De esta forma el Proceso Bolivariano preservará el apoyo consecuente de cientos de organizaciones y personalidades revolucionarias de todo el mundo, apoyo solidario sumamente necesario en estos momentos en el cual el imperialismo amenaza a los pueblos del mundo, para salir lo más pronto posible de la crisis cíclica y postergar los impactos de la crisis estructural.
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