viernes, julio 23, 2010

Guatemaltecas a la sombra del feminicidio

Alba Trejo
(SEMlac).- Para mandar mensajes, demostrar poder o burlarse de la justicia en Guatemala se golpea, se viola, se utiliza y se mata a las mujeres. Aquí, la vida de ellas se reduce a pedazos de cuerpo dentro de una bolsa para basura, tirada a plena luz del día en una calle transitable. Al menos cinco han muerto de esa forma este año.

Sus cuerpos inertes fueron utilizados para lanzar mensajes de advertencia al ministro de Seguridad, Carlos Menocal, y demostrar que los criminales tienen más poder que la policía.

Los maridos de esas mujeres también se incluyen en este espacio. Desangran sus cuerpos, las queman, las estrangulan, les deforman la cara a machetazos. En palabras de Norma Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes, "esta sociedad machista siente un desprecio a todas luces por la vida de las mujeres".

Para muestra, junio pasado: 75 mujeres fueron asesinadas de diferentes formas en ese mes.

En Guatemala los sicarios incluso han visto en los feminicidios un negocio; aniquilan a sus víctimas a tiros, a quemarropa.

En la parte trasera de un auto, acribillada a balazos, en un cañaveral en estado de putrefacción, ahogada en un río, dentro de su propia vivienda, o en una fiesta. Estas son las formas en que las guatemaltecas son halladas todos los días.

No importa el lugar del país donde vivan, el odio y la saña con la que son asesinadas demuestra que el feminicidio se ha convertido en una sombra que se cierne sobre ellas.

"De un tiro en el cráneo o asfixiadas, no sin antes padecer violación sexual", dice a SEMlac Angélica Valenzuela, del Centro de Investigación, Capacitación y Ayuda para la Mujer. "Entre la vida y la muerte de las mujeres sólo hay una hilo muy fino que se rompe fácilmente y en cualquier momento", señala la activista.

El primer semestre del año registra 400 mujeres muertas de forma violenta, y en sólo una de las tres fiscalías de la mujer del Ministerio Público ingresan 300 denuncias al mes por violencia psicológica, sexual, física y patrimonial.

Coincidencia o no, en 2009 el número de asesinadas durante el primer semestre asemeja al de 2010, aunque con el agravante de que ahora ha habido mayor número de cadáveres con muestras de tortura, refiere el Instituto Nacional de Ciencias Forenses.

"Estamos a tope", se queja Yolanda Sandoval, jefa de la fiscalía de la mujer, principalmente en denuncias de violencia sexual. "Es desbordante el número de víctimas", señala a SEMlac.

Un diagnóstico efectuado por la Oficina de la Presidencia de la República demuestra que de 186 casos analizados de muertes violentas de mujeres entre 2009 y el primer trimestre de 2010, las armas de fuego son el primer instrumento para terminar con sus vidas.

El diagnóstico, titulado "Formas y causas de muertes de mujeres en Guatemala", destaca que, en 10 lugares del país, las extorsiones, las separaciones, asaltos y violencia intrafamiliar socavan la vida de ellas.

Aunque no se especifica profesión de las víctimas, la gran mayoría resulta ser mujeres pobres, madres de hasta cuatro hijos, comerciantes, amas de casa o estudiantes.

La investigación determina que en la zona del oriente del país, el machismo predominante no admite una separación, por lo que después del divorcio o abandono la historia termina en tragedia para ellas.

Mientras, en el sur, los cañaverales sirven de escenario para acabar con la vida de las guatemaltecas, que luego de ser abusadas sexualmente son asesinadas en ese lugar.

Las áreas periféricas de la capital representan el peor lugar de vida para las mujeres, pues ahí las extorsiones y el sicariato se convierten en la principal amenaza.

Al no pagar la extorsión, a veces de 20 dólares diarios, los pandilleros cobran con su vida para enviar un mensaje y las demás sepan que quien se resiste a pagar o se opone a mantener una relación con ellos, muere.

El sicariato ocurre cuando un marido, cónyuge o ex compañero paga por liquidar a su conviviente. La Fundación Sobrevivientes asegura que muchas mujeres están muriendo a manos de asesinos a sueldo.

Esa entidad resguarda la vida de al menos cinco guatemaltecas que estuvieron a punto de morir de ese modo, por sicarios contratados por sus esposos, una de de ellas con un tiro que terminó en su brazo cuando iba dirigido a la cabeza.

De ahí que los grupos de derechos de la mujer, conjuntamente con entidades del Estado, busquen crear estrategias que promuevan la protección de la vida de las mujeres.

Una de estas acciones ha sido la implementación de la Ley contra el Feminicidio y otras formas de violencia contra la mujer, la cual en mayo pasado cumplió dos años de haber sido aprobada.

El año pasado la fiscalía logró 11 condenas de feminicidio de 725 asesinatos reportados, mientras que en el primer trimestre de 2010 el número de condenas por distintos delitos asciende a 18.

La ley castiga con penas de ocho a 50 años a quien violente a una mujer, ya sea sexual, física, psicológica y patrimonialmente, o cometa feminicidio.

También niñas y niños

De igual forma, la Comisión Presidencial de Feminicidio señala que al menos 1.300 niñas y niños han quedado en la orfandad en los primeros seis meses por los asesinatos de sus madres.

El gobierno implementa un protocolo de atención urgente para dar terapia psicológica y ayuda social a las víctimas colaterales. Aunque en este país centroamericano existen seis albergues para protegerlas, son insuficientes e inseguros para impedir que sus victimarios las encuentren.

La apertura, la semana pasada, de asilo en Estados Unidos a todas aquellas víctimas de violencia que viven allí, incluidas las de procedencia guatemalteca, ha abierto nuevas posibilidades y esperanzas de vida a las mujeres de encontrar una forma de liberarse de los agresores, según observadores locales.

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