viernes, julio 23, 2010

España: Los anuncios de prostitución en la prensa conducen a la desarticulación de una extensa red de explotación sexual

AmecoPress. La Policía Nacional ha desarticulado una organización delictiva dedicada a la explotación sexual de mujeres a gran escala cuyos servicios se ofrecían en Madrid a través de anuncios de contactos en la prensa escrita.

En total han sido detenidas 105 personas responsables de la organización, que contaba en sus redes con 92 mujeres identificadas en el momento de las detenciones, aunque se estima que han pasado por ella hasta 350 mujeres.

Tras siete meses de investigaciones y tirando del hilo de los anuncios de contactos, agentes de la policía han conseguido definir la estructura de la organización con los cargos y funciones específicas de las personas detenidas. Las víctimas de la red debían permanecer las 24 horas en el local donde eran obligadas a prostituirse, sometidas a turnos.

La organización podía ingresar hasta 700.000 euros al mes en beneficios, lo que le permitía llegar a gastar mensualmente entre 30.000 y 45.000 euros por periódico en el que se publicitaba el servicio. En la operación se han decomisado 23.000 euros en efectivo, que constituían la facturación del día.

La investigación partió de los anuncios

La investigación de la UCRIF (Unidad contra Redes de Inmigración y Falsificación Documental) de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de Madrid comenzó a través del estudio exhaustivo de los anuncios en prensa escrita e Internet.

Agentes de esta unidad observaron que dichos anuncios no se trataban de publicaciones independientes, sino que conducían a una misma red. La organización estaba tan establecida que contaba con trece grandes centros de explotación sexual y hasta quince sociedades mercantiles para la gestión y el control de las actividades, de modo que pareciese una actividad legal.

Una organización mercantil aparentemente al uso

El funcionamiento de la trama por encima de las víctimas llegaba a asemejarse al de una empresa al uso. A la cabeza de toda la red estaba la figura de un jefe máximo, principal beneficiario; un director general tomaba las decisiones estratégicas y otro operativo las de funcionamiento.

Bajo el mando de estas tres personas se encontraban las controladoras de las diferentes zonas y las encargadas de cada uno de los centros donde se explotaba a las víctimas. Contaba además con personal administrativo para las tareas de gestión, facturación y publicidad, y con telefonistas y recepcionistas para el contacto con los clientes. Las telefonistas estaban tan especializadas que dependiendo del anuncio por el que se interesaba el cliente, debía dar una u otra información.

La red tenía incluso personal de mantenimiento, limpieza, informática, seguridad y mensajería. Además de los mencionados anuncios, también contactaban con recepcionistas de hotel y taxistas que, a cambio de unos 50 euros, derivaban clientes a sus centros.

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