La píldora del día después es un método hormonal de anticoncepción de emergencia, que ha sido utilizado por no pocas mujeres como táctica para evitar un embarazo no deseado o un aborto, luego de una relación sexual desprotegida.
Los especialistas recomiendan el uso de este procedimiento en caso de un acto sexual coercitivo o violación, descuido en la ingestión de píldoras anticonceptivas, ruptura del condón y expulsión del dispositivo intrauterino (DIU), siempre en el período de 72 horas posteriores al suceso.
Entre otras ventajas, y sin considerarse abortiva, la píldora previene embarazos no deseados, permite a la mujer construir su autonomía reproductiva en cuanto a decidir el número de hijos y el intervalo entre uno y otro, no interrumpe un embarazo ya establecido y ofrece protección ante la violencia doméstica y sexual.
Estas píldoras retrasan la ovulación, disminuyen el transporte de esperma en las trompas de Falopio, modifican el endometrio (mucosa que reviste la cavidad interna del útero) y espesan el moco cervical, lo que impide la penetración de espermatozoides, explicó el doctor Jorge Peláez Mendoza, presidente de la Sección Infanto Juvenil de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología, en su disertación en el V Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual, el pasado mes de enero.
El experto agregó que la anticoncepción de emergencia no solo consiste en un método hormonal, también incluye el DIU.
La píldora del día siguiente se conoce hace más de 30 años y es un tema polémico, que a menudo ha causado división en los países de América Latina, desde que se hiciera pública, debido a que grupos religiosos y conservadores la consideran una técnica abortiva e incluso asesinato.
El índice de muertes maternas que generan las complicaciones durante el embarazo, el parto y el aborto se ha extendido, de modo que la incorporación de esta dinámica contribuye a salvar la vida de muchas mujeres. En especial las adolescentes, cuyos abortos representan la cuarta parte de los que ocurren en el mundo, dado, entre otros factores, por el inicio sexual cada vez más precoz, la ausencia y el desconocimiento de métodos anticonceptivos eficaces.
Pese a que la anticoncepción de emergencia se incluye en los actuales derechos humanos de las adolescentes y jóvenes, varios países no la reconocen como una práctica legal, lo que provoca el aumento anual de abortos clandestinos en condiciones riesgosas e insanas.
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