Amecopress/IPS – Cincuenta y seis por ciento de los integrantes del Parlamento de Ruanda son mujeres, una clara manifestación del papel que éstas han adquirido en la reconstrucción nacional desde el genocidio en 1994.
Odette Nyiramilimo, ministra de Estado para Asuntos Sociales entre 2000 y 2003, y senadora entre 2003 y 2008, atribuyó la fuerte presencia de mujeres en el gobierno a un creciente ambiente de acción afirmativa.
Además, destacó la importante influencia en Ruanda de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, así como la convicción del presidente Paul Kagame de que el desarrollo y el respeto a los derechos humanos no pueden concretarse dejando a un lado a 52 por ciento de la población.
Muchos países tienen declaraciones, leyes y cuotas diseñadas para incrementar la participación de las mujeres en el gobierno, pero fallan cuando se trata de implementarlas. ¿Qué ha motivado los esfuerzos sostenidos de Ruanda para lograr paridad de género en la legislatura?
- Yo diría que fue la sed por el desarrollo. Si más de la mitad de la población sigue rezagada, puedes estar seguro del fracaso. Otra razón es que, luego del genocidio, las mujeres jugaron un gran papel en la reconstrucción del país. Trabajaron duro, se encargaron de los orfanatos, integraron las comunidades… así que, cualquiera podía ver que las mujeres eran fundamentales. Después de eso, la realidad nos golpeó: todas las voces de las mujeres debían ser oídas.
Odette Nyiramilimo, ministra de Estado para Asuntos Sociales entre 2000 y 2003, y senadora entre 2003 y 2008, atribuyó la fuerte presencia de mujeres en el gobierno a un creciente ambiente de acción afirmativa.
Además, destacó la importante influencia en Ruanda de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, así como la convicción del presidente Paul Kagame de que el desarrollo y el respeto a los derechos humanos no pueden concretarse dejando a un lado a 52 por ciento de la población.
Muchos países tienen declaraciones, leyes y cuotas diseñadas para incrementar la participación de las mujeres en el gobierno, pero fallan cuando se trata de implementarlas. ¿Qué ha motivado los esfuerzos sostenidos de Ruanda para lograr paridad de género en la legislatura?
- Yo diría que fue la sed por el desarrollo. Si más de la mitad de la población sigue rezagada, puedes estar seguro del fracaso. Otra razón es que, luego del genocidio, las mujeres jugaron un gran papel en la reconstrucción del país. Trabajaron duro, se encargaron de los orfanatos, integraron las comunidades… así que, cualquiera podía ver que las mujeres eran fundamentales. Después de eso, la realidad nos golpeó: todas las voces de las mujeres debían ser oídas.
¿Cuáles son algunos de los principales desafíos que han afrontado en el camino, y cómo lo han superado?
- Para tener mujeres participando plenamente en posiciones políticas, el mayor desafío son las propias mujeres. No estaban capacitadas para ser políticas. No estaban siquiera entrenadas para ser líderes en cualquier esfera, lo cual fue muy claro durante los periodos electorales. No veíamos antes a una sola mujer compitiendo por un puesto. Pero hoy las mujeres se han dado cuenta de que también deben ser parte del proceso de desarrollo.
El otro desafío son los hombres. No entendían cómo una mujer podía ser líder. Pensaban que debían estar en casa cuidando a las familias o haciendo algún trabajo social como enfermeras, instructoras… Pero hoy sí entienden, porque han visto lo que son capaces de hacer. Han experimentado el liderazgo de las mujeres.
El otro desafío son las barreras culturales, donde las mujeres sienten que deben dejar que lideren los hombres. Una mujer que es el corazón de su hogar tiene poco tiempo para estar en una oficina, buscar información leyendo los periódicos o escuchando las noticias. Tienen la responsabilidad también de atender a sus hijos y a su esposo.
Pero ahora hay un cambio en los hombres, que entienden que ellos también deben ser activos en la atención de sus familias, en comparación con unos años atrás.
Yo diría que el desafío que afrontan hoy las mujeres de equilibrar la carrera con la familia debe comenzar en casa. No podemos escapar de nuestros deberes como madres y esposas, y por tanto necesitamos aprender el delicado arte del equilibrio.
Es tiempo de que los hombres dejen de ver a las mujeres como competidoras y las vean como socias. Todavía sufrimos hostilidades por parte de algunos de nuestros colegas masculinos. Algunos comenzaron a sentirse amenazados por el alto número de mujeres en el Parlamento y promovieron un cambio en la ley, diciendo que no debíamos recibir un trato especial en las próximas elecciones.
Pero estamos peleando por la misma causa: el desarrollo de nuestro país. Eso es lo que deben entender.
Estos fueron los principales desafíos. Reconocemos que todavía no hemos llegado y que se necesita mucho para lograr igualdad para todos. Nuestro fin es tener 30 por ciento de mujeres en cada sector: comercio, educación, salud y así.
¿Cómo se hace para lograr esto? ¿Cómo se es capaz de estimular a las mujeres y convencer a los hombres de que ellas también pueden liderar?
- Primero redactando leyes que le den más derechos a las mujeres. En 1999, aprobamos una ley de herencia y por primera vez las mujeres pudieron heredar tierra de sus familias. Después de eso, varias otras normas fueron aprobadas para asegurar que pudiéramos tener voz.
En 2003, la nueva Constitución destinó 30 por ciento de los puestos de decisión a las mujeres, que terminaron ocupando 48 por ciento de los bancos en el Parlamento, un esfuerzo que estimuló su participación en la política y su paso de los gobiernos locales al más alto nivel.
Las asociaciones femeninas, como Club Unidad, la Asamblea de Mujeres Líderes de Ruanda y el Foro de Mujeres Parlamentarias de Ruanda, también jugaron un papel importante. Fuimos a escuelas, hablamos con asociaciones, en reuniones públicas, con líderes de opinión, y así. Es un proceso que todavía continúa.
Un buen ejemplo es una iniciativa de la primera dama, llamada Fundación Imbuto, que premia a niñas y adolescentes de la educación primaria y secundaria que se destacan en sus clases. Las mujeres en posiciones de liderazgo son invitadas por esta organización a estimular que las niñas no sólo se desempeñen bien en la clase, sino afuera, y eso ha tenido enormes beneficios para cambiar la mentalidad.
Usted y otras mujeres han estado en una posición de poder durante un tiempo significativo. ¿Qué cambios han propuesto en el Parlamento y en el gobierno, y cómo esos cambios se tradujeron en la mejora de la situación de las ruandesas?
- Primero y antes que nada, el cambio en la mentalidad. La cultura ruandesa, y toda la cultura africana, generalmente le daba a la mujer una segunda posición.
Ahora eso ha cambiado. Las mujeres tienen confianza en que pueden ser políticas, empresarias y científicas. Un significativo número de ellas están haciendo un importante trabajo en influenciar al resto de la población.
Hoy es más fácil para las mujeres acceder a préstamos bancarios, una demanda ignorada años atrás. Es mi propia experiencia personal: ¡no podía obtener un préstamo simplemente porque era mujer!
El número de adolescentes y mujeres en instituciones superiores de aprendizaje ha aumentado, especialmente las que estudian ciencias y tecnologías.
¿En qué nivel diría que ustedes han sido capaces de influir más al gobierno?
- Yo diría que en el nivel nacional, porque es el que tiene potencial para resultados más tangibles. Un buen ejemplo es la aprobación de leyes clave: la de herencia, una contra la violencia de género y una para destacar los temas de género en el presupuesto, para mencionar algunas.
Las mujeres líderes creen que una continuada defensa de la igualdad de género se necesita en todos los niveles, particularmente en la base, así como educar a nuestros pares masculinos sobre la importancia de lograr la igualdad para un mayor crecimiento de nuestra nación.
1 comentario:
Simplemente felicitarlas por la calidad de la información que nos brindan.
Sin duda nos queda mucho camino por andar y muchas batallas para derribar los muros de la discriminación, pero en eso estamos.
Adelante y un abrazo
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