“Las mujeres continúan siendo invisibilizadas en la agenda pública o reflejadas mediante estereotipos sexistas, prueba de cómo no solo se perpetúa la violencia física sino la simbólica”, afirmó en su conferencia la profesora Titular de la Universidad de La Habana y coordinadora del Taller de género y comunicación, que reunió a una treintena de periodistas y especialistas de la región.
En su articulación con la organización y funcionamiento del orden social, los medios, vistos como una industria cultural, y espacio donde se debate el poder, pueden asumirse hoy desde tres aristas fundamentales que están sinérgicamente condicionadas: su lugar en la producción de saberes; su papel socializador, que en algunas sociedades ha desplazado incluso a otras instituciones tradicionalmente normativas, y en su dimensión comercial-industrial, con un carácter marcadamente transnacional, explicó la experta en comunicación a los y las asistentes.
Enfatizó que la concentración cada vez mayor en grandes megaconglomerados de la información, permite que el ocio y el entretenimiento de las personas, en gran medida esté en manos de compañías transnacionales. Unas pocas dominan el mercado mundial y citó como ejemplo a AOL-Time Warner, Disney, Sony, News Corporation, Viacom y Bertelsmann.
“Los medios establecen, a través de sus discursos, un eje de matrices culturales, donde se explicita y reproduce el poder hegemónico. Se constituyen en uno de los mecanismos de reproducción del patriarcado en el plano de la subjetividad.
“Se constituyen en escenario fundamental para la reproducción de juicios de valor, sistemas normativos, mitos, estereotipos y prejuicios con que los individuos funcionan para reconocerse a sí mismos, a su grupo, y, a su vez, diferenciarse en su especificidad” manifestó Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer.
Precisó más adelante que no se puede olvidar que toda relación social se estructura a nivel simbólico, y todo orden simbólico se estructura a su vez como discurso. La comunicación masiva se constituye en constructor de las subjetividades que el poder hegemónico requiere para perpetuarse.
A continuación defendió su definición de Teoría de Género, diciendo que es un saber que devela que el ser mujer u hombre, más allá del hecho biológico, es el resultado de una construcción simbólica erigida sobre los cuerpos y las subjetividades de sujetos sexuados que se constituyen en la historia y que adquieren su identidad en un movimiento relacional y complejo de interacciones sociales, a la vez que constituyen un ethos particular.
Este proceso sociocultural y subjetivo, apunta Moya, denota relaciones jerárquicas de poder, en contextos concretos e históricamente determinados, y signa el proceso de interacción entre los seres humanos en el ámbito doméstico, privado y público. Esa construcción de sentido está a su vez condicionada por la raza, la clase, la etnia, la diversidad sexual, la discapacidad y otras tipificidades de la condición humana.
Sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, explicó que el discurso se ha elaborado a partir de mitos, creencias, asignación de roles, normas, leyes, teorías científicas, que refrendó y naturalizó como inferior a las mujeres y lo considerado femenino.
“La diferencia biológica se constituyó en desigualdad y discriminación en las prácticas culturales, políticas, económicas, sociales y en el quehacer cotidiano”, apuntó.
La profesora Isabel Moya también sostiene que la historia de los estudios de comunicación, está signada por el predominio de paradigmas que, sin dudas, han ido marcando hitos en la evolución de esta Teoría.
Y se pregunta: ¿Dónde me sitúo yo? ¿Funcionalista? ¿Apocalíptica o integrada? ¿Culturalista? ¿Neofrackfurtiana? Se confiesa afiliada a las definiciones de la Teoría de la Comunicación que potencian que es una práctica cultural y un espacio de producción y negociación de sentido condicionada y, a su vez, condicionante de procesos y contextos socioculturales, políticos y del devenir cotidiano.
“Los procesos comunicacionales se articulan a nivel individual, grupal y de toda la sociedad, y se establecen como un eje plural de matrices culturales y espacio donde se explicita el poder hegemónico”.
Expresa que reivindica esta atribución de sentido como una relación dialéctica efectuada en los nodos de la integración social y signada por un entramado complejo de mediaciones.
Asume además la Comunicación Masiva en el proceso complejo de articulaciones con todas las manifestaciones de la superestructura social de la cual es una manifestación, a la vez que uno de los elementos que la presupone.
“Si coincidimos en que los medios son reproductores del pensamiento dominante en cada realidad específica, constructores del universo simbólico, y que van más allá de la utilización de determinados recursos expresivos o técnicos, para resultar esencialmente un proceso de producción compartida de significados, a través de los cuales los individuos dotan de sentido sus experiencias, coincidiremos asimismo en la influencia de los medios en la conformación de lo femenino y lo masculino y, a su vez, en el condicionamiento que estas visiones ejercen en la construcción, emisión, resignificación, apropiación y rechazo de los mensajes” subrayó la presidenta de la Cátedra de Género “Mirta Aguirre” y coordinadora del Taller que sesionó durante cinco días en La Habana.
Los medios de comunicación resultan hoy un elemento socializador por excelencia. Su incidencia en la conformación de los imaginarios, sus potencialidades como reforzadores de estereotipos o por el contrario, como propiciadores de la aceptación de nuevos paradigmas, los ha convertido en un ámbito estratégico para la construcción de sociedades incluyentes, no discriminatorias y participativas.
El enfoque de género se ha revelado como una herramienta indispensable para asumir un periodismo verdaderamente democrático y plural, comprometido con el ser humano y la justicia social.
Auspiciado por la Cátedra "Mirta Aguirre", la Oficina de la UNESCO en La Habana y el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación, este Taller regional cuyo objetivo central es elevar la conciencia de género a través de los medios de comunicación, se propuso a su vez un manual de buenas prácticas para un periodismo con enfoque de género.
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