Cuando no existe una verdadera preparación y especialización de quienes nos dedicamos a educar la sexualidad a través de los medios, existen enormes posibilidades de caer en esas “trampas”, relacionadas con nuestras mirada prejuiciada, afirmando lo que no es o asumiendo una posición desde nuestra subjetividad y vivencias. La sexualidad no es un tema ajeno para nadie. Todas y todos somos seres sexuados y tenemos experiencias variadas y hasta nuestra propia filosofía.
Algunas y algunos colegas quienes tienen, además, la posibilidad de escribirlo o decirlo por la radio o la TV, en ocasiones reproducen estereotipos de género, refuerzan mitos o abusan del discurso moralista, sobre lo que se debe y no se debe hacer, como si el receptora o la receptora no tuviera pensamiento y opiniones propias. Pero a veces de tanto oírlo, la gente se aprende el lema, como por ejemplo, “use condón”, “relaciones sexuales responsables y protegidas”, pero esto se queda a nivel de la epidermis. No penetra porque se esquematiza la información y no se promueve una verdadera reflexión e introspección que permita promover el conocimiento, el convencimiento y, por lo tanto, el cambio.
Vincular sexualidad y género en los mensajes
Otro asunto al que deseo referirme, al menos someramente, es que ya no es posible escribir en serio sobre temas relativos a la vida amorosa, sexual o de pareja de las mujeres sin conocer la imbricación que existe entre género y sexualidad. El género constituye una unidad temática básica al abordar la sexualidad humana y, en consecuencia la comunicación social.
La sexualidad tiene una connotación que va mucho más allá de lo puramente biológico al incluir una gran cantidad de condicionantes de género y socioculturales que nos penetran desde los primeros años de vida y conforman nuestra subjetividad e imaginario sexual.
Cuando estudié la teoría de género, un día descubrí, hasta con cierto asombro, que no hay nada, absolutamente nada en este mundo, relativo a los humanos y humanas, que no esté atravesado por el género.
Hablar del cuerpo femenino más allá de “enfermedades de la mujer”
Aparte de estos comentarios al vuelo, el tema que más me interesa intercambiar con ustedes está relacionado con la apropiación del cuerpo de las mujeres. La mayoría de nuestras páginas o comentarios de salud, cuando están dedicadas a la sexualidad femenina, tanto en la prensa escrita, la radio o la televisión, se centran, casi exclusivamente en la información y prevención de enfermedades, malestares o molestias.
Yo me he preguntado muchas veces: ¿De qué cuerpo estamos hablando. Del cuerpo de la cervicitis, endometriosis, los cánceres de cuello y mama…¿A qué cuerpo nos referimos cuando alertamos sobre los cuidados del embarazo, la importancia de la lactancia materna o la preparación del parto? Hablamos casi todo el tiempo de un cuerpo de mujer enfermo o con posibilidades de enfermar si no se sigue esta o aquella recomendación…Hablamos, mucho, muchísimo, de un cuerpo para la reproducción.
¿Esto es malo? En lo absoluto. Es bueno y saludable que las mujeres conozcan su anatomía y fisiología genital, la cuiden y protejan. Es esencial, que sepan todo lo relativo al embarazo, el parto, el puerperio…Magnífico, sin dudas. Pero…y aquí vienen los peros: ¿Cuándo vamos a dedicar las comunicadoras y los comunicadores amplios y frecuentes espacios, también, para hablar del cuerpo de los placeres? ¿Por qué machacar tanto en el cuerpo de las dolencias y dedicar tan poco o casi nada al cuerpo de las satisfacciones? Somos realmente espléndidos para tratar el cuerpo de los dolores y minuciosamente racionados para hablar del cuerpo de los gustazos.
No es que predomine en nuestros medios de comunicación una actitud beática o anquilosada. No significa que quienes nos dedicamos a tratar de estos temas seamos unos apáticos del erotismo. Más bien, tengo la apreciación personal que es un problema de hábito, especialmente de falta de “herramientas” conceptuales para decodificar la letanía del discurso y trascender la barrera de lo cotidiano en estos asuntos de la sexualidad femenina.
Compromiso y labor de los medios para una amplia difusión
Quizás se piense que los medios de comunicación social no tienen que hacer las veces de un libro de educación sexual. No intento que lo hagan, por supuesto. Lo que sí estoy sugiriendo es que abramos la diapasón de temas necesarios para que el cuerpo sexuado de las mujeres no sea sólo lugar de dolores, sustos y frustraciones, sino también, ese maravilloso paraíso capaz de darnos tanto placer a otros u otras; que nos abre un mundo de emociones positivas y a nuestras propias vidas.
*Periodista cubana, especialista en género y comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario