martes, octubre 27, 2009

El cambio climático afecta principalmente a mujeres pobres

Por: Anayeli García Martínez / Cimac
Los efectos negativos del cambio climático son más intensos en las comunidades con mayor pobreza, donde la mayor parte de la carga social recae en las mujeres; por ello, la equidad de género y la justicia deben ser parte de los principios para combatir este fenómeno.

Así lo afirma el Manual de Capacitación en Género y Cambio Climático elaborado por diversas organizaciones, entre las que destacan el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), la Alianza Global por el Género y el Clima (Global Gender and Climate Alliance, GGCA por sus siglas en inglés) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

De acuerdo con el documento, las desigualdades de género disminuyen la capacidad de las mujeres para hacerle frente a este fenómeno, a pesar de que ellas son gestoras importantes de cambio y poseedoras de conocimiento y destrezas relacionadas con la mitigación, la adaptación y la reducción de riesgos ante los desastres naturales, lo cual las convierte en actoras cruciales en esta área.


El cambio climático se entiende como las transformaciones ambientales atribuidas, de forma directa o indirecta, a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial; entre sus consecuencias destacan el efecto invernadero, la degradación ambiental, la deforestación y, por consiguiente, los riesgos de hambrunas, enfermedades, inundaciones y sequías.

Según el análisis del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, los fenómenos naturales golpearán con mayor fuerza a las regiones y a las personas más pobres; de estas últimas, 70 por ciento son mujeres.

Esto significa que las mujeres pobres serán las más afectadas por el cambio climático, ya que son ellas las encargadas de administrar los alimentos, el combustible y, en algunas regiones, el forraje y agua.

Sin embargo, pueden convertirse en poderosos agentes de cambio. El empoderamiento de las mujeres en la planificación y la toma de decisiones, así como su participación en las medidas para detener el cambio climático, harán que el esfuerzo común resulte más efectivo, especialmente en ámbitos locales.

Por esta razón, se requiere que mujeres y hombres entiendan el proceso de cambio climático y tomen medidas para contrarrestar sus impactos negativos. Por tanto, es importante que ellas tengan acceso equitativo al conocimiento, los recursos y la tecnología necesarios para llevar a cabo esta tarea; asimismo, es crucial que las mujeres puedan participar de forma más activa en las negociaciones sobre este tema.

De acuerdo con el manual, el cambio climático es la amenaza más grave para la vida en nuestro planeta; por ello, el combate a este fenómeno está directamente vinculado con el desarrollo sostenible. No se trata, pues, de un tema meramente científico o técnico: existe la necesidad apremiante de adoptar un enfoque sensible al género en la formulación de políticas y programas sobre cambio climático para vincularlo con el desarrollo humano.

LA CUMBRE DEL CLIMA DE COPENHAGUE

Ante este contexto, y tomando en cuenta las desventajas históricas de las mujeres, su limitado acceso a recursos, las restricciones a sus derechos y el callamiento de sus voces, resulta importante que se les tome en cuenta a la hora de tomar decisiones para mitigar los problemas generados por el cambio climático.

Cabe destacar que la Cumbre del Clima de Copenhague, que se celebrará del 7 al 18 de este año, tiene el objetivo de concluir un nuevo acuerdo mundial de lucha contra el calentamiento climático global que prosiga e intensifique los esfuerzos del Protocolo de Kyoto, el cual expira en 2012.

Los países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992 firmaron el Protocolo de Kyoto en 1997, aunque el acuerdo entró en vigor a principios de 2005. Los 165 países miembro celebran reuniones periódicamente con el fin de negociar acuerdos más precisos en relación con el medio ambiente.

Sólo dos de los países más industrializados, Estados Unidos y Australia, no lo ratificaron; las demás naciones se comprometieron, de 2008 a 1012, a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (también conocido como GEI), en una media anual de 5.2 por ciento.

Ante la urgencia de una estrategia mundial para abatir el calentamiento global, hoy los países firmantes del acuerdo negocian la segunda fase, que cubrirá el periodo de 2013 a 2017.

Así, la reunión de Copenhague pretende ser una oportunidad para evitar los impactos del cambio climático y, de paso, busca trazar la ruta para alcanzar de nuevo niveles bajos de emisiones contaminantes.

A la par de esta cumbre se celebrará la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, donde los gobiernos establecerán compromisos de reducción de GEI; particularmente los países industrializados, los cuales se espera que paguen sus permisos de emisión para generar un fondo financiero de por lo menos 140 mil millones de dólares.

Asimismo, se intentará implementar acciones de mitigación para países en desarrollo financiadas por los países desarrollados; esto implica establecer un mecanismo de financiamiento para detener la deforestación y las emisiones de GEI en las naciones económicamente desfavorecidas; lograr una tasa cero de deforestación para el 2015 en la Amazonia y otras regiones, y alcanzar el mismo objetivo en México para el año 2020.

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