El propósito de este artículo es analizar la lógica social bajo la que se organiza una forma productiva específica: la producción doméstica. En primer lugar hemos profundizado en la relación entre trabajo e ideología del género, pues entendemos que la utilización eficiente de la construcción del género, y por extensión de las relaciones de parentesco y de vecindad es un factor que modela la estructura económica de estos procesos de trabajo.
A partir de un caso concreto de producción doméstica de artesanías, como es el bordado de mantones de Manila,2 en Andalucía, hemos intentando plantear el modo concreto en el que se articulan unos y otros factores, los nacidos de las determinaciones económicas, sociales e ideológicas de los grupos sociales que participan en este tipo de producción doméstica, como los derivados de su dependencia con la lógica dominante del sistema económico en el que dichos grupos están inmersos, lo que han propiciado su organización actual como economía sumergida.
Procesos de trabajo y género
Las categorías de género forman parte de las construcciones culturales, que realiza toda sociedad a partir de las diferencias objetivas del sexo (Strathern 1979). Y a pesar de que éstas últimas, en parte, son también definidas por cada cultura, como muchos antropólogos han demostrado (Caplan 1987, Ross y Rapp 1984), lo cierto es que su base fisiológica proporciona la materia prima a partir de la cual se desarrollan las del género.
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