Graves son los resultados provocados por los trastornos de la alimentación que se han desarrollado e incrementado en los últimos años, sobre todo entre las jovencitas entre los 15 y 25 años, entre ellos destacan: la bulimia, la anorexia o la permarexia.Todos ellos están enfocados a la idea obsesiva-compulsiva de conservar un cuerpo esbelto sin importar el medio y lo que es peor, se pierde la noción del peso que permite conservar la salud, desarrollando un problema mental en el que la persona a pesar de estar delgada o muy flaca, se sigue viendo y sintiendo “gorda”, de tal forma que la salud integral y hasta la vida se pone en peligro.
Algunas críticas sugieren que el cuerpo de la Barbie carece de la masa grasa necesaria para menstruar y concebir. También que las proporciones irreales de las Barbies: largo cuello, grandes pechos, alta estatura y estrecha cintura, no las pueden asemejar ni las modelos, ni se conseguirían con cirugía estética (Brownell y Napolitano Int J Eat Disord. 1995).
Lo más grave es que esta inquietud y el deseo por ser delgadas, se ha extendido a edades tempranas, en donde muchas niñas (a partir de los 6 años), que deberían preocuparse más por jugar, se preocupan por su figura, siendo este un fuerte factor que conlleva más tarde al desarrollo de bulimia y/o anorexia. En investigaciones realizadas en la Universidad Flinders, se encontró que la mayoría de las niñas entre 6 y 7 años, expresan su deseo de ser flacas y ya conocen lo que significa una “dieta”, lo que puede poner en grave riesgo su salud, ya que indican que están dispuestas a seguirlas con tal de no engordar.
Y es que muchos factores influyen en ello, entre los que destacan.
- La presión de los familiares y amigos hacia la mención continúa al peso y belleza de las niñas.
- Complementado con las críticas sociales y escolares cuando una niña está “pasadita” de peso.
- Las muñecas con que juegan, presentan cuerpo esbelto, son bellas y muy delgadas.
- Las ideas de las sociedades occidentales e industrializadas sobre el sinónimo de delgadez = éxito y aceptación.
- La influencia de los medios de comunicación que hacen ver que las personas delgadas “tienen un mayor éxito”, sin que presenten nunca los riesgos que esto implica.
- Las modas, que permiten mostrar la cintura y la cadera de las mujeres.
- Las ideas de autoimagen equivocadas o negativas sobre el cuerpo y su valor.
- La baja autoestima de las niñas y jóvenes, que pretenden triunfar con su cuerpo y no con los valores personales que ellas tienen.
Este problema, extendido en todo el mundo y cada vez con mayor número de adictas, debe ser solucionado de forma integral, socialmente, psicológicamente y físicamente, para evitar desenlaces tan dramáticos como los que se ven últimamente: chicas que no pueden ser mamás, problemas físicos severos provocados por deshidratación, lesiones en el estómago, esófago e intestinos, inadaptación social, desnutrición severa, problemas cardíacos y renales y otros más, todos de mucha gravedad.
Investigaciones demuestran que las muñecas Barbies predisponen a los niños a sobre-valorizar la delgadez. Las Barbies son una de las pocas muñecas que tienen una figura adulta y que promueven un ideal irreal de belleza para las niñas en el mundo de los mayores. Dittmar y col. (Dev. Psych. 2006) demostraron que en las niñas expuestas a la muñecas Barbies, comparadas con las que jugaban con otras muñecas u otros juguetes se observó una menor autoestima y un mayor deseo por la delgadez. Algunas críticas sugieren que el cuerpo de la Barbie carece de la masa grasa necesaria para menstruar y concebir. También que las proporciones irreales de las Barbies: largo cuello, grandes pechos, alta estatura y estrecha cintura, no las pueden asemejar ni las modelos, ni se conseguirían con cirugía estética (Brownell y Napolitano Int J Eat Disord. 1995). Se ha llegado a postular que las Barbies incentivan los trastornos de la conducta alimentaria por fomentar la delgadez extrema.
¿Qué sucedería si en la vida real existiera una mujer con las proporciones de la muñeca Barbie?, ¿Cómo luciría? Pues bien, aquí hay un ejemplo. En el diseño presentado pueden ver, del lado izquierdo, a una joven común; en la imagen de en medio, una Barbie Fun Beach, y en la tercera, el ajuste de la primera para mantener las proporciones de la segunda.
Los primeros modelos de imitación vienen desde nuestra infancia y es lógico pensar que en un mundo con tanta publicidad, habrá muchos prototipos infantiles devenidos de los esfuerzos de la mercadotecnia por insuflar personajes como éste o los superhéroes, en el caso de los niños.
«Nunca hemos pretendido representar a una persona en escala», protestaba Josep Fernández, director general de Mattel en España.
Por cierto: según un estudio del Hospital Central Universitario de Helsinki, si Barbie fuese real no menstruaría de flaca que está.
Un estudio británico asegura que jugar con muñecas Barbie puede ocasionar trastornos alimenticios en las niñas, debido al ideal de belleza que proponen, según se ha publicado en el dominical “Sunday Times”.
En sus conclusiones, el estudio señala que estas rubias de cintura estrecha han extendido un ideal de belleza que ya persiguen las niñas en edades comprendidas entre los cinco y ocho años.
“Estas figuras ultradelgadas provocan que las niñas ya no estén tan satisfechas con su propio cuerpo”, señala el estudio de la Universidad de Sussex.
Para el trabajo, los investigadores -bajo la dirección de la psicóloga Helga Dittmar- mostraron a cerca de 200 niñas entre los cinco y ocho años imágenes de distintas muñecas, entre las que figuraba también Barbie y una muñeca de proporciones normales.
A continuación se preguntó a las niñas si se sienten satisfechas con su propio cuerpo. Entre las niñas del “grupo Barbie” la insatisfacción era notablemente superior.
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