Verónica Lario, esposa del presidente derechista italiano Silvio Berlusconi, publicó recientemente una carta que, entre tantas barbaridades medievales, dice que la mujer debe ser el “ángel moral del hogar, siempre dispuesta a ofrecer una caricia o a servir a través de simples gestos hogareños”.
Si no fuera porque la pluma de Lario escribía mientras miles de italianas marchaban para defender el derecho al aborto, sus consejos causarían gracia por lo anacrónico. Pero en el contexto de que en varios países se cuestiona, desde la Iglesia y el Estado, las ya de por sí limitadas leyes de despenalización del aborto, es necesaria la denuncia.
El marido de esta “señora” es la cabeza de una renovada campaña reaccionaria contra la ley 194 de Italia, que reconoce el derecho a interrumpir el embarazo. Berlusconi le está pidiendo a la ONU que, a la Declaración de los DD.HH., agregue que “todo individuo tiene derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural”. Esto significa retroceder de esta ley que, como dice la constitucionalista italiana Lorenza Carlassare, “ha hecho disminuir el número de abortos y ha hecho desaparecer aquellos lugares siniestros en que antes se resolvía clandestinamente el asunto”.
Si no fuera porque la pluma de Lario escribía mientras miles de italianas marchaban para defender el derecho al aborto, sus consejos causarían gracia por lo anacrónico. Pero en el contexto de que en varios países se cuestiona, desde la Iglesia y el Estado, las ya de por sí limitadas leyes de despenalización del aborto, es necesaria la denuncia.
El marido de esta “señora” es la cabeza de una renovada campaña reaccionaria contra la ley 194 de Italia, que reconoce el derecho a interrumpir el embarazo. Berlusconi le está pidiendo a la ONU que, a la Declaración de los DD.HH., agregue que “todo individuo tiene derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural”. Esto significa retroceder de esta ley que, como dice la constitucionalista italiana Lorenza Carlassare, “ha hecho disminuir el número de abortos y ha hecho desaparecer aquellos lugares siniestros en que antes se resolvía clandestinamente el asunto”.
Los Berlusconi no están solos. Los acompañan personajes como la diputada Isabella Bertolini, que dijo: “Mil millones de abortos en 30 años merecen una respuesta firme. Una moratoria internacional que ponga fin a esa masacre de inocentes”. ¿Se refería a las mujeres que mueren por abortos clandestinos? Quizás la señora está interiorizada con la situación de América Latina y el Caribe, la región con la tasa de abortos inseguros más elevada del mundo: 3,7 millones por año. ¡No! Isabella habla de los supuestos derechos de las supuestas “personas no nacidas”. No nos ocupamos aquí de la discusión sobre si el óvulo fecundado es una persona, pero seguramente la diputada está también interiorizada en el último grito de la genética.
Todavía más preocupante es que la voz rabiosa de Lario no está aislada en Europa. Se une al coro el presidente Zapatero del Estado Español, que promete “reabrir el debate” sobre el aborto, en respuesta a las presiones que está ejerciendo la Iglesia Católica frente a las elecciones por su “exceso de laicismo”. Pero el “socialista” Zapatero ya ha dado denodadas muestras del respeto a la vida y la libertad, reprimiendo la lucha del pueblo vasco. Las mujeres no le dieron el beneficio de la duda y ya se están movilizando. No sólo por la defensa de sus derechos existentes, sino exigiendo que el gobierno que asuma luego de las elecciones respete el derecho al aborto y garantice el acceso a educación sexual y a la anticoncepción por medio de la Seguridad Social. Párrafo aparte merecen las ya conocidas cruzadas anti-abortistas en EE.UU., sponsoreadas por Bush, a las que la tibieza del Partido Demócrata no le hace ni cosquillas.
Desde que existen mujeres que luchan por este derecho, han existido cruzados anti-abortistas. Pero la cruzada cobra una magnitud incomparable cuando son los estados imperialistas (algunos estrechamente vinculados a la Iglesia Católica, como Italia y el Estado Español) los que la encabezan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario