sábado, mayo 09, 2009

El papel de la mujer frente a la pornografía


El público objetivo de la industria pornográfica es básicamente masculino.
El desarrollo de la sexualidad siempre se dio de un modo casi personal e íntimo hasta bien entrado el siglo XX. Poco a poco la sociedad moderna fue introduciendo el tema del sexo pero siempre dentro de una connotación adulta.

Poco a poco, el tema fue ingresando en las escuelas y ya se hablaba de una educación sexual. Ciertamente, esta educación resultaba de alguna manera mustia, en comparación con el tremendo tabú que la rodeó durante décadas.

Una de las mayores víctimas en este proceso "evolutivo" reciente y no tan reciente, es la mujer.


En efecto, la mujer siempre estuvo reprimida en cuanto a sus conversaciones y actitudes hacia el sexo. Incluso, en un momento de la historia, la mayor parte de la superficie de su anatomía anda cubierta con largos vestidos y hasta velos en el rostro.

Era la máscara de lo prohibido, de la invitación al sexo. Esto marchó en paralelo con el avance de la educación y tratamientos sexuales en la escena pública hasta cierto punto. Pronto surgieron en tiempos más modernos los movimientos feministas que aprovecharon el pánico para liberar a la mujer de este estigma de opresión sexual masculina.

Sin embargo, otro elemento empezaba a emerger lentamente. Este elemento haría una segunda conspiración en contra de la mujer y aún la hace en el tiempo actual.

Me refiero al mercado de la pornografía En efecto, basta ver unas cuantas producciones del cine de este género para darse cuenta que la mujer juega el papel de objeto sexual dentro de estas “temáticas”.

En la pornografía, lejos de mostrarse escenas en que se podría apreciar la ternura de algunas parejas realizando sexo, se puede ver escenas en que la mujer es prácticamente sometida y conducida por el libreto del hombre en la cama.

Los besos y caricias típicas de un encuentro sexual normal, son reemplazados por palabras subidas de tono o por poco refinados tocamientos. Las poses son otro tema dentro de estas producciones y la mayoría de ellas están destinadas al placer sexual del hombre, ni qué decir de la culminación del encuentro sexual de cualquiera de estas producciones.

Estas películas nunca terminan con un orgasmo femenino sino con la eyaculación del hombre, sin que esto supongo que la mujer haya tenido o no algún orgasmo en el ínterin.

No sólo esto, sino que la humillación también está presente en estas producciones pornográficas y la mujer es tirada de los pelos, obligada a arrodillarse y a recibir la descarga de semen de la eyaculación en una zona muy alejada de lo que la naturaleza planeó en algún momento.

De más está decir que los participantes probablemente ni se conocen, son simples actores que han sido reunidos para este momento y cuyo trabajo es recrear un acto sexual.

La industria porno, casi siempre obliga a los actores masculinos a utilizar la masturbación como un método de cabecera antes de iniciar el rodaje. En efecto, con este recurso, logran que el coito que se va a filmar sea de mayor duración.

En el caso de la mujer, los directores constantemente les están dictando los movimientos que deben de tener, las posturas y por supuesto cómo deben sobre actuar para recrear su excitación.

Lo curioso es que en la mayoría de los casos. Las voces no corresponden a los actores sino que son hechas por el equipo de producción -generalmente una sola persona- que imita las expresiones tanto del hombre como de la mujer.

La pornografía puede acarrear algunos problemas entre los consumidores como eyaculación precoz e incluso anorgasmia. Se idealiza el coito y el observador puede sentirse inconscientemente presionado para realizar una performance similar o superior a la recreada en escena.

Connotaciones sociales también se pueden analizar como la distinción que se promueve entre las mujeres que salen en este tipo de films y su comportamiento y las mujeres tradicionales que deben comportarse de modo poco sensual o erótico según este modelo.

Evidentemente una cosa no implicaría otra pero la mente realiza esa asociación inconscientemente, sobre todo la mente masculina.

Por otra parte, la mujer puede o no hacer caso de estos prejuicios aunque según los estudios actuales, ellas no suelen tomar estos partidos o puntos de vista pero son conscientes de que la mayoría de estas producciones son hechas para el público objetivo masculino.

Se ha visto que ellas también consumen pornografía aunque es algo que por sí mismo no les llama la atención.

Muchas de ellas confiesan hacerlo porque llegaron hasta esta industria de modo indirecto o que la ven esporádicamente.

Sin embargo, el mayor sector de ellas, dicen que consumen pornografía porque a su pareja le gusta.

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