domingo, mayo 17, 2009

Ante la muerte de Mario Benedetti... Aquí estamos, consternad@s rabios@s...

Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles...

Ya sabemos que morirá, que todos moriremos alguna vez, pero hay muertes que no deben llegar, que no deben disminuir el latido de la vida amable, impetuosa, digna.
Sabemos que morirá, pero hay que negociar la partida, hay que tranzar con la parca su último reinado de sombra.

Mario Benedetti, uruguayo y universal, es un poeta entrañable. Cada qué ciclo de tiempo surge una voz tan alta, tan comprometida, tan hermosamente romántica que ama el verdor y los sueños, que no quiere llegar al cielo si en el cielo no encuentra el pájaro, la nube y el pino.

Cada cuántas centurias un poeta dice a su compañera, que: “tus manos son mi caricia/ mis acordes cotidianos/ te quiero porque tus manos trabajan por la justicia/ si te quiero es porque eres mi amor mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.

Perseguido, acosado, vivió un largo y desesperante exilio por su resistencia a la “niebla de generales”( como dijo Borges, el inmenso, el infame) que oscureció a la América Latina durante décadas, hizo de la poesía un “arma cargada de futuro” como quería el poeta español Gabriel Celaya, sólo él hizo de los versos armas letales que lanzaba como granadas sobre los fortines del enemigo autoritario, despótico.

Sólo él tenía el sentido redentor de una aurora imaginada en el suplicio, sólo él se atrevió a dibujar en el firmamento de las ilusiones de vivir, la posibilidad de la libertad, cuando las “madres de la plaza de mayo” todas las semana citaban con rabia y amor a sus hijos desaparecidos y hundían su desconcierto en el dolor más profundo. Su autoridad lo investía de narrador omnisciente de la tragedia de los pueblos.


Era poesía coloquial, de la calle, ritmo urbano de la palabra precisa, incisiva, por ello hacía una confidencia cuando advertía: “no te quedes inmóvil/ al borde del camino/ no congeles el júbilo/ no quieras con desgana/ no te salves ahora/ ni nunca/ no te salves/ no te llenes de calma/ no reserves del mundo/sólo un rincón tranquilo/ no dejes caer los párpados/ pesados como juicios/no te quedes sin labios/ no te duermas sin sueño/ no te pienses sin sangre/ no te juzgues sin tiempo/ pero si/ pese a todo/ no puedes evitarlo/ y congelas el júbilo/ y quieres con desgana/ y te salvas ahora/ y te llenas de calma/ y reservas del mundo/ sólo un rincón tranquilo/ y dejas caer los párpados/ pesados como juicios/ y te secas sin labios/ y te duermes sin sueño/y te piensas sin sangre/ y te juzga sin tiempo/ y te quedas inmóvil/al borde del camino/ y te salvas/ entonces no te quedes conmigo”.

Pablo Neruda era toda la poesía sonora y danzante, César Vallejo, era todo el dolor personificado, versos herméticos, toda la amargura del indio sudamericano, la crisis humana del existir, extinguiéndose en París, de soledad absoluta. Mario Benedetti escribió un ensayo donde demostraba la gravitación de la poesía tanto de Neruda como de Vallejo en la escritura latinoamericana. Pero él no escribió ni como el uno ni como el otro, escogió un lenguaje coloquial, sencillo, de una simplicidad trascendente, dijo lo que quería decir y lo dijo de tal manera, que sus textos llegaron a todos los rincones del mundo. No es aventurero decir, que es el último poeta importante que logró difundir la poesía a nivel de masas de lectores, el poeta que logró vender la poesía como una necesidad del alma, de la cotidianidad, sin apelar a ningún artificio publicitario, a ninguna estratagema. ¿Habrá manera más hermosa de enamorarse, cuando el amor es cuestión de tiempo, que su poema, “táctica y estrategia”? “Mi táctica es mirarte/aprender como eres/ quererte como eres/ mi táctica es hablarte/ y escucharte/ construir con palabras/un puente indestructible/ mi táctica es/ quedarme en tu recuerdo/ no sé cómo ni sé con que pretexto/ pero quedarme en ti/ mi táctica es ser franco/ y saber que eres franca/ y que no nos vendamos simulacros/ para que entre los dos/ no haya telón ni abismos/ mi estrategia es en cambio/ más profunda y más simple/ mi estrategia es/ que un día cualquiera/ no sé cómo ni sé con qué pretexto/ por fin me necesites”.

¿Por qué canta Benedetti si todas las batallas se han perdido, si todos los héroes han muerto o están envejecidos? El poeta responde: “Si cada hora viene con su muerte/ si el tiempo es una cueva de ladrones/ los aires ya no son los buenos aires/ la vida es nada más que un blanco móvil/ usted preguntará por qué cantamos/ si nuestros bravos quedan sin abrazo/ la patria se nos muere de tristeza/ y el corazón del hombre se hace añico antes aún de que explote la vergüenza/ usted preguntará por qué cantamos/ si estamos lejos como un horizonte/si allá quedaron los árboles y el cielo/ si cada noche es siempre alguna ausencia y cada despertar un desencuentro/ usted preguntará por qué cantamos/ cantamos porque el río está sonando/ y cuando suena el río/ suena el río/ cantamos porque el cruel no tiene nombre/ y en cambio tiene nombre su destino/ cantamos por el niño y porque todo/ y porque algún futuro y porque el pueblo/ cantamos porque los sobrevivientes/ y nuestros muertos quieren que cantemos/ cantamos porque el grito no es bastante/ y no es bastante el llanto ni la bronca/ cantamos porque creemos en la gente/ y porque venceremos la derrota/ cantamos porque el sol nos reconoce/ y porque el campo huele a primavera/y porque en este tallo en aquel fruto/ cada pregunta tiene su respuesta/ cantamos porque llueve sobre el surco/ y somos militantes de la vida/y porque no podemos ni queremos dejar que la canción se haga ceniza”.

5 comentarios:

Alba dijo...

Hace unos años, cuando aún era una adolescente, llegaste a mí e Hicimos un Trato, a partir de ese momento, tu poesía me enamoro y me acompaña cada dia… Por eso, usted sabe que puede contar conmigo. Hasta siempre amigo Mario.

Brujita dijo...

Gracias por este post y gracias a Don Mario por habernos enseñando a Defender la Alegría, por muy difícil que se nos haga y por muy dolorosas que sean las despedidas.
Gracias Don Mario por su entrega y compromiso; gracias por su vida.
Un abrazo

Greisy Caicedo Zerpa dijo...

Felicitaciones ante todo por el articulo. Las palabras son el mejor puente.
El fallecimiento de este Gran poeta, nos llenara de tristeza. Nos dejara, un vacio, que no es tal, porque nos deja el mejor legado. Su palabra, su letra, su poesia Inmortal. Un poeta nunca muere, siempre lo mantiene vivo su manera unica, de ser. Y Benedetti, nunca dejara de ser.
Un poeta nunca muere... Mario Benedetti Siempre te recordaremos.

emilio jose dijo...

la primera vez que lei un poema de mario benedetti , fue a los 16 años (actualmente tengo 20 años) y fue para mi un momento extraordinario . su pasion me parecio increible ; y desde ese momento nacio mi inquietud por salvar al mundo , por transmitirle amor a la madre tierra . gracias a mario benedetti tengo un corazon poeta .

emilio jose dijo...

y me blog es www.amanecercantos.blogspot.com