Un estudio realizado a revistas dirigidas a adolescentes concluye que se siguen perpetuando los mismos estereotipos y creando la imagen de una mujer estereotipada y encasillada en roles sexistas.
Según manifiesta Itziar Marín, responsable de estudios de la CECU, “la conclusión es que estas publicaciones dirigidas a mujeres jóvenes han avanzado poco, ya que se siguen incluyendo estereotipos formados que perpetúan la discriminación y la no igualdad entre los géneros”. Se presenta a las adolescentes y preadolescentes la imagen de una mujer independiente, agresiva, rebelde y “come hombres” a través de su cuerpo y aspecto utilizando estereotipos de belleza, pautas de conducta y formas de vestir que no son reales. Marín, señala que “si queremos formarnos y crecer en igualdad y valores, una parte importante es que los medios de comunicación modifiquen los estereotipos discriminatorios”.
Según manifiesta Itziar Marín, responsable de estudios de la CECU, “la conclusión es que estas publicaciones dirigidas a mujeres jóvenes han avanzado poco, ya que se siguen incluyendo estereotipos formados que perpetúan la discriminación y la no igualdad entre los géneros”. Se presenta a las adolescentes y preadolescentes la imagen de una mujer independiente, agresiva, rebelde y “come hombres” a través de su cuerpo y aspecto utilizando estereotipos de belleza, pautas de conducta y formas de vestir que no son reales. Marín, señala que “si queremos formarnos y crecer en igualdad y valores, una parte importante es que los medios de comunicación modifiquen los estereotipos discriminatorios”.
¿Al chico?, ¿y a la chica la olvidamos?
Son llamativos los temas relacionados con el sexo y las relaciones de pareja, la información que se brinda a jóvenes de entre 11 y 16 años, va desde los sitios originales para hacer el amor, a posturas del kamasutra, vestirnos para resultar atractivas, “sexo anal, cambia de agujerito” o “ponlo a 1000”, se refieren, en gran parte, a relaciones pasajeras, sin compromisos y basadas en el placer físico, sobre todo, para dárselo al hombre. En algunas secciones aparecen relatos eróticos, e incluso pornográficos por lo explícito, del tipo de descripciones:
“El me abrazó y yo noté su erección. Enrollé mi pierna en su cintura y el se bajó los pantalones y me quitó las braguitas. Me sostuvo en brazos contra la pared, mientras sentía como entraba en mí”. “Relatos, -explica Itziar Marín-, que son sorprendentes teniendo en cuenta el público tan joven al que van dirigidas esas revistas”.
Itziar Marín, señala que “sorprende la escasa información que se ofrece sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual o de una educación sexual responsable y acorde a la edad del público destinatario. Igualmente, los temas culturales no aparecen en ninguna sección específica, tan sólo en el “Cosmopolitan”, que no es una revista dirigida a mujeres adolescentes, aunque sí es una las más leídas por ellas; y los temas sobre medio ambiente o causas sociales aparecen de forma testimonial y escasa”.
Se da el dato curioso de que estas revistas no son leídas por los hombres adolescentes y que todas las revistas analizadas están dirigidas por mujeres, Marín, señala que “ellas editan lo que creen que es más consumible y que va a aumentar el número de venta de ejemplares. Lo que pedimos es que hagan una reflexión sobre si la información sexual que ofrecen es la que ellas plantean.”
Los contenidos más abundantes vienen diferenciados por noticias, reportajes y cotilleos a los que dedican un 18,3%, a moda y complementos un 17,97%, al cine, televisión y música un 10,2% a temas de belleza, un 9.05% y a temas de sexualidad y relaciones de pareja un 7,5%. Las revistas presentan numerosa publicidad de productos de belleza (27,23%), móviles, mensajes y melodías (25,89%), moda y complementos (25,41%).
La CECU denuncia el uso de reportajes y artículos de estas publicaciones para encubrir la publicidad de productos, tiendas y marcas; Antonio López, Director de Comunicación de la CECU, manifiesta que “exigimos que los poderes públicos dicten leyes de conciliación que permitan que algunos de los progenitores del preadolescente puedan estar con ellos de forma que se pueda hacer seguimiento de los contenidos que leen ya que se socializan a través de los medios de comunicación con contenidos no igualitarios”.
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