miércoles, abril 29, 2009

Influenza, sobrecarga para las mujeres

Por: Lucía Lagunes Huerta/CIMAC
Sin lugar a dudas los efectos de la influenza tiene distintos ángulos, sin embargo no se ha detenido en lo que esto implica para las mujeres, quienes socialmente son las responsables del cuidado de las familias, de las y los enfermos, de la prole.

La suspensión de clases en el DF, Estado de México y San Luis Potosí, coloca a las mujeres en la encrucijada de qué hacer, si ella está laborando asalariadamente, pues los patrones por más recomendación de ser “flexibles”, difícilmente tendrán esa actitud, máxime cuando ellas son enfermeras, doctoras, meseras, taquilleras en el metro, etc.


Ellas y muchas otras: ¿con quién dejarán sus hijas e hijos, cuál es la política que se implementa, se diseña, para que las mujeres puedan cumplir con su trabajo asalariado?

¿Por qué no, dentro de las medidas de prevención, se incluye que el trabajo en casa es de todos no sólo de las mujeres? Tal vez para muchos esto es un asunto menor, pero si hacemos cuentas, veremos que no es así.

Según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las mujeres laboran 40 horas más a la semana que los varones, ellas dedican todo “su tiempo libre” para las labores del hogar.

Cualquiera que tiene hijas o hijos, sabemos qué implica, no sólo la preparación de alimentos, buscar actividades dentro del hogar para que se la pasen bien, levantar la casa, etcétera, cosas que no siempre son valoradas.

La influenza podría ser una oportunidad para enviar un mensaje sobre la importancia de democratizar a las familias. Hoy más que nunca es necesario que todos los integrantes de la familia cooperen para mantener limpio el hogar, de lo contrario el desgaste de las mujeres es siempre mucho mayor.

Tener a toda la familia en casa es un trabajo que, sólo el fin de semana, deja agotadas a las mujeres, en tiempos normales, sin contingencias sanitarias. Ahora con las medidas necesarias de extremar precauciones, como el uso del cubrebocas, el lavado permanente de manos, el mantener limpio cubiertas, teléfonos, juguetes etc, ¡uff!, será una pandemia con impactos desiguales.

En las ciudades donde las distancias, el tráfico, impide desarrollar redes solidarias que permitan apoyar el cuidado de hijas e hijos, es necesario que en las familias se replantee que todas estas tareas del hogar no deben ser responsabilidad de una sola persona, sino de todas y todos los integrantes de la familia, incluidos por supuesto los señores.

Y esa responsabilidad debe ser eso, responsabilidad, no ayuda, pues mantener en el término de ayuda la participación de los varones en el trabajo doméstico, como lo hace el IFE con sus medidas de “permiso por paternidad”, sigue dejando la responsabilidad en las mujeres, y no se transforma la lógica de responsabilidad compartida entre todas y todos.

Al escuchar la conferencia de prensa con el Secretario de Salud, este lunes, cuando las reporteras piden información desagregada por sexo, y datos específicos para por ejemplo considerar medidas de prevención para las embarazas, las respuestas no reflejan que hay un desdén para adentrarse más en el estudio de las mujeres, pues son ellas las que están de manera permanente en los hospitales acompañando a su familiares, con la carga y desgaste por el trabajo asalariado y el trabajo doméstico, el estrés de tener que resolver con quién dejar los hijos, son elementos que disminuyen el sistema inmunológico.

Mientras la Secretaria de Salud, se da cuenta de esto, nosotras reforcemos nuestro sistema inmunológico, compartamos las tareas y responsabilidades del cuidado con todas las personas de nuestra familia.

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