La guerra para las ex guerrilleras guatemaltecas no ha terminado. No tienen grados militares, pero tienen voz y saben ser escuchadas. Sus miradas son fuertes como ellas mismas lo son, con sus movimientos y gestos, salieron un buen día sin saber si habría retorno, las conocí por casualidad nuestros caminos se cruzaron, porque así tenía que ser el destino es así no falla, llega el momento, la cita, la hora, el minuto y el segundo anduvieron tanto para encontrarnos.
Por alguna razón supe que vendrían a México y llegaron a este rincón que si bien no es el rinconcito del cual cantará Agustín Lara, si esta contemplado en la geografía veracruzana, se robaron la atención de quienes tuvimos oportunidad de conocerlas.
Por alguna razón supe que vendrían a México y llegaron a este rincón que si bien no es el rinconcito del cual cantará Agustín Lara, si esta contemplado en la geografía veracruzana, se robaron la atención de quienes tuvimos oportunidad de conocerlas.
Mujeres que decidieron tomar las armas para vengar a sus padres, hermanos, hermanas, madres, hijos, su vida no tendría sentido si ellas se quedaban sentadas esperando la muerte, dejaron a sus familias, jovencitas, casi niñas salieron a otra parte de la selva guatemalteca. Ésta fue su maestra, porque de ella aprendieron su sabiduría, aprendieron que era mejor dejar la vida ahí que esperar la muerte sentadas en el quicio de sus pequeñas chozas.
Decidieron dejar el corte y el huipil y vestir pantalón y camisa verde, no había otra opción, en esos momentos no tenían diferencias entre ellas y los hombres, peleaban por la misma causa, por vengar la muerte de sus hermanos de raza, de la gente que debió pagar un tributo a la tierra regando su sangre, qué importó.
Su mirada quedó grabada en mi memoria por siempre, esas mujeres valiosas, esas Elenas y Damacias y otras muchas mujeres que igual caminan y luchan en Guatemala, lo siguen haciendo en otros muchos lugares, en donde han dejado de atender las labores del hogar, los hijos y los padres para unirse a la causa de los seres humanos para luchar contra quienes dicen tener la razón, aunque en ocasiones sus ideas sean las más erróneas y solo obedezcan a situaciones políticas.
Ellas decidieron como otras muchas en diferentes momentos y espacios del mundo, no quedarse calladas, mudas de horror, paralizadas por el miedo, muchas Elenas y Damacias, Rosalindas y Jacquelines han decidido tomar diferentes armas, desde lo más alejado de la civilización hasta la pluma, que les permite expresar el pensamiento de otras muchas mujeres que están abriendo brecha desde su trinchera.
Otras mujeres no tendrían la valiosa oportunidad de levantar la voz, de decir con voz fuerte y clara que la guerra no ha terminado y que a ellas no se les hizo justicia, ni a la gente de sus pueblos, porque no se cumplieron los acuerdos después de que el gobierno decidió pactar con el ejército guerrillero de los pobres.
Ellas volvieron a sus casas a cumplir las mismas tareas que realizaban antes de partir a la guerra, dicen que nada ha cambiado, para ellas no hubo nombramientos, no se nombró a una coronela, menos a una generala, bueno ni siquiera a una tenienta, volvieron a su pobreza a ocuparse de las labores del hogar.
Algo en su interior se alegra porque aprendieron a organizarse de nueva cuenta, ahora pelearían desde otras trincheras en las cuales las palabras, sus acciones, sus propuestas, son sus armas en esos pequeños espacios se han organizado y han pedido el apoyo de otras mujeres, parte de esto consolidó el nacimiento del libro Memorias Rebeldes contra el Olvido, un libro que rescató la historia de 28 mujeres ex combatientes de la región Ixquil en Quiché.
A decir de Elena Cobo la idea de este libro es lograr que no se olvide su historia, que se conozca de sus fortalezas, alegrías. “En este libro hay párrafos de tristeza de lo que vivimos en carne propia, pero también hay partes de alegría por la fortaleza que nos dejó la participación como mujeres. Antes con miedo hablamos, con la cabeza agachada, hasta con el novio nos tapábamos la cara; ahora ya nos quitamos las vergüenzas y nos toman en cuenta", señala.
Me queda claro que en cualquier lugar del mundo hay verdaderas guerrilleras, quienes desde diferentes frentes están escribiendo su historia, no sé si sabremos de ellas, pero están ahí cargando y disparando el fusil, la pluma o quizá empuñando su mano para defender sus convicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario