Válidos para mujeres, especialmente para mujeres empobrecidas.
1.- Tienes prohibido usar condones, aros y pastillas anticonceptivas. Limítate al azar de la mala puntería y al buen cálculo inseguro.
2.-Si te embarazas, no importa tu edad y las condiciones que te rodean, estás obligada a dejar que el embrión se convierta en feto y a parir como sea. Ni tu cuerpo ni tu vida es tuya.
3.-Si la criatura es inviable a consecuencia de una de las catorce anomalías fetales detectables, debes retenerla, no importan las consecuencias dramáticas.
4.- Si eres adolescente y ni tu cuerpo ni tu mente están aptos para retener y parir la criatura, puja primero fuerte y sostenidamente hacia adentro y luego hazlo duro hacia fuera, aunque se te rompa el vientre.
5.-Tienes totalmente prohibido abortar, aunque te hayan violado.
6.- Pasa por alto que haya sido tu padre o tu hermano el autor de la violación, aunque te pongas loca o se te dañe la vida para siempre.
7.-Ignora que te hayan contagiado de Sida y ofrécele ese regalo prenatal a tu bebé. Sufre por ti y por él, y que sufra él mientras vida tenga.
8.- Si parir es tu condena a muerte, acéptala con resignación. No olvides que eres mujer y por definición eres un ser inferior obligado a todos los sacrificios. Y si el riesgo incluye tu vida y la del feto, no importa porque se hizo un esfuerzo inútil por salvar a ambos. Y eso si que vale, aunque mueran los dos.
9.- Si abortas para evitar la muerte, va presa junto al médico/a y el personal de enfermería que te ayude a sobrevivir.
10.- Los hospitales públicos, especialmente diseñados para mujeres empobrecidas, tienen prohibido practicar cualquier tipo de aborto. Están obligados a dejar morir a las embarazadas con alto riego de perecer a consecuencia de graves problemas en el proceso de gestación. No así las costosas clínicas privadas de aquí y del exterior, expertas en cobrar carísimo por encubrir abortos.
Las clases son las clases y las altas disfrutan de sus poderes y privilegios. Ni las leyes ni los mandamientos le conciernen.
Los hombres ni se embarazan ni paren. Los cadernales, obispos, sacerdotes y pastores menos aun; ni siquiera crían, auque no pocos hacen todo lo demás a ocultas, pedofilia incluida.
Los grandes burgueses, generales y alta curia matan a granel o toleraran que su sistema mate impunemente; pero defienden la vida prohibiendo abortar para que mueran mujeres riesgosamente embarazadas y se enriquezcan aborteros clandestinos de todas las calañas y alcurnias. Nada que ver con la predica y la prácticas de Jesuscristo.
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