Por: Elida Aponte Sánchez / Aporrea
La asunción de la revolución de las mujeres (Feminismo) por parte de Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, fue un proceso de concientización que lo llevó desde la percepción comprometida de la vida de mujeres muy cercanas y amadas como su abuela Rosa Inés hasta declararse Feminista y asumir el Feminismo como postulado político, histórico y ético de la revolución bolivariana que -lo afirmó muchas veces- debe ser a un tiempo, única e inescindiblemente: socialista y feminista, feminista y socialista.
Esta convicción de pensamiento y acción que de manera gradual hasta convertirse en enunciado de su praxis revolucionaria, es signo de su gobierno fue la que lo llevó a tomar decisiones desde el año 1999, que perviven como la prueba indubitable de que su compromiso no era mero discurso ni se quedaba en el uso del femenino y el masculino (asunto sobre el cual también insistió) sino que se concretaba en actos de trascendencia histórica. Una muestra de ellos son: su apoyo y reconocimiento expreso al trabajo y aportes de las mujeres en la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, la creación del Instituto Nacional de la Mujer (1999), la defensa expresa de la participación paritaria de las mujeres en el ámbito político-electoral (y que aún no hemos logrado), la creación del Banco de Desarrollo de la Mujer (BANMUJER), la creación de la Misión Madres del Barrio “Josefa Joaquina Sánchez”, la firma del Punto de Cuenta, en Consejo de Ministros, al Ministerio de Finanzas atinente a la obligación de la formulación de Presupuestos Sensibles al Género (2005), la promulgación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), el impulso al Proyecto Madre, el apoyo al Programa de Lactancia Materna, la creación de la Misión Niñas y Niños de la Patria, el llamado a la incorporación masiva de las mujeres a las Misiones Sociales, la creación del Ministerio de Estado para Asuntos de la Mujer y, posteriormente, del Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, solo por mencionar algunas. También, el Presidente prestó un apoyo irrestricto a la promoción e incorporación de varias mujeres como autoridades máximas de los otros poderes públicos distintos al Ejecutivo, dándoles un espaldarazo incondicional.
El Presidente Chávez tuvo conciencia clara de la discriminación histórica de las mujeres y donde quiera que él iba, decía encontrarse con la avalancha de necesidades de ellas, como lo expresó en varias oportunidades, dentro y fuera de Venezuela, considerando que la revolución bolivariana es la única esperanza. “Millones de mujeres en el mundo nos ven con esperanza (…)” (2003), afirmaría el líder en uno de esos actos multitudinarios donde las mujeres y él se expresaban su mutuo amor y compromiso militante.
Es llamativa la concientización que hizo el Presidente desde aquellas primeras conversaciones sostenidas con la lideresa María León (La Leona) como él mismo la llamaba, hasta su declaración, expresada en alta, clara e inteligible voz de que él era feminista y feminista era, también, la Revolución Bolivariana (2008) considerando que la “ (…) la revolución es mujer y con ustedes estaremos”, prometió el Presidente. Una declaración, sembrada, por cierto, a orillas del Lago de Maracaibo (2008). No registra la historia a otro Presidente, a otro revolucionario, con tan clara, asertiva y desprejuiciada hoja de ruta.
En sus discursos aludía constantemente a la presencia de las mujeres venezolanas en el proceso revolucionario, desde el principio. Diría: “(…) Y fíjense que el pequeño trecho del camino que hemos hecho hasta ahora, si lo revisamos, ahí conseguiremos la huella, el sudor, también la sangre, las ideas y el amor de las mujeres venezolanas. Cómo olvidar a aquellas mujeres que murieron el 4 de febrero de 1992 en Carabobo. Estudiantes de la Universidad de Carabobo, por ejemplo, sólo para citar uno de tantos ejemplos. Así que sangre de mujeres también hay en el camino. Lágrimas, sudor, amor, semilla, siembra, lucha y esfuerzo” (2002).
Hugo Chávez Frías se confesó enemigo manifiesto del machismo, sabiendo que este pervivía en nuestra sociedad “como enemigo que está dentro de nosotros mismos” (2002) y que para acabarlo era necesario “(…) transformar las estructuras”.
En este momento de pérdida física del hermano, del hijo Hugo Chávez Frías como a él mismo le gustaba llamarse entre y para las mujeres, y en el Día Internacional de la Mujer, es bueno traer a la memoria y anclarlo como compromiso fundamental en los días por venir, su llamado: “(…) la revolución no es un proceso exclusivo de los hombres, tristes los que así lo piensan”.
Sirvan las palabras de nuestro Presidente para los hombres y las mujeres que a partir de hoy asumen las primeras y más importantes responsabilidades públicas de la revolución bolivariana, “(…) Yo estoy comprometido, no tengo más nada que hacer en esta vida sino luchar por la unidad de todos, y sobre todo ayudar a fortalecer los movimientos unitarios de las mujeres en Venezuela, en América Latina y en el mundo” (Caracas, 2003). Ojalá que las mismas se conviertan en el legado político, en la tarea más urgente e importante a ejecutar y construir porque sin nosotras, sin las mujeres NO HAY REVOLUCIÓN NI MATRIA-PATRIA NI DEMOCRACIA NI JUSTICIA NI CHÁVEZ.
* Profesora de la Universidad del Zulia
Doctora en Estudios de Las Mujeres
macanilla@hotmail.com
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