Willey Peñuela
A la mujer trabajadora venezolana, en su día
Un amigo, fotógrafo, compañero de trabajo, venía en el autobús. El autobús en silencio, como nunca. Un niño que va al lado, solo, delgado, con sus manos sucias; lo mira a los ojos y como reconociendo un aliado le pregunta con el tono más bajo y los ojos marchitos: ¿Señor, por qué Chávez se murió si él era bueno? Mi amigo no contestó.
Una señora que iba al lado, como de 65 años de edad, acostumbrada a aguantar todo, pudo escuchar gracias al silencio. Soltó el llanto, fuerte, recio. No pudo.
El niño volteó a ambos lados. Sale una lágrima.
De pronto se incorpora la señora y le dice:
- Tú te sabes la canción de Chávez?
El niño la mira con miedo y asiente con la cabeza
- Acuérdate lo que dice: “Chávez corazón del Pueblo”. No lo vamos a ver más. Pero no murió, no digas que murió, hijo. Si él es el corazón del pueblo, está en tu corazón porque eres pueblo. Y si nosotros luchamos estamos logrando que esté vivo en las calles, en cada obra y en cada alegría del pueblo.
El niño la miró sorprendido con una especie de alegría secreta y le dijo: Gracias maestra (la señora no era maestra), ahora le puedo explicar a mi mamá. En aquel viejo autobús jamás se había aplaudido tanto, como luego de la explicación de la señora.
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