Por Narciso Isa Conde
Detengámonos en el conmovedor reconocimiento a Chávez seguido del significado del 8 de marzo.
No hay imagen capaz de resumir el orgullo de haber tenido a Chávez entre nosotros/as en este periodo de cambios promisorios; y no hay frase capaz de expresar el dolor colectivo que provoca su ausencia física.
Nos devuelve la alegría su obra, su siembra. Su intrépido y oportuno rescate de las ideas anticapitalistas y socialistas, temporalmente enterradas en la fosa común del capitalismo neoliberal y el derrumbe del muro de Berlín. Su hermosa rebeldía cimarrona articulada a irreverentes pobrecías masculinas y femeninas que encarnó.
Más allá de este triste desenlace, posiblemente inducido como recalcó Evo, Chávez se queda entre nosotros/as; inspirando este ciclo de luchas por la segunda independencia, el renacer de las revoluciones, las nuevas democracias, los nuevos procesos socialistas y el protagonismo de nuestras mujeres.
El coronel Chávez, el comandante bolivariano, que como nuestro Francis Caamaño supo casarse con la gloria en un despliegue ejemplar de antiimperialismo, seguirá presente en esta pelea de alto vuelo.
EEUU y las derechas habrán de reemprender sus planes sediciosos, mientras nosotros/as procuraremos convertir el dolor colectivo en represalia democrática apabullante.
Al recordar en este contexto de este re-despegue esperanzador del antiimperialismo y el anticapitalismo el Día Internacional de la Mujer, recordé que el capital y sus corporaciones tienen todos los días del año y del mundo.
Que el patriarcado y el Vaticano también.
La mujer, por el contrario, tiene uno solo. Y no es casual. Como no lo es la violencia que la somete y martiriza.
O la manera como la borran del lenguaje.
O la forma como la sacan de la historia.
O las normas que la reducen a instrumento de placer, material de cama y de cocina.
“Ni una más”, pero se desbordan los cadáveres por las costas del país.
Hombre: “!ni una más!” Pero no se detienen con esas campañas los ríos de sangre femeninos…
Es que el producto tétrico tiene raíces endurecidas y el capital y el patriarcado se resisten a descubrirlas y arrancarlas, por todo lo que les sirven a su abusivo reinado.
La violencia contra la mujer responde a una relación de poder, a un estado de opresión, a una cultura de dominación y sobre-explotación, que la acompaña, alienta, reproduce y justifica.
El gran capital y el milenario patriarcado, fundidos en placentera relación carnal, piensan que salvan su alma envilecida cediéndole un solo día a la más sufrida criatura del planeta, a la mitad de la humanidad Y después… sus grandes beneficiarios suelen dormir satisfechos y tranquilos, aplaudidos por sus medios repletos de aberraciones y mentiras.
Vale, pues, impulsar el tránsito al nuevo socialismo participativo, con democracia de género, con democracia integral. Ese que late en la avalancha mundial que tronó silenciosa, con lágrimas y cantos, con rabia y alegría, con dolor y rebeldía en la impresionante ¡hasta siempre! al Comandante bolivariano de la nueva oleada emancipadora.
10-03-2013, Santo Domingo.
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