sábado, septiembre 08, 2012

LA ARAÑA FEMINISTA / Mujer indígena: mírame, también existo

MARÍA DE LOS ÁNGELES PEÑA/ Ciudad Caracas
Dedicado a Carmen “Anita Fernández, mujer Yuatpu, líder indígena, madre de Alexander Fernández y José Luis Fernández, ambos asesinados el pasado mes de junio en el parcelamiento “Las Flores” ubicado en tierras yukpas. Anita exige justicia. Protección a su familia. Tierras libres de ganaderos. Apoyo para continuar con el proyecto de cultivo de cacao que emprendió su hijo Alexander. Anita nos pide que nos miremos en sus ojos, hoy espejos de lágrimas, duelo y esperanza. Sucedió en el segundo encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiwanku en al año de 1983. Mujeres indígenas y campesinas se reunieron y acordaron que el 5 de septiembre, fecha en la que murió Bartolina Sisa, mujer aymara, torturada y descuartizada junto a Tupac Katari por exigir justicia y la libertad de su pueblo, sería el día internacional de las mujeres indígenas.

Hoy, las mujeres indígenas tienen presencia activa en los movimientos sociales del continente que luchan por desafiar la herencia de la conquista enmarcada con fuerza en las lógicas de la colonialidad del poder. Sus voces y reclamos interpelan al poder patriarcal de las dirigencias de los Estados Naciones de América Latina y ayudan a deconstruir las visiones esencialistas que el feminismo euronorcéntrico ha elaborado sobre el sujeto mujer indígena; a decir de Julieta Paredes, feminista indígena “No somos originarias, somos originales”. En América Latina y el Caribe existen entre 45-50 millones de personas indígenas, lo que equivale a un 10% del total de la población.

De estos, aproximadamente un 59% serían mujeres lo que equivale a 26,5 millones (Calfio Montalva, M. y Velasco, L. F. (2005)). En un reciente informe elaborado por el Observatorio de Mujeres Indígenas Contra la Violencia, ellas denuncian los alarmantes casos de violencia que viven en sus comunidades. Se trata del conflicto armado, de la violación como instrumento de guerra, la falta de acceso a la justicia, el abuso sexual a niñas indígenas, la impunidad, la falta de servicios de salud, el machismo y sexismo que viven en muchos casos al interior de sus comunidades como una realidad que ejemplariza cómo el patriarcado occidental forjó alianzas con el machismo de algunos hombres indígenas, en detrimento de las mujeres. La realidad es que en la vida de muchas mujeres indígenas convergen múltiples sistemas de opresión los cuales se refuerzan por el racismo y la discriminación. A esto hay que agregar la indiferencia, o la invisibilización de sus aportes por parte de las sociedades “mestizas” latinoamericanas, es decir, la mayoría no indígena del continente.

Pero ellas continúan alzando sus voces. No en vano a lo largo del continente existen más de 120 organizaciones de mujeres indígenas cuyas pautas de lucha no sólo involucran la demanda por la restitución de los territorios, sino que se esfuerzan por sostener y reforzar la espiritualidad ancestral y de enseñar otras formas de conectarse con la felicidad. Al respecto, Mirna Cunningham afirmó que “las mujeres indígenas somos fuertes, valientes, conocedoras de la medicina tradicional, SOMOS MAESTRAS, hablamos con nuestros espíritus del agua, del bosque, nos comunicamos con las piedras, somos las sabias, somos las guías espirituales, pero aun así… sufrimos por la violencia”.

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07/09/12.-

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