viernes, mayo 11, 2012

Mujeres en el campo y la brecha de género

Luis Daniel Núñez Guzmán /eleconomista
La participación de las mujeres como productoras, jornaleras y jefas de hogar se ha incrementado en los últimos años, entre otras razones, por la migración de la fuerza laboral masculina.

En el reporte “Las mujeres en la agricultura: cerrar la brecha de género en aras del desarrollo”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), se analiza la situación mundial de la presencia femenina en el campo.

De acuerdo con los resultados, la presencia femenina en el campo representa, en promedio, 43% de la fuerza laboral en los países en desarrollo, siendo 20% en América Latina y llegando hasta 50% en Asia oriental, sudoriental y en África subsahariana.

En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para el primer trimestre del 2011, 12.87% del total de la población dedicada a actividades agropecuarias era mujer. Sin embargo, al analizar la evolución en los últimos dos años, se observa que la participación femenina en el sector primario se ha incrementado.



En el reporte de la FAO se hace evidente la existencia de menores rendimientos, por unidad de producción, en predios atendidos por mujeres, situación que se explica por un menor acceso a los recursos productivos, problemas para comprobar la propiedad así como usufructo de la tierra y, por ende, menor acceso al crédito.

En suma, la baja rentabilidad surge por las menores oportunidades de desarrollo y no por ser menos productivas.

Cabe destacar que la participación femenina en las actividades agropecuarias no se limita a la producción, ya que también se tiene un incremento en la presencia de mujeres en aspectos técnicos y de consultoría, que elevan el perfil de acción e impacto en el campo mexicano, siendo éstas tan comprometidas y eficientes como sus homólogos masculinos.

Dado el incremento de la participación femenina en el campo mexicano y su tendencia creciente, es importante que se elaboren políticas públicas más flexibles e incluyentes que permitan a las mujeres un mayor acceso a capacitación, tecnologías y créditos, con el afán de no provocar rezagos en el sector primario.

Al respecto, la FAO comenta que, de reducirse eficientemente la brecha de género, se lograrían incrementos en las explotaciones agrícolas, a cargo de mujeres, hasta en 30%, nada mal.

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