martes, marzo 06, 2012

Guinea Bissau: VIH con rostro de mujer

Por Mileyda Menéndez Dávila / Fuente: Juventud Rebelde
La discriminación de las mujeres mantiene fuerte al VIH en Guinea Bissau, como en el resto de África. Mientras ellas se ocupan de las tareas agrícolas, soportan en sus cabezas grandes pesos, acarrean agua desde largas distancias y lavan bateas de ropa restregándolas sobre una madera; los hombres se dedican al comercio o son modistos. Sin embargo, ellos son los primeros en sentarse a la mesa y a ellas corresponde el último turno en la distribución de alimentos, aunque estén enfermas.

¿Puede en esas condiciones una esposa exigir el uso del preservativo —camisinha en su lengua materna— a una pareja que, para colmo, debe compartir con al menos otras dos o tres mujeres oficialmente?

No es de extrañar que en ese país del África Subsahariana la prevalencia de la infección por VIH sea de un 3,3 por ciento (en Cuba es de 0,01); o que el 5,8 por ciento de casos se diagnostique en mujeres embarazadas, seguidas de cerca por menores de dos años y adolescentes.



Ante esa realidad, una brigada médica cubana trata de extender su labor docente, asistencial e investigativa desde la capital hasta las localidades selváticas para ofrecer a la población nuevos conocimientos, a la par que diagnostican y tratan a más víctimas de la epidemia.

El eje de este proyecto es el curso Sexualidad, dimensiones de placer y de riesgo, impartido en sedes universitarias de Medicina, y cuya primera fase concluyó en la localidad de Bula, en la región de Cachau, al oeste del país, donde se estudian los dos primeros años de la carrera.

Multiplicar el mensaje

De los 91 estudiantes formados en Bula como promotores de salud sexual con énfasis en la prevención del VIH, el 75 por ciento no sabía antes de pasar el curso que en el período de ventana la persona infectada transmite el virus a sus parejas sexuales aunque en su sangre no se detecten anticuerpos para el virus, y mucho menos identificaban a las mujeres como el grupo de mayor riesgo epidemiológico debido a la inequidad de género típica de la región.

Hacer visible esa realidad es una de las tareas que asumen estos jóvenes a partir de la ayuda profesional cubana, y lo hacen mediante audiencias sanitarias con estudiantes de enseñanza media, a través de la radio local y en labores de prevención durante sus prácticas laborales.

Desde su tierra, el guineano Ezequiel Bartolomeo, dirigente estudiantil en la sede Carlos Juan Finlay, opina que sus compatriotas tienen muy pocos conocimientos sanitarios: «Los jóvenes en especial no tienen percepción de riesgo, piensan que usar el preservativo es una pérdida de tiempo. Para cambiar hace falta más educación sexual desde la pubertad».

Otojany Suárez, responsable de actividades extracurriculares de la misma sede, reconoce que en Guinea Bissau las mujeres están más expuestas al VIH porque su cultura permite a los hombres tener dos o más esposas oficiales, pero no les exige por la salud de ellas.

Por eso apoya la necesidad de introducir clases de sexualidad y de género en las escuelas e incrementar la campaña radiofónica sobre la enfermedad, no solo allí en su país, sino en toda África, criterio que comparte el galeno cubano Jorge Pérez, especialista de Medicina General Integral y fundador del proyecto, defensor de la idea de promover alianzas con el Ministerio de Educación del país para lograr una cultura del autocuidado y mejorar los conocimientos sobre las infecciones de transmisión sexual en los sectores más sensibles de la población.

En 2011, el Día mundial en respuesta al VIH tuvo como lema el reto de lograr Cero nuevas infecciones, cero estigmas y discriminaciones y cero muertes ligadas al VIH.

Esa es, de momento, una aspiración demasiado ambiciosa para Guinea Bissau, pero el 1ro. de diciembre pasado la esperanza hizo amanecer a Bula de una manera diferente, al decir del doctor cubano Andrés Escalona, jefe de la sede universitaria de esta ciudad.

Una camioneta descapotable cargada de estudiantes le abrió paso a una multitud de más de 2 000 personas que avanzó con banderolas y pancartas desde la Facultad de Medicina hasta la plaza del pueblo. Lo que había empezado unos meses antes como un curso académico en una facultad logró expandirse a estudiantes, profesores, jóvenes de escuelas públicas y privadas, del Centro integral de formación de amplios perfiles de la Iglesia católica, infantes y pueblo en general: gente entusiasta que detenía el tránsito de vehículos para entregar preservativos a choferes y pasajeros.

Tras esa alborada, la misión de los futuros galenos africanos tendrá que ser la de incorporar a las mujeres a las campañas de prevención del VIH: despertar sus conciencias para que entiendan la importancia del uso del preservativo y aprendan a exigir protección de sus parejas durante las relaciones sexuales. Urge hacerlo por ellas, por sus hijos y por el destino de esa nación.


*La doctora Elvia de Dios Blanco es máster en Sexualidad y directora del Proyecto cubano de prevención de salud con énfasis en VIH en Guinea Bissau


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