Más de un año y medio después del terremoto, algunas mujeres y niñas paren a sus hijos sin atención médica, en los pisos con lodo de tiendas de campaña, o intercambian sexo por alimentos sin ningún tipo de protección contra el embarazo no deseado.Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch.
Las mujeres y niñas en Haití enfrentan problemas para acceder a los servicios de salud necesarios para prevenir muertes prematuras de madres y niños, dijo Human Rights Watch en un informe. Graves deficiencias en el acceso a los servicios de salud están perjudicando a mujeres y niñas vulnerables, que siguen desplazadas después del terremoto del 12 de enero de 2010. Los problemas se agravan debido a servicios de asistencia que carecen de mecanismos eficaces de seguimiento y para denunciar deficiencias en los mismos.
El informe de 78 páginas, “‘Nobody Remembers Us’:Failure to Protect Women’s and Girls’ Right to Health and Security in Post-Earthquake Haiti” (“‘Nadie se acuerda de nosotras’: El fracaso a la hora de proteger los derechos de las mujeres y las niñas a la salud y la seguridad en el Haití post-terremoto”), documenta la falta de acceso a la atención materna y reproductiva en Haití después del sismo, incluso a pesar de la disponibilidad sin precedentes de servicios gratuitos de atención médica. El informe también describe cómo el hambre ha llevado a las mujeres a intercambiar sexo por alimentos y cómo las malas condiciones de los campos de refugiados exacerban el impacto de la violencia sexual debido a las dificultades para recibir atención después de una violación. El informe se centra en cómo los esfuerzos de reconstrucción han fallado a la hora de responder adecuadamente a las necesidades y los derechos de las mujeres y las niñas, especialmente sus derechos a la salud y la seguridad. Las autoridades haitianas y los donantes deberían tomar medidas concretas para mejorar el acceso a los servicios y proteger los derechos humanos de las mujeres y las niñas, señaló Human Rights Watch.
“Más de un año y medio después del terremoto, algunas mujeres y niñas paren a sus hijos sin atención médica, en los pisos con lodo de tiendas de campaña, o intercambian sexo por alimentos sin ningún tipo de protección contra el embarazo no deseado”, dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “A pesar de los avances logrados por los servicios gratuitos de atención médica, el gobierno y los donantes internacionales no han abordado las graves deficiencias en el acceso a los servicios de salud ni las condiciones que pueden conducir a muertes maternales e infantiles”.
Más de 300,000 mujeres y niñas viven actualmente en campamentos para personas desplazadas. Human Rights Watch entrevistó a más de 100 mujeres y niñas entre 14 y 42 años en 15 campamentos de desplazados que estaban embarazadas o que habían parido durante el periodo posterior al terremoto.
Algunas describieron cómo parieron sus bebés en tiendas de campaña, en la calle o en callejones de camino al hospital, y, en un caso, en la esquina de la calle después de que un hospital le negara el ingreso por no poder pagar una cesárea. Antes del terremoto, Haití tenía la mayor tasa de mortalidad materna en el hemisferio occidental, con 630 muertes por cada 100,000 nacidos vivos. La tasa después del terremoto no se conoce, y hay una falta de seguimiento efectivo de las muertes maternas e infantiles en los campamentos.
“Acabo de parir en el suelo... No recibí medicamentos para el dolor durante el parto”, dijo una mujer a Human Rights Watch.
El terremoto de enero de 2010 se saldó con aproximadamente 222,000 muertos, 300,000 heridos y el desplazamiento de entre 1.3 millones y 1.6 millones de personas. Alrededor de 300,000 viviendas y gran parte de la infraestructura del país sufrieron daños o fueron destruidas, incluyendo el 60 por ciento de los hospitales en las zonas afectadas.
Los donantes prometieron US$5,300 millones en ayuda dentro del marco del plan de reconstrucción post-terremoto que esbozó el gobierno, en el que US$258 millones estarían dedicados a la atención sanitaria. Aunque sólo se han gastado US$118.4 millones en cuidados de salud, otros US$130.6 millones han sido destinados para este propósito y están cerca de ser desembolsados.
Las organizaciones benéficas han trabajado duro para ofrecer atención médica, pero muchas mujeres y niñas no han podido recibirla, debido a la falta de información, deficiente infraestructura de transporte y los costos difíciles de pagar de servicios que no son cubiertos por la atención médica gratuita. Como resultado, los derechos fundamentales de las mujeres a la salud y la seguridad se ven amenazados, concluyó Human Rights Watch.
Además, la falta de coordinación e intercambio de datos por parte de los donantes y las organizaciones no gubernamentales (ONG) que proveen los servicios de salud han hecho que a los observadores de derechos humanos y al propio gobierno les resulte difícil evaluar el progreso.
Muchas mujeres y niñas de escasos recursos económicos no pueden permitirse el transporte a las instalaciones donde se ofrece atención médica gratuita, descubrió Human Rights Watch. Algunas dejan de buscar ayuda si no pueden pagar las pruebas que se les pide, como una ecografía, o porque piensan, erróneamente, que no pueden regresar al hospital sin los resultados de las pruebas.
“Con casi US$260 millones destinados a los cuidados de salud, ninguna mujer debería parir en la calle”, señaló Roth. “Las mujeres y las niñas tienen derecho a atención médica indispensable, incluso en circunstancias adversas”.
La extrema vulnerabilidad y la pobreza han orillado a algunas mujeres en los campamentos a entablar relaciones con hombres por el bien de su seguridad económica, o a mantener relaciones sexuales por transacciones o por supervivencia, tales como el intercambio de sexo por comida, aseguró Human Rights Watch. Este comercio sexual se lleva a cabo sin ningún tipo de acceso adecuado a anticonceptivos ni otros servicios de salud reproductiva, lo cual incrementa la vulnerabilidad a largo plazo de las mujeres y las niñas a embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual.
La vulnerabilidad de las mujeres y niñas haitianas a la violación era una preocupación incluso antes del terremoto. Se trata de una problema aún mayor en los campos de desplazados, donde algunos grupos de mujeres han reportado una incidencia especialmente alta de violaciones y violencia sexual.
La anticoncepción de emergencia y la atención medica necesaria después de una violación están disponibles en algunos centros de salud, pero muchas víctimas de violación no tienen acceso a esta atención por las mismas razones por las que las mujeres y las niñas tienen dificultades para acceder a otros servicios de salud: la falta de información básica sobre lo que está disponible y dónde, así como dificultades para pagar el transporte para llegar a los servicios. Algunas mujeres y niñas explicaron a Human Rights Watch que tenían demasiado miedo, vergüenza o estaban demasiado traumatizadas por la violación como para buscar ayuda en el plazo necesario para que la anticoncepción de emergencia fuese eficaz.
El gobierno debe mejorar los servicios de protección contra la violencia para las mujeres y niñas, y garantizar que tengan información y acceso a la atención médica necesaria posterior a una violación, dijo Human Rights Watch.
“La atención a los derechos humanos debería ser una parte esencial del plan de reconstrucción de Haití”, dijo Roth. “El gobierno, los donantes y las ONG deberían trabajar juntos para proporcionar a las mujeres y las niñas los servicios, la protección y el respeto que necesitan, e implementar el sistema de supervisión necesario para asegurar que esto suceda”.
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