AVN .- Tanto las mujeres adultas como las niñas son las que más resienten los embates de las dificultades en el acceso a la educación. Un estudio publicado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura arroja que el 70% de los 793 millones de personas analfabetas en el mundo corresponde a este sector de la población.La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2011 revela que exactamente 571.600 mujeres y niñas padecen este flagelo que está directamente vinculado a su posterior ingreso en el campo del trabajo mercantil legalizado y que constituye, en consecuencia, uno de los factores detonantes de la feminización de la pobreza.
A pesar del descenso en el índice general de la población iletrada en el mundo – 3% en comparación con el 2010- que potencia la celebración de este 8 de septiembre, Día Internacional de la Alfabetización, la ONU destacó que es “una combinación de factores, como el trazado de metas demasiado ambiciosas, esfuerzos insuficientes y descoordinados y la subestimación de la magnitud del problema” lo que dificulta el logro de una educación para todos.
Sin embargo, hay una variable que escapa a los ojos de la ONU. En el año 2003 la pedagoga feminista Chandra Talpade Mohanty reveló, en su ensayo “De vuelta a: Bajo los ojos de occidente”, cómo el principal enemigo del desarrollo integral de las mujeres y aliado del patriarcado era el sistema capitalista.
En aquel texto denunciaba los efectos devastadores que las políticas aplicadas por instituciones transnacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional habían tenido sobre la gente pobre del mundo, especialmente sobre las mujeres y niñas de las dos terceras partes del mundo, quienes suelen llevar la carga más pesada de la globalización.
“Es especialmente en los cuerpos y las vidas de las mujeres y niñas del Tercer Mundo que el capitalismo global escribe su guión, y es al poner atención y teorizar en las experiencias de estas comunidades que descubrimos al capitalismo como un sistema que fomenta un racismo y sexismo debilitantes”, afirmaba.
De allí que analizar los factores macro que subsumen la segregación de fenómenos por género sea indispensable para poder establecer políticas públicas realmente efectivas para erradicar la discriminación.
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