Hace pocos días tuvimos una experiencia que ha de servir de sustento para la impostergable obligación de hacer que llegue a los operadores de justicia la información dirigida a la formación de una sólida conciencia acerca de la violencia de género
Pues bien, una honorable jueza se nos acercó para relatarnos y pedir ayuda, en admirable autocrítica, cómo a través de su actividad jurisdiccional, todos los casos que llegaban a su despacho vinculados con maltratos físicos o psicológicos o abuso sexual contra mujeres, eran tratados de manera semejante a otros asuntos de poca importancia, producto del carácter de la mujer o de “depresiones” o exageraciones, pero jamás originados por esa violencia machista que durante siglos ha venido azotando a la mitad de la población.
Ella fue invitada a un foro sobre violencia de género desarrollado en una universidad venezolana y, a partir de entonces, al escuchar los planteamientos allí formulados por especialistas, su percepción del fenómeno de la violencia de género se transformó y le hizo comprender el sentido y la razón de ser de esta lucha, que hoy se hace presente en todo el planeta.
De ahora en adelante, nos dijo, “el tribunal atenderá con especial cuidado estos asuntos, pues no me basta conocer la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, como en verdad la conozco íntegramente, sino que evaluaré cuidadosamente la denuncia que hace la mujer maltratada y aplicaré los correctivos de rigor”.
Esta situación se repite en muchos de nuestros operadores de justicia, hombres y mujeres. De ahí la urgencia de que instituciones calificadas académicamente como la Escuela Nacional de la Magistratura o el Centro de Estudios de la Mujer de la UCV, lleven al conocimiento de la gente, en especial a los jueces, juezas y fiscales del Ministerio Público, la información que haga posible, como en el caso de esta jueza, adquirir conciencia de género. Entender la violencia como una violación de sus derechos humanos, exige hoy, dentro de la política estatal, una consideración especial porque está en peligro la vida de la mujer, la felicidad de la prole y la estabilidad de la pareja. Sin ello, la existencia humana carecería de asidero.
Fuente:
http://www.ultimasnoticias.com.ve/Opinion-Original/Firmas/Yolanda-Jaimes/Conciencia-de-genero.aspx
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