AmecoPress. Una distribución más equitativa en términos de género de los activos, insumos y servicios agrícolas podría hacer crecer la producción de alimentos en el mundo entre un 2,5 y 4 por ciento. Este es uno de los mensajes principales de la edición 2010-2011 del informe de la FAO "Estado de la Agricultura y la Alimentación: Mujeres y Agricultura: disminuyendo la brecha de género para el desarrollo", que será lanzado en el marco de las celebraciones del Día Internacional de las Mujeres.
El documento será presentado en una conferencia de prensa que se realizará el 7 de marzo en Santiago de Chile. Participarán el Oficial a Cargo de la Representación Regional de la FAO, Alan Bojanic, la economista Ana Paula de la O Campos y el conomista Gustavo Anriquez, responsables de la autoría de la publicación.
Según el documento, aunque el contexto que enfrentan las mujeres varía de un país a otro, hay una condición común a todas las regiones: las mujeres enfrentan restricciones relacionadas con su género que reducen su productividad y le generan un costo real a la sociedad.
El documento será presentado en una conferencia de prensa que se realizará el 7 de marzo en Santiago de Chile. Participarán el Oficial a Cargo de la Representación Regional de la FAO, Alan Bojanic, la economista Ana Paula de la O Campos y el conomista Gustavo Anriquez, responsables de la autoría de la publicación.
Según el documento, aunque el contexto que enfrentan las mujeres varía de un país a otro, hay una condición común a todas las regiones: las mujeres enfrentan restricciones relacionadas con su género que reducen su productividad y le generan un costo real a la sociedad.
El informe entrega datos y un análisis exhaustivo que documenta los costos que genera la brecha de género en el acceso de las mujeres a los recursos de tierra, agua, ganadería, educación y servicios financieros, además de las dificultades que enfrentan en términos de empleo.
También presenta una estimación empírica de las mejoras en la producción y en la seguridad alimentaria que se podrían obtener sólo al reducir la brecha de género actual. Estos beneficios son sólo los primeros de una serie de ganancias económicas y sociales que pueden resultar de una mayor paridad de género en la agricultura y en el empleo rural.
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