Venden “baleadas” en las calles, estudian una carrera universitaria o reciben un curso de belleza, entre otras ocupaciones productivas. Esas son las mujeres “catrachas” que salen adelante, se superan y sostienen a 550767 hogares a nivel nacional, luchando cada día contra el desempleo, la pobreza, el machismo y la violencia.
Datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) indican que del total de hogares a nivel nacional, el 31.7 por ciento tiene como jefa de hogar a miembros del sexo femenino. A nivel nacional hay más de tres millones de hondureñas en edad de trabajar, de las cuales apenas un millón 221,543 son económicamente activas.
“El mercado parece absorber más rápidamente la mano de obra masculina que la femenina; mientras en un hombre los MBT (Meses Buscando Trabajo) son 2.9, en una mujer son 3.8 meses”, señala la última Encuesta de Hogares del 2010.
“En diciembre me despidieron para darle mi puesto a un muchacho; él hace ahora exactamente lo mismo que yo hacía, pero a él lo nombraron jefe y le pagan 2,000 lempiras más”, contrastó Fanny Ramírez, una diseñadora gráfica de 22 años, mientras esperaba ser atendida en las oficinas de colocación de la Secretaría de Trabajo.
Lamentablemente, al igual que Fanny, miles de hondureñas son víctimas de la discriminación laboral únicamente por su sexo. “Ahorita estoy haciendo trabajos de diseño por cuenta propia y con eso estoy pagando mis estudios en la universidad”, apuntó la jovencita.
OFICIOS CASEROS
La creencia de que los hombres deben ser los jefes en los centros de trabajo es algo tan típico en Honduras, como considerar que los quehaceres domésticos son una obligación de las “buenas” mujeres, según una errónea concepción machista.
La Encuesta “Uso del tiempo en Honduras”, realizada por el INE, la Agenda Económica para las Mujeres (Agem) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), revela precisamente que a nivel nacional el 88.7 por ciento de los trabajos domésticos es realizado por mujeres.
“A nivel nacional, los hombres invierten en promedio 41 minutos en trabajo doméstico no remunerado, mientras que las mujeres 3:24 horas”, detalla la investigación.
Es así como barrer, trapear, lavar ropa y la vajilla de la cocina, igual que hacer mandados y preparar los alimentos, tienen agotada a Susan, una adolescente que vende tortillas junto a su abuela en una calle del barrio Bella Vista, en Comayagüela.
“Ya no quiero estudiar, me siento cansada; mis hermanos no hacen nada y desde que mi mamá se fue para Estados Unidos a mí me toca ayudarle a mi abuela, pero no dejo el colegio porque quiero ser abogada”, afirma la jovencita, un poco triste, pero con certeza.
Con todo, Susan no es la única esclavizada al doble trabajo. La encuesta del INE detalla que “a nivel nacional, las mujeres que trabajan más de 45 horas en trabajo remunerado, dedican 3:22 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado, de igual manera, las mujeres que trabajan hasta 35 horas en el mercado laboral, continúan trabajando en el hogar cuatro horas diarias”.
DESARROLLO HUMANO
Entre la problemática laboral de las exponentes del sexo femenino, el representante adjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Honduras (PNUD), Luca Renda, indicó que en cuanto al índice de potenciación de género, utilizado para medir el desarrollo humano de las mujeres, en Honduras es superior al de Nicaragua y El Salvador.
Renda relacionó que “ha habido bastante avance en educación y esperanza de vida”, pero también considera que es indispensable “asegurar mayor participación de la mujer en la economía, política y en niveles de dirigencia del mercado del trabajo”.
“Honduras ocupa el puesto 112 en desarrollo humano y el 0.589 en el Índice de Potenciación de Género; este índice es inferior en El Salvador y en Nicaragua”, señaló el representante del PNUD.
Si vemos la participación en cargos de elección popular, la política activa y puestos de gerencias, datos que se usan para construir el Índice de Potenciación de Género; en las elecciones del 2009 tuvimos un gran retroceso en el número de alcaldesas y de congresistas, que ha disminuido”, lamentó.
El funcionario internacional agregó que las mujeres hondureñas “también reciben un ingreso inferior, al mismo tiempo no tienen acceso a un cargo de elección popular como deberían; la ley establece que la cuota para los cargos del Congreso debería ser de un 30 por ciento de mujeres, pero esto en realidad no se aplica”.
“Otra limitación es la violencia intrafamiliar que afecta muchísimo a las mujeres, es necesario potenciar la atención a las víctimas de violencia y violaciones”, demandó.
A pesar de las limitaciones, las “catrachas” sustentan con su trabajo más de medio millón de hogares hondureños, ganándose la vida como funcionarias, diferentes profesiones, cocineras, aseadoras, operarias de maquilas y otros oficios o actividades productivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario