Es como un juego de dominó: la Segunda Guerra Mundial se llevó a todos los hombres norteamericanos al frente, así que las mujeres tuvieron que salir a trabajar haciendo bombas y tanques; luego, cuando los esposos volvieron a casa, muchas esposas no quisieron regresar a las cocinas y así fue la primera chispa del feminismo en el norte.
Hay una popular ilustración de J. Howard Miller donde se ve a una musculosa mujer, con un pañuelo en la cabeza, flexionando el brazo e invitando a trabajar con la leyenda “Podemos hacerlo”. A ese personaje se lo bautizó “Rosie la remachadora” y se convirtió en un ícono pop. Según cuenta la historia el diario El Mundo, en los años ‘80 la foto de Rosie fue tomada por el movimiento feminista y se volvió un símbolo de igualdad entre sexos.
Es difícil imaginarse que detrás del símbolo haya una persona real, pero esa ilustración se realizó tomando una foto como modelo. Geraldine Doyle tenía 17 años cuando empezó a trabajar en una metalúrgica de Ann Arbor, en Michigan, y a los pocos días un fotógrafo de United Press International capturó su imagen.
Se lee en el New York Times que ella no supo de la existencia del póster hasta el año 1982: hojeando una revista, se encontró con Rosie y se reconoció en ella. “No tenía brazos grandes ni musculosos”, aclara la hija de Geraldine. “Era muy delgada, una niña glamorosa. Las cejas arqueadas, labios bonitos, la forma de la cara: era ella.”
En diciembre del 2010, Geraldine pasó a mejor vida en un geriátrico de Michigan. Tenía 89 años y la sobreviven 5 hijos, 18 nietos, 25 bisnietos y la eterna Rosie, a quien le dejó su rostro para siempre.
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