Compañeras y compañeros:
Primero que todo, quiero agradecer infinitamente su comparecencia y el apoyo brindado a esta actividad. Cada un@ de ustedes me hace pensar que aún existen personas que creen en la dignidad humana y cuya conciencia no se puede comprar con lujos y celebraciones enajenantes.
Lo que nos une en esta tarde es la indignación de observar cómo una compañía millonaria, que se reconoce internacionalmente por su visión de las mujeres como un producto mercantil, viene a tomar ventaja de los problemas sociales de nuestro país, para desarrollar un proyecto cuya consecuencia es la ganancia de los ricos utilizando el trillado recurso de la proyección de la mujer como eterna sierva sexual del hombre.
Aquí no se trata de coartar a nadie, ni se trata de prohibir la libre expresión y mucho menos de decirle a cada quién lo que debe hacer con su cuerpo y su sexualidad. De lo que realmente se trata es de denunciar que en el proceso de toma de decisiones de un ser humano, la libertad de acción y elección, se fundamenta en la exposición a diversos modelos de conducta y aprendizaje, que nos capaciten para hacer una elección realmente cónsona con nuestras necesidades y preferencias. Esto no es posible si la versión de “la verdad” se nos ha sido presentada como algo unidimensional y por ende no se ha tenido acceso a modos alternos de percibirse a sí mism@.
En una sociedad patriarcal y capitalista como la nuestra, el imaginario social de hombres y mujeres se encuentra altamente manipulado por intereses económicos externos a nuestra realidad, pero son ellos quienes poseen la influencia para controlar los medios de comunicación, a los que constantemente somos expuest@s. En lo personal, me resulta muy difícil convencerme de que la disposición simultánea de millones de mujeres alrrededor del mundo a adoptar el papel tradicional de "mujer- objeto de distracción" sea atribuible a que por pura "casualidad" una cantidad abrumadora de cada país "eligió" representar ese papel. Existe la tendencia a explicar esta sincronía de actitudes femeninas “globalizadas“, al puro ejercicio de la "elección libre". De ser así, resultaría pasmosa la "coincidencia de criterio" entre el refuerzo constante de los medios de comunicación masiva, como la radio, prensa escrita, filmes televisivos, pornografía, revistas de moda y hasta películas y libros infantiles y la manera en que una cantidad inmensa de mujeres en el mundo se proyectan y se perfilan en el entorno social.
¿Que tan "libre" es una elección cuando desde que naces, eres presionada social, cultural y publicitariamente para cumplir con unos patrones arbitrarios y unas expectativas de apariencia y conducta elegidas por terceros? En las sociedades patriarcales la expectativa de género, con todas sus implicaciones sociales, se comienza a crear por parte de los núcleos familiares y culturales una vez que se conoce el sexo de la futura persona. Luego de ello, para la abrumadora mayoría de nosotr@s, el refuerzo de imagenes, conceptos, actitudes y modelos de conducta, empieza desde los inicios de nuestro desarrollo, siendo unas veces más sutil y otras veces más evidente. Pero a largo plazo, el resultado es el mismo: a las mujeres se nos imponen unos patrones de conducta, que se pretende que adoptemos y perpetuemos. Además se nos exigen unas características y unas actitudes que no son producto de la “coincidencia“, sino de un sistema sexista y de la distribución de roles estereotipados. El seximo se evidencia de un modo tan simple como cuando nos planteamos que hay conductas que ya se esperan de una mujer, pero que jamás se exigen para los hombres.
Para quien tenga dudas, sugiero plantear una interrogante: ¿Por qué en la mayoría de las fiestas tipo Playboy y de otras compañías del estilo, es la mujer quien actúa como proveedora del placer o como el "souvenir" de adorno para la recreación de los hombres? Si todo se debiera a la libre elección y al debate de opciones, entonces ¿Por qué los hombres en un porcentaje mucho más alto que las mujeres, tienden a asumir el rol activo y a convertirse en quien disfruta de los favores sexuales en lugar de brindarlos? Si éstas elecciones se desprenden de la conciencia de quien actúa ¿Por qué la balanza siempre se inclina a que los hombres y las mujeres repitan los mismos patrones de género, hombre activo/mujer pasiva? Con estas interrogantes, mi intención es simplemente invitar a la reflección. ¿Hasta que punto lo que conceptuamos como libertad de acción y decisión, no es más que la reproducción inconsciente de los patrones de conducta estereotipada bajo los cuales hemos sido formad@s socio-culturalmente?
La compañía Playboy es una, de las muchas compañías productoras de revistas, que ejercen la violencia de género a través de la imágen mercantil del cuerpo de las mujeres. Una violencia que estriba en presentar la sexualidad femenina como algo que se lleva a cabo exclusivamente para el disfrute masculino, pues desde sus inicios éstas revistas están confeccionadas desde la perspectiva de la construcción social de la sexualidad masculina. El efecto de perpetuar dicha visión, es que se invisibiliza la perspectiva femenina de la sexualidad, pues así, las necesidades sexuales de las mujeres, pierden relevancia y autonomía, pues están sujetas a la satisfacción del hombre. La satisfacción de la mujer, por tanto, queda relegada a un tercer plano o del todo desvanecida, pues motivarla no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para el goce masculino. Ante esa perspectiva, salta a la vista que las industrias como Playboy, promueven una imagen distorsionada, patriarcal y unidimensional de la sexualidad femenina, promoviendo la idea de que las mujeres practican su sexualidad solo en función de los deseos y necesidades del hombre.
Para concluir quisiera dejar algunas interrogantes para la reflección personal de quien me escucha:
¿Por qué la sociedad espera de las mujeres que respondamos de manera servil y festiva a una proyección subordinada, que la mayoría de los hombres no aceptarían para sí mismos?
¿Por qué se espera que las mujeres nos sintamos “elogiadas” y “honradas” de asumir papeles que la mayoría de los hombres no consentirían para sí mismos, pues se sentirían humillados? ¿Por qué disfrazarnos de animal reproductor con orejas y rabo, debe ser un “honor”, mientras que para un hombre sería motivo de burla y ridiculización? ¿Por qué las mujeres tenemos que ser valoradas en función de nuestro atractivo sexual? ¿Por qué ese atractivo sexual lo tienen que definir entes ajenos a nosotras mismas, cuyo objetivo es adelantar un proyecto de lucro mercantil? Si la imagen que se estableciera repetitivamente en las revistas, películas, comerciales, promociones y otros medios y las expectativas culturales en general, fueran de la incursión equitativa de las mujeres en los ámbitos políticos, sociales y económicos de los países, y con una sexualidad autónoma e independiente de presiones sociales, ¿seguiría siendo la exposición sexual, la profesión “cotizada“ para las jóvenes? Si las premisas culturales fueran equitativas, ¿Seguirían siendo las mujeres la abrumadora mayoría de aspirantes a profesiones basadas en un juicio valorativo de su apariencia? ¿Estaría la balanza de los certámenes de belleza y revistas sexuales equiparada en cantidad de figuras masculinas y femeninas?¿Por qué el doble estándar? ¿No es acaso de ESO, de lo que se trata el sexismo?
Quien difiera de mi, está en su pleno derecho, pues como comentaba anteriormente, esto no se trata de que no se ejerza la libertad de acción y pensamiento.
Mi intención es hacer un llamado a la reflexión y a la búsqueda del orígen de ciertos patrones de conducta individual y colectiva, que quizás no sean tan espontáneos como nos han hecho creer.
Agradezco infinitamente su asistencia y participación a este evento,y mi esperanza es que éste sea el inicio de un largo proceso de reflexión en beneficio de todos y todas nosotras.
¡Muchas gracias!
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