Nuestra historia está llena de ejemplos de heroínas y otras valerosas mujeres que supieron, saben y sabrán dar un paso adelante por la defensa de la Patria. Pero este rasgo ya venía desde los lejanos tiempos de la fundación de la nacionalidad. Siempre nuestras mujeres lucharon junto a los hombres en los distintos frentes, incluida la guerrilla.
Así ha acontecido desde la legendaria Mariana Grajales hasta nuestra inclaudicable Vilma Espín, pasando por Haydee Santamaría, Celia Sánchez y Melba Hernández, por sólo mencionar a algunas de las más conocidas mujeres de la historia de la Revolución.
Génesis de una idea
La primera unidad de combate integrada por mujeres la fundaría Fidel en la Sierra Maestra de 1958: y no en fue casual que ostentara el nombre legendario de Mariana Grajales.
Se ha dicho que tal decisión encontró detractores entre algunos integrantes del Ejército Rebelde. Sería Fidel quien lo subrayara un día significativo que quedaría para la historia de Cuba como una fecha cenital: el 23 de agosto de 1960, cuando, tras la victoria, en el acto de fusión de las organizaciones femeninas revolucionarias, el líder de la Revolución diría siempre brillante:
En la mentalidad de numerosos compañeros, aquellas mujeres no podrían jamás combatir; en la mentalidad de algunos compañeros era un error entregarle un arma a una mujer, cuando sobraban —según decían— hombres para combatir. Sin embargo, los hechos demostraron una verdad: que aquellas mujeres combatieron contra los soldados de la tiranía, y le hicieron al enemigo una proporción de bajas mayor que las que le habían hecho los hombres en otros combates.
Y agregaría:
Las mujeres pueden ser útiles en todos los sentidos; las mujeres pueden manejar las armas, y pueden combatir. (...) Solo hay que organizarlas y prepararlas, y constituir también sus unidades de combatientes, para que no piensen que se les relega solamente a otras tareas. Debe dárseles oportunidad en todos los órdenes, y deben estar preparadas para todas las tareas (...) Por eso contamos con la mujer cubana, ¡la Revolución cuenta con la mujer cubana!
Consecuente con su pensamiento, Vilma espín, quien había combatido contra la dictadura batistiana tanto en la clandestinidad, como en el II Frente Frank País, orienta, como una de las primeras tareas de la FMC, organizar los cursos de primeros auxilios, e impulsa la incorporación a las Milicias Nacionales Revolucionarias, respondiendo al reclamo de las mujeres que pedían prepararse para la defensa de la Revolución.
Especial importancia concede a la preparación militar de las federadas en la defensa del país, incluyendo su incorporación como profesionales en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Desde los primeros años de la Revolución el Estado le concedió gran importancia al tema de la mujer y al trabajo dirigido a la defensa de sus derechos humanos y al ejercicio de la igualdad. Vilma, como Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), sería la promotora de iniciativas, propuestas y materialización de leyes en beneficio de las mujeres y contribuiría, aún cuando no existía el concepto de género como categoría, a avanzar en la emancipación de las mujeres y desde el principio de la Revolución las leyes promulgadas ya contenían este enfoque.
Desde entonces, se han llevado a cabo importantes cambios políticos, económicos y sociales. Las políticas sociales trazadas por la Revolución establecieron las bases para lograr la participación social femenina. Las mujeres se incorporaron a la defensa de la Revolución en las milicias, en la alfabetización, al trabajo voluntario y a múltiples tareas que convocaban las organizaciones políticas y de masas.
Vilma y la eterna defensa de la patria
Como vemos, nuestra Vilma no cesó en su lucha porque las cubanas asumieran la defensa de la Patria, desde las guerrilleras en la Sierra hasta su influencia en la definitiva instauración del Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF), que hoy constituye un rasgo peculiar en nuestro país y en las cubanas, muchas de las que, en plena juventud, asumen este importante vínculo, que de ningún modo constituye un hecho casual, sino muy familiar en la vida cotidiana de nuestro pueblo.
Así es y será por siempre el válido e inolvidable ejemplo de nuestra Vilma.
(A partir del ensayo Mujer y Poder en Cuba, de la Dra. Tania Caram León, y del artículo “Más féminas se preparan para la defensa de la Patria”, del periodista Juan Morales Agüero.)
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