La situación de la mujer en Afganistán ha mejorado, aunque aún queda un "largo camino por recorrer" en materia de derechos humanos, educación y empleo, dijo a EFE la profesora afgana Najiba Faiz que esta semana visitó España.
Faiz forma parte de una delegación de 23 representantes afganos, entre ellos cuatro mujeres y el gobernador de Badghis (oeste de Afganistán), Delbar Jan Arman, que fueron invitados por el Ministerio español de Asuntos Exteriores a conocer Madrid y Córdoba.
En una entrevista con EFE, Faiz, colaboradora de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), ha destacado los cambios experimentados en Afganistán desde la caída del régimen talibán en 2002, pero también ha subrayado que "aún se necesitan más".
Ataviada con ropa y 'hiyab' (pañuelo islámico) de colores vistosos -lejos de la sobriedad que impone el 'burka'-, comentó los "problemas" que aún afrontan las niñas en las "zonas remotas", donde apenas "pueden ir a la escuela".
Según datos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el 95 por ciento de las niñas que comienzan la educación primaria no terminan la secundaria, cifra que se reduce al 50 por ciento en el caso de los niños. "Por supuesto que durante el régimen talibán era peor. Entonces ni siquiera podíamos salir de nuestras casas, pero aún quedan muchos asuntos que resolver", matiza Faiz.
Su caso no deja de ser atípico. Forzada por su empleo, vive entre semana separada de su marido y de sus hijos, situación que comenta dejando entrever cierto orgullo ante el logro conseguido.
"Podemos ir a todas partes solas e, incluso, trabajar para alguna ONG", aseguró.
Faiz forma parte de una delegación de 23 representantes afganos, entre ellos cuatro mujeres y el gobernador de Badghis (oeste de Afganistán), Delbar Jan Arman, que fueron invitados por el Ministerio español de Asuntos Exteriores a conocer Madrid y Córdoba.
En una entrevista con EFE, Faiz, colaboradora de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), ha destacado los cambios experimentados en Afganistán desde la caída del régimen talibán en 2002, pero también ha subrayado que "aún se necesitan más".
Ataviada con ropa y 'hiyab' (pañuelo islámico) de colores vistosos -lejos de la sobriedad que impone el 'burka'-, comentó los "problemas" que aún afrontan las niñas en las "zonas remotas", donde apenas "pueden ir a la escuela".
Según datos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el 95 por ciento de las niñas que comienzan la educación primaria no terminan la secundaria, cifra que se reduce al 50 por ciento en el caso de los niños. "Por supuesto que durante el régimen talibán era peor. Entonces ni siquiera podíamos salir de nuestras casas, pero aún quedan muchos asuntos que resolver", matiza Faiz.
Su caso no deja de ser atípico. Forzada por su empleo, vive entre semana separada de su marido y de sus hijos, situación que comenta dejando entrever cierto orgullo ante el logro conseguido.
"Podemos ir a todas partes solas e, incluso, trabajar para alguna ONG", aseguró.
Otro ejemplo de cambio son las 64 diputadas que forman parte de la cámara baja del Parlamento afgano -un 25 por ciento del total de los escaños-, representación considerable que, según denuncian ciertas ONG locales, apenas sirve en la práctica, ya que ni pueden hablar ni intervenir en las leyes.
Faiz no está conforme, opina que se necesitan "muchos más cambios" para las mujeres afganas. Menciona, por ejemplo, que "las chicas no pueden elegir a sus maridos: son sus padres quienes deciden por ellas".
Especifica que estas situaciones ya no se dan "en las ciudades" y quedan limitadas a las zonas rurales, donde todavía existen casos de "crímenes de honor", definición del asesinato de una mujer por parte de miembros de su familia o de su comunidad al considerar que han sido previamente deshonrados por la víctima.
La docente comenta que estos casos son castigados por "el gobierno o por los ancianos de la localidad".
Según informes de la ONU, 8 de cada 10 mujeres afganas sufren violencia doméstica y un 60 por ciento son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años.
Acerca de su visita a España, durante la que tuvo oportunidad de entrevistarse, entre otros, con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, comenta que le "detalló" los principales problemas de las mujeres en su país y que tiene "esperanza" de que les "ayude a resolverlos".
Para ella, es imprescindible impulsar el empleo para las generaciones venideras y ofrecer oportunidades de trabajo a las mujeres, "muchas de ellas viudas (sólo en la capital, Kabul, hay 60.000) después de 30 años de guerra".
Aunque alaba la presencia española en el país, que considera "positiva" para la región, no esconde el anhelo de un Afganistán desocupado de tropas extranjeras y dueño de su futuro.
"En diez años espero ver a mi país desarrollado y en paz", concluyó Faiz. EFE
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