Este 8 de marzo se cumplen 100 años de la declaración del Día Internacional de las Mujeres. Un siglo de lucha por el reconocimiento de nuestros derechos y por una igualdad entre mujeres y hombres que aun hoy se presenta difícil. Cada año por estas fechas salimos a las calles a reivindicar lo que es nuestro. Cada día el objetivo es el mismo, luchar por lo que nos pertenece.
Pero esta lucha es aun más complicada en países en conflicto, y eso que las mujeres son las que siempre sacan fuerzas para seguir adelante y reconstruir la sociedad. Pese a ello, son las más perjudicadas por las consecuencias de la violencia.
En Palestina, la lucha por los derechos de las mujeres ha quedado relegada a la lucha por la resistencia. Si, en Palestina no basta con sobrevivir, hay que resistir. El pueblo palestino ha de contemplar impotente como los buldózer destruyen sus casas; como es expulsado de sus tierras; como centenares de personas enfermas son condenadas a muerte al impedírseles el paso en los controles israelíes; como enormes bloques de hormigón separan familias y ciudades enteras; como millones en el exilio tienen prohibida la entrada a su propio país...Una humillación diaria ante la cual la comunidad internacional impávida se convierte en cómplice del silencio. Pese a todo, el pueblo palestino resiste y las mujeres son clave en ello.
Así pues, resulta paradójico hablar de derechos bajo la ocupación. En una sociedad tradicional como la palestina, en la que el sistema patriarcal se mantiene fuertemente enraizado, la emancipación de las mujeres se presenta lejana. Sin embargo, el movimiento femenino siempre ha estado ahí, unido a la lucha por la liberación nacional. Las mujeres eran y son las que salen a la calle tras los bombardeos, las que levantan sus hogares de los escombros, las que mantienen a sus familias pese al bloqueo de Gaza... Ellas y su voluntad de seguir siendo pueblo.
Resulta paradójico hablar de derechos, cuando el acceso a la educación se ve limitado al tiempo de espera ante un puesto de control israelí. Las dificultades a la hora de cruzar una barrera militar y las humillaciones a las que son sometidas son una de las causas de deserción escolar femenina.
Resulta paradójico hablar de derechos cuando el derecho al trabajo depende del color del permiso o de la falta de transporte público. Porque en Palestina las diferencias de estatus las indican los colores de las tarjetas de identificación, y de este, el permiso de entrada o salida. Mientras, la comunidad internacional atribuye la escasez de mujeres activas a una cuestión cultural, sin tener en cuenta que antes de la ocupación las palestinas ya trabajaban fuera del hogar.
Resulta paradójico hablar de derechos, cuando el derecho a la vida se encuentra en los fusiles de dos adolescentes israelíes. Bombardeos a objetivos considerados una amenaza a la seguridad, incumplimiento de las ordenanzas militares ilegales o de toques de queda impuestos sin previo aviso, han sido razones más que suficientes para el asesinato de miles de palestinos y palestinas a manos de soldados israelíes. Numerosas palestinas embarazadas fallecen por la imposibilidad de llegar a tiempo al hospital al impedir los soldados israelíes el paso de las ambulancias.
Resulta paradójico hablar de derechos, cuando la ubicación geográfica lo condiciona todo. Las mujeres palestinas son las más vulnerables en el Estado de Israel. El 60% del presupuesto israelí se destina a la seguridad del país y los asentamientos, el resto se reparte primero a los hombres judíos, luego a las mujeres judías, después, si es que queda algo, a los hombres palestinos y por ultimo, a las mujeres palestinas.
Resulta paradójico hablar de derechos ante un estado que aun prohibiendo la tortura en sus leyes la practica a diario. Privación del sueño, denegación de atención medica, palizas, shocks eléctricos, violaciones sexuales, exposición prolongada al sol, al frío o a la lluvia, privación de comida y agua... son sólo algunas de las prácticas más habituales de tortura en las cárceles israelíes. Las mujeres tampoco se libran de ser detenidas, en la actualidad son más de 150 y muchas son arrestadas como método de presión a sus familiares.
En Palestina, desde la ocupación, siempre resulta paradójico hablar de derechos.
Cuando se celebra un siglo del Día Internacional de las Mujeres... en Palestina sus mujeres reflejan la resistencia, y sus derechos, la esperanza de futuro.
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