MujeresNet O sea, si mi hijo sale un machín, será mi culpa y mi marido –su papá, con el que todavía vivo- nada tendrá que ver. Bajo esa lógica, si “sale” homosexual -como si la opción sexual fuera un fenómeno o una enfermedad-, drogadicto, vago, deshonesto, corrupto, narcotraficante o pendejo, también será mi culpa y mi marido tampoco nada tendrá que ver.
Entonces, las mujeres tenemos la culpa de todos los males de la sociedad, del comportamiento humano, de la educación y la formación de valores. Hemos creado sociedades y culturas enteras machistas y por lo tanto misóginas, sexistas y todo lo demás.
La explicación es sencilla: somos las que educamos a los hijos, siempre estamos con ellos y ellas. Nosotras mismas les decimos que no hagan quehacer, les lavamos, les planchamos, les servimos de comer. También somos culpables de la abnegación de las mujeres porque a ellas las ponemos a cocinar, a atender a sus hermanos y a aguantarse los futuros golpes que les lleguen a propinar sus novios o parejas.
Entonces, las mujeres tenemos la culpa de todos los males de la sociedad, del comportamiento humano, de la educación y la formación de valores. Hemos creado sociedades y culturas enteras machistas y por lo tanto misóginas, sexistas y todo lo demás.
La explicación es sencilla: somos las que educamos a los hijos, siempre estamos con ellos y ellas. Nosotras mismas les decimos que no hagan quehacer, les lavamos, les planchamos, les servimos de comer. También somos culpables de la abnegación de las mujeres porque a ellas las ponemos a cocinar, a atender a sus hermanos y a aguantarse los futuros golpes que les lleguen a propinar sus novios o parejas.
¿Y dónde carajo están los hombres? Se argumenta que ellos no pueden hacerse cargo de la crianza, mucho menos de la educación de las y los hijos puesto que sus horarios son “tiempo completo”; están ocupados todo el día, tienen que mantener a la familia. He escuchado de muchos de ellos: “¿qué no saben que lo estoy haciendo por ellos, por mi familia?”
Entonces, ¿qué pasa con las obreras que tienen que salir de madrugada y llegar muy noche del trabajo, las burócratas, las funcionarias con un alto cargo y las representantes populares, las empresarias, las científicas o las campesinas, con horarios laborales de casi 10 horas diarias y con o sin una pareja masculina de tiempo fijo?
De hecho tienen que recurrir a otras mujeres para hacerse cargo de las y los hijos: las abuelas, las tías, las comadres, las suegras, las “nanas” o las guarderías. Entonces, si no somos las mamás, las otras mujeres son culpables.
Si queremos dejarles la responsabilidad de las y los hijos a los hombres como que tampoco se acepta. La figura del hombre cargando al/la hijo/a en el canguro, dejarlas/os en la escuela o ir a la junta escolar ya gana terreno, pero sigue siendo duramente criticada. Ahora que lo veo mejor, parece que la crítica viene de otras mujeres hacia esa mujer que no hace esas actividades, pues son a ella a quien corresponden y si tiene otras cosas que hacer, se debe dar tiempo, organizarse o levantarse más temprano.
Por otro lado, si la presencia de las mujeres (estar dentro de la casa, criar a los hijos) educa; la ausencia de los hombres (cuando trabajan y es el único proveedor) también educa, pues se les enseña que ellos no deben estar en casa, no deben hacer quehacer, no deben lavar pañales, pero como que esto no se entiende.
Debido a que la frase con que titulo esta columna -dicha por hombres y por mujeres- se repite constantemente, mi tolerancia sobre el tema ha disminuido y si trato de explicar que las mujeres no somos culpables del machismo, sino que es un problema más complejo, como que comprueban conmigo la tesis de que las feministas somos irracionales e iracundas. Le busque por donde le busque, la culpa sigue siendo de las mujeres. ¡Me lleva!
No entiendo. ¿Cómo está eso que desde el feminismo combatimos algo que nosotras mismas hemos creado? Lo que me preocupa es que una mentira de tanto que se repite se hace verdad. También me inquieta que aquellos hombres que han logrado rebasar la imagen del “macho mexicano”, se resignen y no les quede otra que volver a ese papel que a lo mejor y ya no les gusta.
Mujeres: en este ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, las convoco a combatir esa frase –y muchas otras- que nos han repetido una y otra vez, y que nos ha hecho mucho daño, antes de que se convierta en una realidad. Luchemos por una vida libre de mitotes y mentiras.
¡Vayamos todas juntas al Encuentro Nacional Feminista, convocado para los últimos días de agosto en Zacatecas, Zacatecas!
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