Diagonal En creole haitiano se utiliza la frase “poto mitan” para hablar de las mujeres: “pilar central”, de la familia, de la sociedad. En Haití, muchas mujeres son jefas de familia, responsables de mantener la economía familiar, cuando los hombres están en paro, emigran forzosamente, o son reclutados por bandas paramilitares.
Las mujeres asumen la carga de los problemas causados por las políticas neoliberales y junto con las y los niños, son las personas más vulneradas en Haití.
Un sondeo realizado por la ONG haitiana Kay Fanm, entre mujeres y niñas haitianas antes del terremoto, documentó que un 72% habían sido violadas y que más del 40% de las mujeres eran víctimas de la violencia de género. En situaciones de crisis aumenta la incidencia de violencia hacia las mujeres -los golpes, las violaciones y los asesinatos. Los hombres expresan su estrés y pérdida del control de su entorno a través de la violencia.
Las organizaciones feministas no solemos especializarnos en la ayuda o la acción humanitaria. Nuestras propuestas de trabajo, de acción social y de intervención son complejas y a largo plazo. La propuesta feminista es política; se suele pensar que la profunda crítica a los sistemas patriarcales y la articulación de nuevas formas de interactuar no tienen lugar en respuestas a emergencias.
Las mujeres asumen la carga de los problemas causados por las políticas neoliberales y junto con las y los niños, son las personas más vulneradas en Haití.
Un sondeo realizado por la ONG haitiana Kay Fanm, entre mujeres y niñas haitianas antes del terremoto, documentó que un 72% habían sido violadas y que más del 40% de las mujeres eran víctimas de la violencia de género. En situaciones de crisis aumenta la incidencia de violencia hacia las mujeres -los golpes, las violaciones y los asesinatos. Los hombres expresan su estrés y pérdida del control de su entorno a través de la violencia.
Las organizaciones feministas no solemos especializarnos en la ayuda o la acción humanitaria. Nuestras propuestas de trabajo, de acción social y de intervención son complejas y a largo plazo. La propuesta feminista es política; se suele pensar que la profunda crítica a los sistemas patriarcales y la articulación de nuevas formas de interactuar no tienen lugar en respuestas a emergencias.
Pero, ¿es posible hablar de una respuesta humanitaria feminista? El enfoque de género en la gestión del riesgo tiene menos de una década de estudio formal y difusión masiva. Este enfoque considera las desigualdades y vulnerabilidades previas al desastre o emergencia, e incorpora éstas en el diseño de la respuesta y en su ejecución. Pero, desafortunadamente, tuvieron que pasar más de dos semanas después del terremoto para que la ONU anunciara que iban a entregar las canastas de ayuda específicamente a las mujeres. Reconociendo lo que se ha planteado y comprobado durante años: si quieres que los recursos y la ayuda lleguen a todos los miembros de la comunidad, tienen que llegar primero a las manos de las mujeres.
Las faltas en la respuesta oficial a la situación, que afecta en mayor grado a las poblaciones vulnerables, mujeres y menores, ha movilizado la solidaridad feminista, y en especial de las feministas de América Latina y el Caribe.
En coordinación con feministas haitianas, dos organizaciones dominicanas –Colectivo Mujer y Salud y el Centro de Investigación para la Acción Femenina– y una organización costarricense, Radio Feminista, han impulsado una iniciativa que reúne fuerzas locales e internacionales.
El Campamento Feminista de Solidaridad Internacional Myriam Merlet, Anne Marie Coriolan y Magalie Marcelin, se nombra en honor de tres líderes haitianas, fallecidas por el terremoto. Se ha organizado como un espacio de referencia para la solidaridad internacional para que los recursos lleguen directamente a las mujeres en su papel de promotoras de atención primaria de todo tipo en sus comunidades devastadas.
Se establece transitoriamente en tres centros: dos en Jemaní, frontera entre República Dominicana y Haití, y uno en Puerto Príncipe. Se inauguró la última semana de enero y ya está funcionando.
Campamento feminista
El Centro de Servicios de atención primaria y de salud integral, además de atender a personas heridas, trata las enfermedades y los traumas provocados por la tragedia. El Centro de Apoyo a defensores y defensoras de los derechos humanos está realizando una labor de observación y denuncia.
Desde el Centro de Comunicaciones se realizan ya transmisiones por internet de la Radio Internacional Feminista. También se ofrecen servicios de noticias. El Campamento Feminista de Solidaridad Internacional responde a las inquietudes de tantas y tantos de nosotros: quién recibe la ayuda, quién participará en la reconstrucción, cómo se puede fortalecer a la sociedad civil haitiana.
Hasta que las agencias logren coordinarse y articularse con la gente que vive la tragedia desde hace más de tres semanas, existe una propuesta local, coordinada por mujeres que conocen las redes sociales locales, las personas que les pueden decir que a dos calles de aquí, hay un anciano que necesita atención urgente o que mi vecina está embarazada y no puede salir. A estas mujeres debe llegar la ayuda y la solidaridad tangible para seguir adelante.
Una historia de lucha
Desde antes de la revolución que llevó a la emancipación al pueblo haitiano hasta hoy, las mujeres han luchado por la libertad de sus hermanas y hermanos. Han conformado la fuerza laboral del país, trabajando en la industria agrícola, en fábricas, y formando la base del comercio y los mercados locales. Tras su oposición a la primera ocupación estadounidense en 1915-1934, lucharon en las décadas post ocupación por la educación y la participación ciudadana. Lograron el derecho al voto en 1956, aunque lo perdieron bajo la dictadura de los Duvalier de 1957-1986.
Amanda M. Gigler, de Calala, Fondo de Mujeres.
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