Mujeres La Habana.-Más de 50 millones de abortos se llevan a cabo cada año en todo el mundo y la mayoría se practican en condiciones inseguras en países en vías de desarrollo.
También se calcula que anualmente ocurren unas 90 mil muertes maternas asociadas a complicaciones de abortos en situación de riesgo, mientras otras 580 mil suceden por complicaciones del embarazo y el parto.
Desde tiempos lejanos, las mujeres se vieron impulsadas a interrumpir un embarazo por muchas y muy diversas razones.
La necesidad de no procrear más, dificultades económicas asociadas a la manutención del hogar, problemas congénitos en el feto, que la gestación sea producto de una violación sexual o incesto, son algunas de las más frecuentes.
Además, conservar un empleo o continuar un programa de educación, pueden ser otros de estos motivos.
También se calcula que anualmente ocurren unas 90 mil muertes maternas asociadas a complicaciones de abortos en situación de riesgo, mientras otras 580 mil suceden por complicaciones del embarazo y el parto.
Desde tiempos lejanos, las mujeres se vieron impulsadas a interrumpir un embarazo por muchas y muy diversas razones.
La necesidad de no procrear más, dificultades económicas asociadas a la manutención del hogar, problemas congénitos en el feto, que la gestación sea producto de una violación sexual o incesto, son algunas de las más frecuentes.
Además, conservar un empleo o continuar un programa de educación, pueden ser otros de estos motivos.
Pero la cada vez más temprana iniciación sexual, el incremento de las relaciones no seguras, el desconocimiento de la anticoncepción y el difícil acceso a los servicios de regulación de la fecundidad, determinan que aún hoy exista un gran número de embarazos indeseados y sean muchas las mujeres que buscan su terminación.
Las limitaciones legales hacen del aborto clandestino una opción muy usada para dar al traste con una concepción impensada, a pesar de que legisladores y profesionales médicos están conscientes de las graves consecuencias para la salud de la mujer y de los costos económicos que causa.
Estimado un serio problema sanitario, la interrupción del embarazo es un tema muy controvertido en muchas naciones del mundo.
Sin embargo, está demostrado que existen recursos médicos adecuados, los que junto al buen desempeño de los servicios de planificación familiar, pueden reducir enormemente las gestaciones no programadas.
La anticoncepción de emergencia (ACE) es uno de ellos. Conocida también como píldora del día después, además de evitar embarazos no deseados, permite a la mujer construir su autonomía.
Motivo de polémicas de diversa índole, en particular porque hay quienes consideran tiene efectos abortivos, la realidad es que la ACE es un procedimiento seguro y eficaz, de uso adecuado y ventajoso, asegura el doctor Jorge Peláez Mendoza, presidente de la Sección Infanto-Juvenil de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Cuba.
En conversación con Prensa Latina, el experto indicó que se trata de un grupo de estrategias que pueden usar las mujeres en las primeras horas o días posteriores a una relación sexual no protegida para evitar la gestación.
Resaltó que no existe evidencia científica de que la anticoncepción de emergencia inhiba la implantación de un óvulo ya fecundado, de ahí que no se considera un proceder abortivo.
Peláez destacó cómo a pesar de que la ACE, en forma de anticonceptivos orales, está disponible en muchos países de la región, el conocimiento de su existencia ni es común ni se fomenta, esto incluye incluso a gran parte de los Estados Unidos, agregó.
Considera que las adolescentes constituyen un grupo que debe tener acceso fácil a la ACE, debido sobre todo a su especial vulnerabilidad en la sociedad, aún cuando se precisa de consejería y educación para facilitar una correcta decisión, reducir la ansiedad, brindar apoyo y proporcionar información en cuanto a las alternativas.
La ACE garantiza el derecho a la vida pues reduce la posibilidad de muerte asociada al parto y el aborto, a la salud (incluye la sexual y reproductiva), a la libertad, seguridad e integridad personal, manifestó Peláez.
Permite, además, decidir el número e intervalo de los hijos, decidir libremente y sin interferencias sobre las funciones reproductivas de la mujer, avala el derecho a la equidad de género y la no discriminación.
La Anticoncepción de Emergencia se instaura dentro del marco de los derechos humanos vigentes en las adolescentes y jóvenes, los que están reconocidos en diferentes convenciones, conferencias y tratados internacionales, concluyó Peláez.
*Doctora en Medicina. Periodista de la Redacción de Ciencia y Tecnología
Fuente: PL
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